Había una vez, un mercado, sito en el centro de Madrid. No era un mercado cualquiera, fue el primer mercado cubierto que se construyó en la capital, era entonces el año 1835. El mercado estaba en la Plaza de San Ildefonso, y la Iglesia de San Ildefonso daba nombre a plaza y mercado.
Durante muchisimos años, más de un siglo, hasta 1970, este lugar fue un hervidero. Diferentes puestos de alimentos y otros productos, idas y venidas. El Madrid castizo se movía incesante, entraba y salía del mercado de abastos.
Los años 70 acabaron con el derribo del mercado y, más de 30 años después, llegó la inauguración de un nuevo mercado, muy diferente al anterior, ubicado a unos cuantos metros del lugar en el que se encontraba el primero. Ahora, se encuentra en la calle Fuencarral esquina con la calle Santa Bárbara. Este nuevo recinto es nombrado como Mercado de San Ildefonso, en homenaje al primer mercado cubierto en la historia de Madrid y la proximidad a la que éste se encontraba.
El Mercado de San Ildefonso ahora es lo que se denomina un Street Market, o al menos pretende seguir esa filosofía. Ya sabemos que la fiebre por la reinterpretación de los mercados lleva años sucediéndose en Madrid, en España y en parte del extranjero.
La ubicación de este lugar es excelente para hacer una parada a descansar y tomar fuerzas tras, por ejemplo, una mañana de compras o, simplemente, tras darnos un paseo por la comercial calle Fuencarral que, desde que se transformó en peatonal, se ha convertido en uno de los lugares más transitados con un excelente ambiente. Su proximidad a barrios como Tribunal o Chueca, hacen que sea un destino atractivo para un picoteo también.
Ese descanso no es para adquirir materias primas (verduras, carne, o pescado en bruto), porque este mercado pasa a convertirse en un rincón de oferta gastronómica variada y elaborada, productos manufacturados principalmente. Unos 19 puestos, con diferentes elaboraciones de calidad, y que están preparadas, si así lo deseas, para podértelas llevar (take away), pero también, si gustas, es perfecto para tomártelo allí.
El Mercado de San Ildefonso se divide en varias plantas (3). Su decoración es exquisita, mantiene un estilo urbano, industrial y una iluminación maravillosa. Para ello, aparte de las bombillas artificiales, el edificio cuenta con una excelente iluminación natural que se cuela por sus ventanales con vistas a la ciudad.
Es un mercado acogedor, coqueto, original y no muy grande, lo que hace de él un lugar apetecible. Los fines de semana se convierte en un punto de encuentro para tapear y charlar. Un espacio que se llena. No os fiéis de las fotos, que están tomadas en un día laborable y por la mañana, nada que ver la afluencia con lo encontrarás en fin de semana.
Embutidos, mariscos, tapas, croquetas, guisos, tacos, brochetas, frituras, hamburguesas. Vinos, cafés… Cada puesto especializado en una dirección, para seleccionar qué es lo que te apetece y llevártelo tú mismo a una de sus mesas, bien de las que encontrarás en su interior, o las habilitadas en su patio-terraza. O si lo deseas, tomarlo de pie en algún hueco del mercado, o en la misma calle.
Un mercado madrileño, pensado para que la gente entre y salga, se encuentre, charle, ría, beba y coma ¡Lo que nos gusta la gente y la gastronomía por aquí y por allá!. Una propuesta informal en un espacio diferente.
Los mercados se reinventan, está claro. En Madrid, ya os hemos hablado del Mercado de San Miguel o el Mercado de San Antón, por si os interesa saber de ellos. Dos mercados que han sufrido una transformación y dónde actualmente también se puede disfrutar de una oferta gastronómica muy interesante. A nosotros, ambos también nos encantan.
Así que, si aún no lo conocéis y un día de estos no tenéis un plan claro, os recomendamos que hagáis una visita al Mercado de San Ildefonso en uno de los barrios emblemáticos de Madrid, Malasaña ¿A quién no le gusta una paradita gastronómica en un lugar innovador aliñado con una historia del pasado?
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¿Tienes planes hoy?
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