7 de marzo de 2016

13 días en Austria. Día 3: Salzburgo y Palacio de Hellbrunn con los Juegos del Agua

El día 3 de nuestra visita se iba a centrar en visitar Salzburgo, ciudad romántica por excelencia y lugar natal de Mozart.

Salzburgo

Tras el intenso día anterior, lleno de paisajes y experiencias, nos levantamos bastante temprano y bajamos a desayunar. En unos 40 minutos estamos listos para salir camino a Salzburgo. Desde Golling an der Salzach (donde teníamos nuestro alojamiento) hasta la ciudad hay unos 35 minutos en coche más o menos. 

Hasta la fecha, no os habíamos comentado, pero los límites de velocidad en Austria están en los 130 km/h en las autopistas, lo que pasa es que constantemente nos encontramos carteles luminosos que limitan la velocidad a 100 km/h. Circulamos siempre con nuestro Gps, que no nos hizo demasiadas “tomtonadas” durante este viaje.

Salzburgo

Para visitar Salzburgo hay varias opciones turísticas. Existe la Salzburg Card, una tarjeta que te cubre las principales atracciones de la ciudad y el transporte dentro de la ciudad dentro de la duración que solicites. Hay tres modalidades, 24 horas (24 euros), 48 horas (32 euros) y 72 horas (37 euros). Por otro lado, si os habéis sacado la Salzburgerland Card (de la que os hablamos aquí), ésta lleva implícita la Salzburg Card de 24 horas, así que disponéis de un día completo para hacer uso de la tarjeta en la ciudad y disfrutar de todas sus ventajas, tanto transportes, como museos, monumentos, etc. Esta era nuestra situación. 

Luego tenéis la opción de visitar la ciudad sin sacar ningún tipo de tarjeta, entrando a lo que consideréis oportuno si os apetece, o contratando algún tour guiado, o simplemente paseando si así lo deseáis.

En Salzburgo es importante el tema del aparcamiento. Si llegáis a la ciudad en coche no es especialmente sencillo aparcar. En nuestro caso llevábamos una dirección que, tal y como habíamos visto, parecía no estar demasiado lejos del casco antiguo y no ser zona de estacionamiento regulado, aun así contábamos con que lo más seguro es que tuviéramos que tirar de parking. Lo cierto es que entre unas cosas y otras, según entramos a la ciudad, acabamos llegando al lado de la muralla donde parece que había un sitio, junto a otros tres coches más, justo antes de un mini tunel y a la altura de los Jardines de Mirabell al otro lado del río. En ese espacio había un parquímetro (los sábados se paga también), pero estaba tapado con una bolsa como si no estuviera operativo.

Salzburgo

Los coches de al lado no tenían ticket, nosotros decidimos dejar el coche allí aparcado, como si no hubiera peligro alguno… Y allí pasó la jornada entera mientras nosotros nos derretíamos por las calles de Salzburgo en un día axfisiante que superó los 37 grados, pensando que íbamos a morir en cualquier instante y tendrían que expatriarnos convertidos en lava. 

Cuando volvimos por la tarde a recoger el coche (vivos, sí), cuál fue nuestra sorpresa al ver que el parquímetro ya no tenía bolsa y que los coches vecinos todos tenían ticket puesto. ¡Ups! A día de hoy seguimos sin descruzar los dedos, porque de momento, no tenemos notificación de infracción alguna. Parking gratis en Salzburgo para nosotros, yupiiii…

Salzburgo

Salimos del coche, era bastante temprano, no llegaba a las 9:30h y, creednos, aunque parezcamos exagerados, que en el semáforo que tuvimos que esperar para cruzar y adentrarnos en el casco histórico, bien pegaditos al río, cuando un rayo tocaba un cachito de nuestra piel, se abrían los grifos corporales y se sudaba a mares… No somos personas de sudar con facilidad, y según caminábamos íbamos notando las gotas resbalar hasta donde la espalda pierde su nombre y no llegaban hasta los tobillos porque antes pasaban al estado de evaporación...

Si nos dicen alguna vez que, yendo a Austria en verano, planificando unas vacaciones por los Alpes, íbamos a pasar ese calor, no lo habríamos creído. Calor que había que sumar al recalentamiento que traíamos de más de mes y medio de Madrid. La Ola de Calor estaba en toda Europa.

Salzburgo

Y así, empezamos nuestra visita a la ciudad sin sombras…

Llevábamos un mapa, que nos habían enviado de la Oficina de Turismo de Austria, así que con los puntos más trascendentales marcados decidimos comenzar la visita. Lo suyo habría sido acercarse a la Oficina de Turismo pero, en este caso, lo llevábamos preparado.

Los sábados en Salzburgo hay una especie de mercadillo al aire libre. Así, en el casco, se puede ver a multitud de personas entre puestos de objetos y alimentos repartirse. Hay muchísimo ambiente.

Salzburgo

De Salzburgo, conocido por su romanticismo esperábamos un callejeo coqueto, un lugar inspirador, una ciudad centroeuropea de esas que te enamoran los sentidos. Todo el mundo habla tanto de Salzburgo... Y Salzburgo es bonito pero, para nosotros, el verano, el sol tan potente y directo, el cielo sin una nube, la luz poderosa e infinita de una ola de calor junto con sus fachadas tan planas que la caracterizan y tan blanquecinas, hacía que todo brillara tanto que se perdía lo que para nosotros imaginamos que tiene que ser Salzburgo en invierno, o en otoño, o quizá un día de un verano cualquiera “normal”, con menos sol y alguna nube. Con rincones con sombras suaves, con calles con algún contraste más, con algunas farolas encendidas, con un paseo fresco, donde te metas a tomarte una tarta sacher o un café caliente. Y no andes mendigando un trozo de hielo que meterte en la boca o una botella de agua fría, para que no te de una lipotimia de calor mientras paseas.

Salzburgo

Lo primero que hacemos tras una rueda de reconocimiento es dirigirnos hacia la fortaleza de Salzburgo (Hohensalburg Fortress).

La fortaleza de Salzburgo se encuentra en la parte alta de la ciudad. Para acceder a ella se sube en una especie de tren cremallera-funicular que se coge en el mismo centro de Salzburgo (Calle Festungsgasse). Dicen que es de las fortalezas más grandes y mejor conservadas de la zona. Si viajáis con tarjeta, bien Salzburgerland o Salzburg Card, está incluida y por tanto es gratuito. Si no, el precio de los adultos (2015) es 11,30€ con funicular, y 8€ sin él. Los precios para niños son reducidos, de 6 a 14 años, 6,50€ y 4,50€, respectivamente, en función de si se accede con funicular o no. Los menores de 6 años no pagan.

Salzburgo

La fortaleza forma parte importantísima tanto de la historia de Salzburgo como del perfil de la ciudad, siendo en él, como la guinda del pastel, situándose en la parte más elevada de la ciudad, con ella a sus pies.

Desde la entrada a la fortaleza, en la parte alta se tiene una excelente panorámica de la ciudad. Un bonito lugar que, además, a la hora que fuimos nosotros estaba en sombra para poder vislumbrar los tejados de Salzburgo, el río y la ciudad en su conjunto.

Salzburgo

Con la entrada a la fortaleza tenéis acceso a una audioguía en vuestro idioma. Os recomendamos que, nada más entrar al patio, busquéis el punto de información para adquirir la audioguía antes de empezar la visita, no como nosotros, que exhaustos comenzamos la visita y llegamos a recoger la audioguía cuando ya llevábamos media visita hecha.

La Audioguía se adquiere en el acceso que hay para subir a la Torre Vigía, otro lugar maravilloso desde donde obtener unas vistas de 360 grados. Como anécdota, cuando subimos, aquí “el que no escribe” creyó que ahí arriba le iba a dar un vahído del calor y, mientras yo me derretía cámara en mano, salió escopetado, diciendo que ahí arriba no aguantaba un segundo más y huía camino de una sombra abriéndose paso entre la multitud como un famoso pillado por paparazzis.

Salzburgo (Hohensalburg Fortress)

La fortaleza se comenzó a construir a principios del s. XI, en la visita descubriréis más sobre su Historia. Es un tanto peculiar y, de nuevo, debido a esa solanera que caía ya casi al mediodia nos dió un ataque de risa, cuando “el que no escribe”, en medio del patio interior no se le ocurrió otra cosa que decir, que tal y como caía la luz y el sol, más que una fortaleza ese patio le recordaba a un cortijo o una cartuja… Así ha quedado en nuestro recuerdo, como la fortaleza-cortijo.

Salzburgo (Hohensalburg Fortress)

El día previo a esta visita, pensábamos por la noche, tumbados en la cama, mientras consultábamos el pronóstico meteorológico por internet, que a pesar de las altas temperaturas, lo bueno sería que al visitar una ciudad al entrar en sus monumentos, etc, nos refugiaríamos del calor. Pero ¡Ay amiguitos! allí ni hay aire acondicionado, ni los interiores se refrescan….

Salzburgo (Hohensalburg Fortress)

Al salir de la fortaleza, empezamos a pasear. 

Entramos la Iglesia de San Pedro (Stiftkirche St Peter, es gratuita, visitamos la colegiata y el cementerio (el más antiguo de la ciudad) que la rodea, dicen que uno de los más bellos que existen (no sé si quién lo dice habrá visto el cementerio de Luarca, guiño para los asturianos).

Salzburgo

El interior del templo religioso, de estilo rococó, es sorprendente y su techo totalmente abovedado con frescos, del s.XVII, muy llamativo. Merece la pena una visita.

Salzburgo Stiftkirche St Peter

La parte más antigua del cementerio son las Catacumbas, a las cuales se puede acceder de manera gratuita con las tarjetas turísticas y, en caso de no tenerlas, por un importe de 1€.


Están excavadas en la roca del monte Monchsberg y, a través de unos cuantos escalones se va accediendo a diferentes capillas, desde las cuales, además, se tiene buenas vistas del recinto de Iglesia y cementerio de San Pedro. Estas catacumbas las utilizaron ermitaños para vivir.

Salzburgo

Casi era la hora de comer, y como somos unos valientes, unos intrépidos e inconscientes turistas, con el cerebro calcinado y sin agua en nuestro interior, rozando la deshidratación, decidimos que dado que no hay aire acondicionado en casi ningún lugar, vamos a comer en el mercado de Salzburgo, así, a pelo, al aire libre. Ahí en un puestecillo con un mini toldo, apoyados en una esquinita, de pie, por supuesto. En mi caso como sé que el hielo es un bien codiciado, directamente pido una botella de agua, pensando que si me lanzo a una Coca Cola, en 10 minutos eso sería una infusión con gas. “El que no escribe” continua con su ya dosis diaria de cerveza y, por primera vez, optamos por las salchichas. Ahí cada una de ellas lleva su pan específico, así que, guiados por el amable austriaco (suponemos) que nos atiende elegimos unas Frische (austriacas) con mostaza y unas Munchen (alemanas) con una salsa dulce. Nos encantan las dos, especialmente las primeras.

Salzburgo Salzburgo


Así que mientras vemos caer el sol en vertical sobre todo lo que no es sombra, a excepción de nuestro mini toldo, compartimos la mínima sombra y bebemos sin cesar mientras le damos a las salchichas.

Y tras este paréntesis, continuamos, con bastante sopor y debilidad, la visita.

Ponemos rumbo hacia el ascensor que da acceso al Museo de Arte Moderno de Salzburgo. Con la Salzburgerland Card, el uso del mismo es gratuito y leemos que desde arriba se obtienen unas bonitas vistas de la ciudad. Y se tienen, pero si os somos sinceros, en ese momento para nosotros, lo más preciado que se obtuvo fue un banco con sombra.

Salzburgo

Creo que no volvimos a ver otro hasta días después. Un banco con sombra en un parque que rodea al museo, donde nos dejamos caer, cruzados, cabeza con cabeza, amarrando nuestras mochilas con las cámaras, inmortalizando la agonía con una autofoto y con un papel abanicando e intentando que corriera el aire, hasta dar ligeras cabezadas y retomar un poco de fuerzas.

Deciros que hasta que llegamos a este punto pasamos por diversas callejuelas y plazas de interés que os pasamos a mencionar.

Salzburgo Getreidegasse

La calle Getreidegasse es una de las calles comerciales más coquetas de Salzburgo, estrecha con esas fachadas y los carteles que las adornan. El acceso a patios interiores de algunos edificios, artesanía, historia… En ella se encuentra la casa natal de Mozart. Aparte, para aquellos interesados en las residencias de Mozart, en la Marketplatz, se encuentra Mozart Wonhaus, la casa en la que vivió de adulto durante unos años el afamado compositor.

Salzburgo

La plaza donde se encuentra la Residenz de Salzburgo (Resindenzplatz) es muy llamativa. Grande, de estilo barroco, con una fuente en el centro Residenzbrunnen imponente, sus 4 caballos, el tritón. Se dice que es uno de los monumentos barrocos más importantes de centroeuropa.

Salzburgo Resindenzplatz

En esta plaza se encuentran edificios como la Residenz de Salzburgo, la cual no visitamos en su interior (aunque está incluída con la tarjeta). También el Glockenspiel, con su carrillón, formado por 35 campanas, la Catedral o la Iglesia de San Miguel. Lindando con esta plaza, también se encuentra la Mozartplatz.

Salzburgo Mozartplatz.

Estando en esta plaza pudimos disfrutar de un rato de música en directo que tocaban unas cuantas personas, vestidas con la indumentaria típica de allí, que en el caso de uno de ellos iba formada por unas medias de lana que solo al mirarlas sentí el desvanecimiento.

Salzburgo

La Plaza Dom es otra de las que visitamos. Allí se encuentra el acceso a la Catedral de Salzburgo. En nuestra visita estaba llena de andamios y asientos, preparada para algún evento y concierto, por lo cual, tuvimos dificultades hasta para poder sacar la fachada del templo.

Catedral de Salzburgo

El acceso a la catedral es gratuito. El aspecto actual del mismo data del s.XVII, aunque tuvo que sufrir una reconstrucción, tras la Segunda Guerra Mundial, cuando quedó dañada. Principalmente, es de estilo barroco y tiene 142 metros de largo y en la zona más alta unos 33 metros.

Catedral de Salzburgo

Volvemos al momento siesta, donde nos habíamos quedado sudando y cabeceando a partes iguales. Bastante agobiados por el calor, decidimos que va siendo hora de ir terminando la visita. Las horas del centro del día eran las peores en esta ola de calor. Y nosotros estábamos por las 15:30 más o menos.

Antes de irnos, y cerca de donde habíamos aparcado, nos quedan los Jardines de Mirabell. Son los jardines que pertenecen al Palacio de Mirabell. Reconocidos tanto palacio como jardines como Patrimonio Nacional de la UNESCO. Nosotros llevamos como objetivo los jardines, porque en nuestra mente está acercarnos por la tarde a uno de los pases de Los Juegos del Agua que se celebran en el Palacio de Hellbrunn, a las afueras de la ciudad.

Salzburgo

Para llegar a ellos, eso sí, cruzamos uno de los puentes más populares de la ciudad que cruza el río Salzach, el Puente Mullnesterg, desde donde se obtiene otra preciosa vista de la ciudad.

Os somos sinceros, no paseamos demasiado por los jardines, estábamos realmente exhaustos. Seguro que lo habéis pasado muchos, esos días que estás sudando desde primera hora de la mañana y no paras ni un segundo. Ese calor que al respirar por la boca te llega hasta los pulmones caliente, esa sed acumulada que por más que bebas a lo más que aspiras es a tener una piscina olímpica en el estómago y la boca como si te hubieras comido medio kilo de polvorones. Por más agua que bebas, llegas tarde a tu deshidratación.

Jardines de Mirabell Salzburgo

Los jardines son preciosos, y la sombra preciada… Así que un rato después decidimos ir hacia el coche, que estaría a no más de 10 minutos para poner rumbo al Palacio de Hellbrunn.

Pensamos que teníamos que hacer algo que se adaptara a las circunstancias medioambientales, así que el Palacio con sus Juegos del Agua era buen candidato.

Jardines de Mirabell Salzburgo

Esto de los Juegos del Agua, suena un poco a los Juegos del Hambre. Por suerte es bastante más lúdico que los segundos.

La entrada al Palacio está incluída en la Salzburgerland Card, por eso nos animamos. Si no, son 10,50€ y en tal caso, probablemente habríamos optado por otra visita. Aunque si vais con niños se lo pasarán pipa. 

La visita al interior del Palacio se hace en apenas 30 minutos. Vas con audioguía y te va contando un poco la Historia. A nuestra llegada nos encontramos una boda en la puerta, muy romántico todo… Los brillos que debía llevar la novia en la cara se debían reflejar al otro lado del país.

Palacio de Hellbrunn

No nos queremos extender mucho aquí, porque se nos va la entrada de las manos. Pero básicamente se trata de un palacio que se construyó en una zona de manantiales, etc, como residencia de verano. Los Juegos del Agua se pueden disfrutar desde abril hasta noviembre.

Palacio de Hellbrunn

El palacio fue construido teniendo en cuenta al agua en todo momento, y sus jardines esconden numerosos secretos que se irán desvelando poco a poco, y para los que es importante que no te importe mojarte. Fuentes, chorros ocultos, grutas, cuevas, mesas… Un jardín romántico donde el agua es el protagonista.

Palacio de Hellbrunn

La visita a los jardines y Juegos del Agua es cada 30 minutos, guiada y dura unos 45 minutos. Se realiza en inglés y alemán simultáneamente. A nosotros nos gustó y nos divirtió mucho, fue muy curiosa… y lo más importante, nos refrescó. Nosotros pensábamos que sería algo similar a las Fuentes del Palacio de la Granja, pero no es el mismo concepto y no queremos contar más que luego se chafan las sorpresas…

Palacio de Hellbrunn

Con la tarde bastante avanzada, ponemos rumbo al hotel, de nuevo hay que llegar antes de las 20:30h. Ha sido un día agotador, y cuando vemos la hora al llegar a nuestro alojamiento, vemos que tenemos tiempo para un baño es su minipiscina exterior.

Bañadores puestos salimos al jardín y estamos solos. La piscina es tan chiquitita que tiene un chorro de estos para que nades contra él. El agua está bastante fría, pero nos es perfecto para recuperarnos. Estamos un rato disfrutando del agua hasta que intuimos que se nos va a ir el tiempo de las manos y nos tenemos que duchar antes de cenar.

Palacio de Hellbrunn

Esta noche probamos nuevos platos, setas, pasta. En esa terraza que nos quita el sentido y donde las avispas ya casi ni me estresan. “Casi”, he dicho “casi”... Va cayendo la noche, va bajando la temperatura, va entrando el sueño, y vamos pensando… “mañana más”...

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