Patones de Arriba es un pueblecito pintoresco situado al norte de la Comunidad de Madrid. Quizá uno de los lugares más conocidos por unos y otros de los que habitan cerca porque, además de su enclave y curiosa arquitectura, lo que lo ha hecho especialmente peculiar es la Historia que arrastra.
Hace siglos, el hoy Patones de Arriba donde habitan poquísimos habitantes fue un reino, aunque parezca totalmente inaudito, o eso dice su leyenda. Hasta mediados del S. XVIII ese Patones que os proponemos visitar tuvo su propio rey, aunque éste no tuviera el poder ni las funciones que todos presuponemos a tal título.
Claro que detrás de esta curiosa historia vuelve a haber mil formas de contarla. Hay quien dice que fue en la época de la Reconquista, cuando Patones se quedó aislado. En plena invasión musulmana, los municipios cristianos de alrededor fueron dominados, pero los árabes nunca encontraron Patones, el lugar quedó escondido lejos del conocimiento de terceros. Y ante tal situación, el pueblo nombró un rey, que hacía las funciones de alcalde, etc. Parece ser, según esta rama de la historia, que desde entonces Patones vivió con su propio reinado, hasta se dice que hubo una carta dirigida a Felipe II firmada como el Rey de Patones. Este reinado tan singular acabó cuando se negaron a pagar impuestos bajo el reinado de Carlos III.
De Patones también se dice que, debido a ese enclave estratégico, con la invasión francesa pasó desapercibido para la ofensiva.
Pero por lo visto la Historia real dice otras cosas. La primera, que Patones, como lo conocemos hoy, nace en el s. XVI, cuando se trasladan allí un grupo de pastores de Uceda. Se instalan unas siete familias en la zona que se dedican a la ganadería.
Desde Uceda, a este lugar se le ve como un barrio lejano. En este entorno, en Patones, buscando su propia gestión y organización, se nombra a una persona que hace las funciones de alcalde y juez de paz, ése que pasa a ser conocido como el Rey de Patones y del que se dice que el cargo pasaría de forma hereditaria. Ya sería en el s. XVIII cuando el municipio tiene más protagonismo y es Carlos III quien le da la categoría de villa con independencia de Uceda, pasando a tener identidad propia.
En los alrededores de Patones podréis comprobar que existen varias presas, el Embalse del Atazar, la Presa del Pontón de la Oliva. Con ellas llegó la canalización del agua. Y a pesar de la mejora también de infraestructuras y comunicación, los vecinos de Patones bajaron la colina para ir formando un nuevo núcleo en lo que hoy se conoce como Patones de Abajo, quedando así, el de arriba, prácticamente despoblado.
Pero la belleza del lugar, por su enclave y el tipo de arquitectura, con el auge del turismo, han llevado a este rincón a ser uno de los destinos más frecuentados en los fines de semana, principalmente por madrileños. Oferta gastronómica y algún hotel rural conviven con el resto de viviendas, algunas ocupadas y bien cuidadas.
Para nosotros es totalmente recomendable visitar este lugar fuera del fin de semana. Se trata de un pueblecito pequeño, con calles estrechas, que con la masificación pierden parte de su encanto.
Por otro lado, comentaros que nos ha costado varias escapadas el poder verlo así, pero al final lo conseguimos. Mientras que podáis tener esta oportunidad, os aconsejamos que si está en vuestro planes acercaros a este bonito municipio en fin de semana o festivo pongáis el despertador. El trazado de Patones es peatonal, por lo que hay que dejar el vehículo estacionado en el aparcamiento de la entrada, que no es muy grande. Es fácil ver aparcados a lo largo de la carretera multitud de vehículos en los arcenes.
En definitiva, Patones de Arriba es uno de esos pueblos con encanto en la Comunidad de Madrid, donde poder disfrutar de un paseo muy agradable, rodeado de su curiosa Historia.
0 comentarios:
Publicar un comentario