Viajando una vez más a Cantabria, bastante cerca de Reinosa (a unos 5 km.), en el pueblo de Fontibre encontramos la Fuentona con su mismo nombre. Allí, popularmente, se ubica el nacimiento del Río Ebro. En un manantial se ven brotar tímidamente las aguas del río más caudaloso de España y el segundo más largo, después del Tajo, con sus 930 km.
Aunque la Fuentona ha sido bautizada durante años como el nacimiento del río Ebro, a finales de los 80, tras varios estudios, el nacimiento real lo sitúan los científicos en el río Hijar, en el pico de los Tres Mares. Para el estudio tiñeron las aguas del río en la parte alta (al igual que os contamos en su día en La Cascada de Uelhs deth Joèu) llegando a la conclusión de que, posteriormente, se filtran por el subsuelo y brotan en la zona de Fontibre. Y así están las cosas… ¿Dónde nace el Ebro?
Lo cierto es que el paraje donde se encuentra este pequeño manantial con la placa de nacimiento del río es muy bonito.
Nosotros aprovechamos para visitarlo un día de los de vuelta a casa, después de haber disfrutado de una escapada a Cantabria como tanto nos gusta y en el que tuvimos oportunidad de coincidir un ratito con nuestros sobrinos en este rincón. Y viendo lo bien que lo pasaron y cómo les gustó, podemos asegurar que es buen plan para ir con niños.
La llegada es sencilla, dirección al pueblo de Fontibre encontraréis las indicaciones hasta la zona acondicionada para el aparcamiento. Nuestra visita se realizó en el mes de agosto y no había apenas nadie cuando llegamos, algo que nos extrañó.
Al lado del aparcamiento encontraréis una cafetería. Aprovechamos para comprar unos bocadillos y algo de bebida que posteriormente nos tomamos al lado del río. En el propio paraje hay habilitadas zonas con mesas y bancos donde poder comer o descansar un rato.
En la zona en la que brota el agua, que es de lo primero que uno se encuentra, hay una pequeña escultura de la Virgen del Pilar sobre un monolito y los escudos de las Comunidades Autónomas que recorre el Ebro. Esta imagen probablemente sea la más simbólica de este rinconcito que hoy os proponemos.
Si camináis por el margen del río iréis disfrutando de ese paraje verde y frondoso con bonitos reflejos en el agua de toda la vegetación del lugar. Al cabo de unos metros, si no pararais de andar, os encontraréis con que ese caudal da paso a una presa.
Un espacio totalmente relajante donde, si tenéis la suerte de no encontrar gente como nosotros, escucharéis esos ruidos típico de la naturaleza que dan tanto placer, el agua, las hojas, pájaros… y que sólo interrumpían un montón de patos que se convertían en protagonistas para los niños.
Un espacio totalmente relajante donde, si tenéis la suerte de no encontrar gente como nosotros, escucharéis esos ruidos típico de la naturaleza que dan tanto placer, el agua, las hojas, pájaros… y que sólo interrumpían un montón de patos que se convertían en protagonistas para los niños.
Una buena elección para pasear, hacer una paradita, reponer fuerzas, imaginar cómo de un lugar como ese (sea o no nacimiento) puede comenzar a crecer un río como el Ebro hasta convertirse en lo que es.
A nosotros nos parece ideal para aprovechar uno de esos días de camino, que vas o vuelves. En nuestro caso fue a la vuelta y, por tanto, se trató de un “hasta pronto Cantabria” que nos dejó un gran sabor de boca.
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