Si estás preparando una escapada a Amsterdam de más de dos días, igual te apetece hacer una excursión a los pueblos que hay cerca de la ciudad. Lugares pintorescos, pueblos holandeses con encanto, que te permiten conocer un poquito más de la zona. A nosotros nos encantó la experiencia, y se puede realizar usando el transporte público.
En las anteriores entradas hemos ido haciendo una guía con los principales puntos que visitamos en Amsterdam en nuestra corta experiencia en los Países Bajos, por si os puede interesar:
Y ahora vamos con la excursión por los alrededores de Amsterdam. Los pueblos que nosotros elegimos fueron solo tres, ya que pretendíamos llegar relativamente pronto a Amsterdam para aprovechar un poco el final de la tarde y la noche en la ciudad, ya que no disponíamos demasiado tiempo. Los elegidos fueron Edam, Volendam y Marken.
Transporte
Son tres lugares que están comunicados entre sí de dos maneras. Autobús o autobús y ferry. Nosotros como queríamos tener experiencias diferentes, lo que hicimos fue ir de Amsterdam a Edam en autobús. Luego de Edam a Volendam en autobús también, y de Volendam a Marken en Ferry. Para volver, nos hicimos de Marken a Amsterdam en autobús directamente.
Si alguno no queréis coger el ferry, bien porque no entra en el precio del billete y os parece caro, bien porque no os gusten los barcos, o el motivo que sea, es importante que sepáis que de Volendam a Marken no se puede ir directamente en autobús, hay que ir a un pueblo que se llama Broeck in Waterland (que no debe estar mal) y de ahí ya podéis acercaros a Marken.
El autobús se coge en la Estación Central. Nos costó dar con él, lo reconocemos. Está en la planta de arriba, y allí mismo hay una especie de caseta donde se venden los billetes, vosotros seguid las indicaciones de “bus”. Hay que pedir el “Ticket Waterland” y su precio era el año pasado de unos 10 Euros aproximadamente. Con este billete cubres todos los trayectos a excepción del Ferry. Que ahora mismo no recordamos el precio que tenía, aunque rondaba los 5 euros por persona. Ese día, como amaneció lloviendo, a nosotros hasta nos regalaron dos impermeables, que no llegamos a necesitar y deben andar por casa dando tumbos cada vez que hacemos el cambio de ropa de armario.
En cuanto al número de autobús que hay que coger, no os preocupéis, os darán un mapa junto con el ticket para que os orientéis. En más de un trayecto valen varios, la diferencia es que uno va más lento que otro. De Amsterdam a Edam valía el 312, 314 y 316. De Edam a Volendam el 316, y luego además había un 110 que iba haciendo los mismos recorridos pero con más paradas. Así que casi mejor cualquiera de los otros. Y de Marken a Amsterdam el 315.
Edam
Nos metemos en la zona denominada Waterland, no cuesta imagina el motivo. Terreno ganado al mar y conformado por un montón de pueblecitos que no distan más de 40 km de Amsterdam.
Edam es nuestra primera parada. Al pronunciar o escuchar su nombre nos viene irremediablemente el recuerdo del queso a nuestra memoria.
El trayecto en el autobús es corto, no más de 30 minutos. Vas dejando campos verdes y llanos a los lados. Es difícil ver ni una sola colina a los lados. Al llegar todo parece tan coqueto. Es muy verde, y sus casas se reparten por aquí y por allá. Se respira una paz total en el ambiente.
Por suerte, contó con la producción del famoso queso de bola, como lo llamamos nosotros, el queso Edam, y Carlos V, le dió el privilegio de tener mercado semanal en la plaza.
Merece la pena callejear, entrar en algunas de sus tiendas y catar algún quesito. Mucho verde, agua... Dejarse llevar en un plácido paseo, hasta poner rumbo a Volendam. Pueblo vecino, y que juntos forma casi uno.
Volendam
En menos de 10 minutos hemos llegado a Volendam y, desde donde nos deja el autobús, nos vamos acercando a su puerto. El día empieza a despejar ligeramente y escuchamos bastante ruido desde lo que podríamos llamar su paseo marítimo.
Antes de llegar a él, nos encontramos con un mercado de queso en una de las plazas, nos damos una vuelta y seguimos caminando hacia el puerto por sus calles del centro.
Por supuesto, decidimos que esa sería nuestra comida del día. Los probamos de arenques y gambas holandesas, que son gambas miniaturas, básicamente, y van cubiertos con salsas. La verdad que están buenos, especialmente el de arenques. Nos los tomamos sentados en unas escaleras rodeados por gente y con el ruido del mar de fondo.
Entramos en varios comercios y vemos hasta una explicación didáctica en una de las tiendas de queso, donde te explican los beneficios del mismo y parte de su elaboración. Pero era difícil seguir a la mujer, vestida con traje regional. Era difícil porque cuando dijo su edad, y la miré no daba crédito. Si el queso hace eso, oh Señor, quiero queso para desayunar, comer y cenar.
Al lío... después de comer, y tras un paseo y un par de quesos que nos llevamos, sale el Ferry que lleva a Marken.
Aproximadamente 20 minutos es lo que tarda en llegar, el trayecto se hace corto y se agradece sentir la brisa del mar en mayo (entendedlo somos de Madrid).
El pueblo nos parece precioso. Todas las casas están tan cuidadas, su pequeño puerto, los jardines llenos de detalles, los puentes. Se considera una pequeña península, ya que es un dique la que la une con el resto. Un pueblo tradicionalmente pescador que durante bastante tiempo estuvo aislado, por lo que también han desarrollado un dialecto propio.
Cuando estamos allí, nos alegramos muchísimo de haber dejado para el final este lugar, es realmente pintoresco. De hecho, ha salido el sol y nos vamos a su puerto a tomarnos algo en la terraza con vistas directas al puerto. Reconozco que me conquistó ese momento ahí sentados.
La experiencia recorriendo algunos de los pueblos de Waterland fue maravillosa. Al irnos tres días y un poco teníamos muchas dudas sobre sí hacíamos bien o no, en dedicar un día a esto.
Sabemos de gente que con una mañana ha hecho el mismo recorrido, pero nosotros nos fuimos parando en los arenques, en el café de Marken, en hacer fotos, paseos, lo tomamos con mucha tranquilidad, y llegamos a Amsterdam hacia las 18.00 ´más o menos.
Que aún nos dio tiempo a aprovechar el tiempo. Al final nos alegramos muchísimo de haber tomado la decisión de acercarnos, y si lo tenéis en mente, sin duda, os lo recomendamos. Pueblos pintorescos en los Paises Bajos, ¿no suena irresistible?