La pequeña isla o islote donde se encuentra la Ermita de San Juan De Gaztelugatxe está bañada por el mar Cantábrico. Pertenece al País Vasco (Euskadi) concretamente a Bermeo, en Vizcaya (Bizkaia) y a escasos kilómetros de otros pueblos con encanto como Mundaka.
Este lugar que hoy os mostramos es un sitio mágico. Un rincón costero de belleza espectacular que estamos segurísimos de que a ninguno os decepcionará. Contemplarlo desde la distancia puede ser bastante sencillo, pues hay algún mirador accesible a pie sin demasiado esfuerzo. Pero aunque desde lejos os parezca que llegar hasta la Ermita de San Juan Bautista, situada en la parte alta del islote, es demasiado cansado, no es para tanto el asunto y nosotros os recomendamos que os animéis a bajar la ladera y luego subir los 241 escalones que los separan del templo, ya que gozaréis de unas vistas y sensaciones impresionantes. De hecho, os vamos a dar más de una alternativa para acceder al lugar.
En el entorno hay varios espacios habilitados para estacionar y, en función de la opción que prefiráis para acceder a los pies del puente de los escalones, será mejor una que otra. De hecho, abajo, justo donde empiezan las escaleras hay un pequeño aparcamiento que las diferentes veces que hemos ido siempre estaba cerrado, creemos que es por el estado del terreno, ya que la pasada Semana Santa la parte asfaltada se veía bastante deteriorada. Así que partiremos la premisa de que no se puede acercar uno tanto como le gustaría y que hay que aparcar en la parte alta de la colina.
Desde arriba hay dos formas de acceso. La primera (coordenadas del aparcamiento: 43°26'34.1"N 2°46'19.4"W), una pista medio asfaltada y ancha os irá llevando hasta los pies del puente desde donde comienza la subida a la Ermita. Este camino es un poco más largo que el siguiente que os vamos a decir pero a favor tiene que el porcentaje de desnivel es menor. Otra ventaja de este camino, es que está más acondicionado que el próximo del que os vamos a hablar y, como por esa zona llueve bastante, es más seguro y tiene menos barro.
La otra forma de acceso se hace desde los alrededores del restaurante Enarpi (coordenadas del aparcamiento: 43°26'26.5"N 2°47'00.3"W), donde sale un camino señalizado hacia la Ermita de San Juan de Gaztelugatxe. Esta opción es la que nosotros tomamos hace unas semanas. Nada más coger el inicio, la cuesta abajo es bastante pronunciada, primero por una zona más boscosa,, con el suelo empedrado que te lleva hasta un mirador, desde donde está tomada esta fotografía.
Hasta aquí la distancia es muy poca. Desde unos pasos antes de aproximarte al mirador, a la derecha, sale una especie de camino de cabras que es el que hay que tomar, se ve bastante claro. En algunos tramos hay una especie de barandilla de madera para apoyarse, y otros tramos no tienen nada. La mayor dificultad que tenía este tramo, que no es muy largo, es que estaba lloviendo intermitentemente pero de forma constante, con lo que el terreno estaba mojado, y entre vegetación, raíces de árboles, piedras y pendiente, eso resbalaba bastante. Lo favorable de este camino es que es más corto que el anterior y, si el terreno no estuviera húmedo, no representaría esa dificultad. De hecho, la vuelta decidimos de nuevo hacerla por este trayecto en esta ocasión.
La bajada a la ida tenía el problema de la humedad, la subida a la vuelta, de la fatiga. Hay que tomárselo con calma y sin prisas porque merece mucho la pena. Y el inconveniente común para ambas es que aquí el porcentaje de desnivel es bastante más elevado, ya que se suben los mismos metros en menor distancia. Nosotros preferimos la subida a la bajada.
Al final, toméis la opción que toméis, de las dos maneras llegareis al comienzo del puente que une la península con el islote de San Juan de Gaztelugatxe. Desde ahí, tan solo os separarán de la Ermita 241 escalones que conforman este puente de varios arcos, serpenteante, que zigzaguea y se eleva por encima del mar, dejándote rodeada de éste.
Un puente estrecho de piedra por el que, mientras subes, te ves obligado a parar, no tanto por el cansancio como por la necesidad de observar el paisaje que te rodea. No solo hay que mirar al frente, sino hacer una parada y girarse para observar lo que dejas a tus espaldas.
La primera vez que ves este lugar es inevitable que te surjan la pregunta de ¿Quién y por qué montó esto aquí?
Sus orígenes se cree que datan del s.IX o s.X. La Ermita situada en la cumbre del islote está dedicada a San Juan Bautista y no es la original. De hecho, según piséis el último escalón de subida, veréis una huella en la piedra. De ella se dice que es la de San Juan Bautista cuando pasó por allí (leyendas).
En el s.XX, fue destruida y en los años 80 reabierta. Ha sufrido ataques de corsarios, ha sido lugar de enfrentamientos bélicos variados, como en la Guerra Civil, en la batalla del Cabo Machichaco (Matxitxako).
Dicen que si al llegar arriba tocas la campana (tenemos varias versiones) 3 veces te dará suerte, o bien 13 veces que alejará los malos espíritus. Sobre la segunda opción podemos decir que lo leímos allí, la primera opción la hemos visto en internet y comprobado que la gente opta por tocar 3 veces.
Nosotros hemos estado juntos en dos ocasiones, una de ella fue un verano. En aquella ocasión tomamos el camino largo del que os hablábamos, que tiene algo menos de porcentaje de desnivel. A pesar de ello y de que se sube mejor, el calor no es el mejor compañero para realizar esta visita. En cambio, este año, lo hemos hecho en primavera y, aunque la ligera lluvia que caracteriza el lugar y de haber ido por el camino que es algo más duro, nos ha resultado menos cansado (aunque reconocemos nuestro estado de forma física que nos hizo tener agujetas al día siguiente en músculos que no sabíamos que teníamos). Aun así, sea como sea, y elijáis el camino que elijáis, nos parece un paraje espectacular.
Aún recordamos la primera vez que fuimos. Era época pre-blog y lo más trascendente “pre- internet”. Íbamos con la Guía Repsol (Guía Campsa por aquel entonces) por la vida y lo que nos encontráramos por casualidad. Estábamos paseando por Getxo y nos paramos a preguntar algo a alguien de allí, y directamente nos dijo… ¿Conocéis San Juan de Gaztelugatxe? Cuando dijimos que no, la mujer de cara y actitud simpática, nos indicó como ir, y con una risita cómplice y casi susurrante nos dijo “Ahí se ha casado Anne Igartiburu”. Y ahora las dos veces que hemos subido ha sido inevitable recordar este comentario y hacer chascarrillos sobre lo “emocionante” que debe ser subir los escaloncitos con unos taconazos de infarto, y cómo llegarían los moños con la brisa cantábrica que azota a ambos lados del puente…
Romerías, fe, supersticiones, leyendas, turistas y, sobre todo y ante todo, un paisaje impresionante. Se trata de esos lugares a los que llegas la primera vez de forma casual y sabes no solo que tendrás que volver, si no que los quieres compartir con los demás, aunque veas que quizá ya está demasiado compartido (atención en verano porque puede estar demasiado masificados, si podéis ir fuera de temporada, mejor).
Uno de esos lugares que te parecen mágicos. Con marea alta o baja, con sol o nublado, perfecto para pasar un buen rato mirando alrededor, escuchando el mar, observando desde lo alto el serpenteante camino que acabas de recorrer o el mar infinito.
No os olvidéis incorporar esta parada a vuestro itinerario, si podéis no os conforméis con verlo desde la distancia, merece la pena el esfuerzo (que no es tanto), de verdad. Un paisaje que si viajáis por los alrededores no deberíais perderos. Además, para reponer fuerzas sabrán cómo recompensaros, en cualquier municipio cercano, como Bermeo, podréis gozar con su maravillosa gastronomía y variados pintxos, como hicimos nosotros…(ya os lo contaremos).