El Nacedero del Urederra es un enclave natural de gran belleza. Se encuentra en Navarra, en la Sierra de Urbasa-Andía. Nosotros viajamos en otoño, en el mes de noviembre. Entonces el paisaje era un auténtico espectáculo y fuimos conscientes de haber elegido una magnífica fecha para su visita.
Fuera de estas fechas, el paseo tiene que ser también muy atractivo, y es que el Urederra, río protagonista de esta escapada, es muy peculiar. Urederra, se traduce como “aguas bellas” y tiene mucho sentido cuando ves los tonos tan diversos que se pueden contemplar en él. Azules turquesas, azules verdosos, tonalidades que varían mucho en función de los reflejos de la luz o el día en que lo visites. Si buscáis imágenes en la red, podréis comprobar la diferencia entre las imágenes tomadas por unos y por otros en función del día o temporada.
Para visitar esta Reserva Natural tenéis que ir al pueblo de Baquedano, allí tendréis un aparcamiento donde hay que estacionar y desde ese punto acceder al camino que lleva hacia el nacedero. El año pasado no existía ningún control de aforo, pero desde la Semana Santa de 2014, éste se ha establecido y está fijado en 450 personas. Y no nos extraña, ya que pudimos encontrar a muchísima gente realizando este paseo y estaba en algunos tramos bastante masificado. Suponemos que, gracias a esta medida, seguro que se deteriora menos el entorno y se puede disfrutar más de él; todos ganamos.
Así que, si os sentís atraídos por este lugar que os presentamos, lo primero que tenéis que hacer es reservar vuestra plaza. Lo podéis hacer online en este enlace. El 60% de las plazas se dejan para este sistema, con lo que otra opción es madrugar por el 40% restante que quedan disponibles para la venta directa allí, a partir de las 9.30 a.m.. Por lo visto, según comentan en la web, luego durante el día, según va saliendo la gente, van dando entrada a nuevas personas hasta completar el aforo.
Si por algún motivo, y dadas las restricciones de aforo que hay en la actualidad, no pudierais entrar, no os preocupéis, si bien es un recorrido que nos pareció precioso, los alrededores de éste, por la sierra de Urbasa, son una maravilla. Creemos que es uno de los lugares más bonitos donde hemos disfrutado del otoño. De hecho, cerca de allí, tenéis el Hayedo Encantado, al que si tenéis la oportunidad deberíais acercaros, es alucinante.
Volvemos al Nacedero del Urederra. El recorrido es muy cortito, un poco menos de 5,5 km ida y vuelta, tiene un desnivel de 200 metros y transcurre principalmente por una zona boscosa y húmeda. Por esta última razón, os recomendamos, sobre todo, que llevéis un calzado cómodo y adecuado. En estas fechas, además, suele estar el suelo con una alfombra de hojas y, con la humedad y el barro, lo mejor es ir preparados para disfrutar cómodamente de la experiencia. Si tenéis perros podéis llevarlos siempre y cuando vayan agarrados.
Desde el pueblo se llega hasta la pista forestal, luego se inicia un camino en el que en unos metros se bifurca en dos. La ruta está marcada por balizas, nosotros, como de costumbre, en la bifurcación cogimos la senda equivocada, la de la derecha que va en ascenso. Y caminamos un ratito hasta que algo nos dijo (seguramente la soledad) que no íbamos bien, o quizá sí, nunca lo sabremos, porque retrocedimos de nuevo hasta la bifurcación para tomar el camino de la izquierda.
Y desde ese punto nos sumergimos en un paseo de mil tonalidades de naranjas y amarillos. Un ambiente teñido de un tono anaranjado en el que sonaban las pisadas y el murmullo del Urederra nos acompañó durante todo el camino.
Algunas pozas, pequeñas cascadas, árboles desnudos y suelos en los que no se podía ver la tierra al estar cubiertos por las hojas de los árboles. Pequeños ecosistemas que se reparten en las 119 hectáreas que conforma esta Reserva Natural. Lástima no haber podido ir un día de diario, porque era complicado plasmar con la cámara lo bonito del lugar y, una vez más, para nuestra pena, no hacemos justicia con las imágenes.
Nos encontramos, curiosamente, como a la mitad del recorrido a unos recién casados haciéndose el reportaje fotográfico, que no entendemos cómo llegaron hasta la poza con el vestido de novia blanco impoluto.
Numerosas hayas son las responsables de esta tonalidad del ambiente, aunque durante el camino encontramos también robles, tejos y una diversidad en cuanto a flora.
Numerosas hayas son las responsables de esta tonalidad del ambiente, aunque durante el camino encontramos también robles, tejos y una diversidad en cuanto a flora.
Para llegar al nacedero hay que cruzar un puente de tablones de madera, entonces aparecen esos 600 metros de caída donde cae en forma de cascada un río que tan solo tiene 19 km de longitud y desemboca en un afluente del río Ebro, el Urederra.
Las tonalidades turquesas y azules del agua están condicionadas a las circunstancias meteorológicas. En nuestra visita, hubo lluvias previas, así, el fondo del río tenía bastantes hojas, lo que hacía que se tiñera de un tono más verdoso y opaco en algunos tramos. Por otro lado, el día estaba nublado, pero en determinadas ubicaciones cuando salía el sol, o la poza era más profunda se podía observar esa diversidad tonal que impacta.
La visita puede durar desde una hora y media a lo que desees. Es fácil quedarte atraído por ese paisaje, no os decimos nada si encima te gusta la fotografía, el tiempo muerto se puede convertir en tu compañero de paseo. Pensamos que la media puede rondar las dos horas y media.
Cuando acabamos el recorrido intentamos comer en el mismo pueblo de Baquedano, pero estaba completo y era un poco tarde. Así que, guiados por una publicidad que nos dejaron en el coche, nos acercamos al camping cercano, el Camping Artaza. Para nosotros fue una experiencia totalmente recomendable, comimos estupendamente, una relación calidad-precio excepcional para quién pueda interesar.
Los paisajes otoñales son irresistibles para la mayoría de nosotros, hace un par de semanas os recomendábamos 5 lugares en los que disfrutar del otoño al aire libre (donde incluíamos éste, entre otros), pero pensamos que este nacedero tiene que ser espectacular en cualquiera de las estaciones. Navarra tiene enclaves mágicos.