Hace un tiempo publicamos una entrada que se titulaba “Rascafría: tres rincones que no debes perderte”, hoy os traemos una segunda parte, con otros cuatro puntos diferentes situados en los alrededores del pueblecito y que corresponden a su municipio. Por supuesto, a los que no hayáis visto la primera entrada os recomendamos que lo hagáis, si vais a Rascafría no podéis perderos ni estos puntos ni estos otros.
Ante todo, vamos a situar Rascafría. Pertenece a la Comunidad de Madrid, está más o menos a unos 90 km de Madrid capital, en la Sierra de Guadarrama, en la zona alta del Valle de Lozoya. Un término municipal que esconde rincones en sus alrededores, perfectos para disfrutar en invierno, que se viste con facilidad de blanco, en primavera con sus cascadas, en verano con sus aguas frescas, piscinas naturales y bosques y en otoño donde la naturaleza destaca con sus cambios de apariencia.
MIRADOR DE LOS ROBLEDOS: EL VALLE DE LOZOYA A TUS PIES
Para llegar a este estupendo Mirador, que dejará la sierra a tus pies, hay que ir hasta la carretera de Cotos, la M-604 ( la misma carretera de la que os hablábamos en la otra entrada de Rascafría por la que se accede al paseo por el margen del Arroyo de la Angostura, en la zona llamada La Isla). Si venís desde Rascafría el desvío quedará a vuestra derecha, a la altura del kilómetro 30 más o menos ( está indicado con una flecha de madera, no demasiado grande), si lo hacéis desde Cotos, quedará a la izquierda.
Nada más toméis el desvío os encontraréis la posibilidad de aparcar allí mismo, o de ir subiendo por una pequeña y estrecha carretera que lleva directamente al aparcamiento del mirador. Nosotros optamos por subir en coche, el día que nos ponemos vagos, nos ponemos vagos… Pero desde abajo el paseo no es muy largo tampoco, suponemos que rondará los 800 metros, y en día que pueda haber hielo o nieve, seguramente sea lo más aconsejable.
Desde el Mirador de los Robledos se obtienen unas vistas privilegiadas. Estas fotos que os mostramos en la entrada están tomadas en un otoño, a pesar de la nieve que se ve, que apareció por sorpresa.
Desde el mirador podéis ver el Pueblo de Rascafría, el Monasterio del Paular, el embalse de la Pinilla, lo que viene a ser el Valle de Lozoya, a los pies del Parque Nacional de Guadarrama….
Pero no será lo único, las montañas de la sierra os acompañarán, para ello lo que os aconsejamos es que avancéis por la explanada superior en busca del Monumento al Guarda Forestal. Esto es un monolito de piedra levantado en homenaje centenario del cuerpo que cuida y protege la naturaleza. Justo enfrente de él, os encontraréis una especie de brújula o rosa de vientos de piedra con aguja de hierro (igual que la que os enseñábamos en el Mirador de los Gitanos, camino de la Laguna Grande de Peñalara).
A través del movimiento de ésta, moviendo la flecha y señalando el lugar que despierte vuestro interés, podéis localizar las cumbres más populares y menos conocidas de la sierra, así como identificar cada uno de los detalles que se ven desde el mirador y los que no se llegan a ver, pero te dicen en qué dirección se encuentran. Ya lo dice la leyenda que reposa en ésta “brújula”: “Para ver hay que mirar y saber”. Cabeza de Hierro, Cabeza Mediana, Peñalara, Navafría, entre otros tantos.
A través del movimiento de ésta, moviendo la flecha y señalando el lugar que despierte vuestro interés, podéis localizar las cumbres más populares y menos conocidas de la sierra, así como identificar cada uno de los detalles que se ven desde el mirador y los que no se llegan a ver, pero te dicen en qué dirección se encuentran. Ya lo dice la leyenda que reposa en ésta “brújula”: “Para ver hay que mirar y saber”. Cabeza de Hierro, Cabeza Mediana, Peñalara, Navafría, entre otros tantos.
Es un lugar tranquilo, donde uno se siente de maravilla. Uno de esos rincones a escasos 5 minutos del pueblo de Rascafría que merece una parada.
EL MONASTERIO DEL PAULAR Y EL PUENTE DEL PERDON: HISTORIA ENTRE MONTAÑAS
Tenía mucho delito que en la anterior entrada que no hubiéramos mencionado uno de los edificios singulares que hay en el municipio de Rascafría y que ha tenido una trascendencia en la Historia, nos referimos al Monasterio de Santa María del Paular, declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento. Pero es que si os somos sinceros, es un lugar en el que hemos aparcado numerosas veces, hemos entrado tras la puerta y paseado por el jardín, pero nunca hemos visitado su interior por unos motivos u otros, de horarios, de climatología, etc, aunque siempre, siempre que hemos estado a su lado no hemos podido evitar fotografiarlo.
El Monasterio se encuentra en la misma carretera de la que os hablamos en el punto anterior, pero en este caso, casi pegado al pueblo de Rascafría ( a unos 2 km). Allí hay un aparcamiento gratuito, dónde os hemos recomendado en la otra ocasión estacionar para visitar el Bosque de Finlandia, Las Presillas o ir al lugar del que os hablaremos en el punto posterior, las Cascadas del Purgatorio.
El Monasterio del Paular ha sido siempre un punto importantísimo para la zona. Su origen se sitúa en el s.XIV. Uno de los hitos que marca este lugar, es que aquí se fabricó el papel en el que se hizo la edición impresa de la primera parte del Quijote. Financió la construcción de la Cartuja de Granada, cuando era de cartujanos. Y como pasó con muchos otros templos, en el s.XIX, la desamortización de Mendizábal dejó el edificio en casi situación de abandono, perdiendo muchas piezas de gran valor patrimonial. Algunas de ellas recuperadas.
Actualmente, es una orden benedictina quién lo ocupa, con una cesión de uso. Durante 60 años lo han tenido en usufructo, acabándose éste en 2014. Ahora mismo el edificio es público. Hace años, los monjes subarrendaron el Palacio del Monasterio a una cadena hotelera para su explotación y, al acabar, el periodo de la concesión se ha tenido que echar el cierre del hotel que se convirtió en reclamo para reuniones, bodas, comuniones y fines de semana de calidad. Una fuente económica para toda esa zona. Ahora mismo permanece cerrado y nosotros desconocemos su futuro.
En función de gustos, que cada uno decida o no visitar su interior, pero al menos sí os recomendamos que os acerquéis a sus alrededores para verlo desde el exterior y pasear entre sus muros. El Monasterio de Santa María del Paular desde fuera goza ya de gran belleza y el enclave en el que se ubica casi conforma una postal.
Si queréis tener una perspectiva de las mejores, al otro lado del la carretera, casi enfrente del monasterio se encuentra la puerta que da acceso al paso que lleva al Puente del Perdón, que cruza el río Lozoya. El puente que ahora se puede ver es del s.XVIII, pero el originario databa del s.XIV, y fueron las condiciones meteorológicas las responsables de su deterioro. Se dice que fue construído para que los monjes pudieran acceder a su fábrica de papel. Eso sí, su nombre viene de que aquí era donde se juzgaban a los reos, el último espacio en el que tenían la oportunidad de explicarse. Si convencían se salvaban, si no lo hacían, acababan en la llamada Casa de la Horca, camino a Cotos.
LAS CASCADAS DEL PURGATORIO: LA RUTA MÁS POPULAR DE RASCAFRÍA
La ruta que os proponemos lleva a unas de las cascadas más emblemáticas de la zona. Se ha convertido en un recorrido bastante popular aunque, al menos en nuestra visita, no estaba masificado.
A la primera cascada se accede sin dificultad, a la segunda, que es más alta, sí hay que subir con cuidado y no siempre se puede, bien trepando, o si no dando un rodeo por una pendiente bastante inclinada. La mayoría de los visitantes se quedan en la primera y, en función de las condiciones del terreno y habilidades personales de cada uno, otros ascienden para ver la segunda. Nosotros aún no hemos pasado a la segunda cascada, cuando fuimos un esguince en recuperación no lo hacía aconsejable, pero esto no se va a quedar así…
Esta ruta que lleva desde el Puente del Perdón hasta las Cascadas del Purgatorio, ida y vuelta, es de unos 12-13 km. Se puede ir por un lado del río Aguilón y volver por el otro, o como hicimos en nuestro caso, ir y volver por el mismo. Sea como sea es una ruta lineal.
En esta ocasión, fuimos casi en primavera pero hemos leído que es un camino bastante interesante para hacerlo con raquetas de nieve y poder ver la cascada congelada. Sea como sea, es una ruta que se puede hacer en cualquier época del año, siendo conscientes siempre que, si lo que se desea ver es un caudal abundante, la mejor época será el deshielo y la primavera.. No tiene dificultad técnica ninguna el llegar a la primera cascada. Se puede hacer con niños acostumbrados a unas distancias más largas porque, además, en general, quitando el tramo del salto del agua segundo, no tiene un desnivel importante y transcurre por un paraje cómodo para enseñarles insectos, árboles, plantas y disfrutar...
Paisajísticamente hablando el recorrido no es impresionante, se trata más bien de un agradable paseo por la sierra hasta el salto de agua, entre pinos y robles, con el sonido del río de acompañante.
Es una ruta que no tiene pérdida, y esto para que lo digamos nosotros es que tiene que estar muy bien señalizada. Debéis seguir la pista asfaltada del Puente del Perdón , desde ahí se puede atravesar las Presillas o seguir recto hasta que la pista asfaltada se convierte en camino donde encontraréis un cartel que os señala las Cascadas.
Posteriormente cruzaréis un puente de tablones de madera y ya continua el sendero con unas cuantas señalizaciones más repartidas en el recorrido. Este sendero os llevará hasta los pies de la cascada.
El tiempo en realizarla depende mucho de las condiciones de cada uno, edades y motivación, pero entre paradas y demás, se puede poner en unas 4-5 horas ida y vuelta. Por lo que os recomendamos llevaros algo de comer si hace buen tiempo. De hecho, si salis temprano, podéis utilizar, fuera de temporada, el área recreativa de Las Presillas para descansar a la vuelta, con su amplia explanada y unas mesitas en las que poderse sentar. Y si es verano hasta os podréis bañar en las frías piscinas naturales.
Una ruta que no os llevará a la cascada más alta ni más caudalosa, pero si que os permitirá pasar un día al aire libre en un maravilloso entorno.
ARBORETO DE GINER DE LOS RÍOS
Si a la vuelta de la ruta, o a la salida de la visita del Monasterio de Santa María del Paular, o quizá si acabáis de ver el Bosque de Finlandia, o simplemente tenéis ganas de conocer un rinconcito más de Rascafría, tenés este arboreto.
Se encuentra al otro lado de la carretera del Monasterio de Santa María del Paular, justo enfrente. Se trata de un pequeño espacio para amantes de la botánica o, simplemente, para aquellos que quieran pasear y curiosear por un sitio diferente, en el que hay más de 200 especies diferentes de árboles caducifolios, cuya procedencia es de diversos lugares del mundo. Están agrupados por su lugar de origen. Es de acceso gratuito.
Otro pequeño tesoro que nos ofrece Rascafría para estar cerca de la naturaleza y conocer más sobre ella.
Y casi entran ganas de acabar de una manera muy similar a como lo hicimos la otra vez, recordando la importancia de los pequeños detalles, de los pequeños rincones, que no tienen los edificios más grandes, ni los saltos de agua más impresionantes, ni la vegetación más exótica, pero que sí se convierten en rincones que forman parte de tus “grandes momentos” con “pequeñas cosas”.
Nos encanta visitar Rascafría, de ruta, de paso, de domingueros, de fotógrafos, de blogueros o de parejita feliz que “pela la pava”, un lugar donde es fácil que encontrar algo que apetezca ver...
Y recordad no perderos tampoco:
- El Bosque de Finlandia
- Las Presillas
- El Arroyo de la Angostura
aquí os lo contamos…