Habíamos oído hablar tanto de Trujillo que afrontamos aquel fin de semana a la provincia de Cáceres con muchísima ilusión. En nuestro itinerario se encontraban algunos puntos de los que solo teníamos buenas referencias, entre ellos, estaba esta localidad.
Hoy nos vamos a detener allí, un lugar que nos pareció que merece una parada y una visita sin lugar a dudas. Tiene un encanto especial…
Hoy nos vamos a detener allí, un lugar que nos pareció que merece una parada y una visita sin lugar a dudas. Tiene un encanto especial…
Desde el lugar en el que aparcamos, su Plaza Mayor fue la primera parada en el camino. Nos pareció especialmente bonita. La figura ecuestre de Francisco Pizarro, realizada en bronce, llama poderosamente la atención.
El motivo por el que es este descubridor es que se alza sobre el pie de granito en el centro de la plaza deriva de que era oriundo de este lugar. De hecho, Trujillo no solo vería nacer a este conquistador, sino también a Francisco de Orellana o García de Paredes, por ejemplo. Este hecho que, a priori parece anecdótico, marcará en cierta medida parte del futuro de una ciudad como ésta, donde muchos de los conquistadores y navegantes volvieron a su lugar de origen con importantes cantidades de dinero que favorecieron el desarrollo de la ciudad de forma general y arquitectónicamente (casas nobiliarias, palacetes, etc).
Resulta curioso como la Plaza Mayor se convierte en un nexo de unión entre lo que podría ser considerado como la zona antigua de Trujillo y la ampliación posterior.
Desde diferentes ángulos de la propia plaza, las vistas gozan de interés. Trujillo tiene en su haber un importante contenido monumental, artístico e histórico.
En torno a la Plaza Mayor, de corte renancentista, encontraréis numerosas construcciones, la mayoría datadas entre el s. XVI y s. XVII, el Palacio de los Marqueses de Santa Marta, la Casa de los Orellana, el Palacio de los Duques de San Carlos, El Palacio de los Marqueses de la Conquista, la Casa de la Cadena, donde dicen que se alojó, cuando viajaba a Portugal, Felipe II…
Además de este tipo de edificaciones, en la plaza podemos encontrar la iglesia de San Martín de Tours. Un templo que comenzó su construcción en el s. XIV y fue reconstruida en el s. XVI. Antes de levantarse esta iglesia, ahí se aposentaba otro templo más pequeño, en lo que era la plaza del mercado.
Y es que durante unos 500 años, Trujillo estuvo conquistada por los árabes, hasta que en el s. XIII, con Fernando III el Santó, pasó definitivamente a manos cristianas, tras algunas idas y venidas de manos de unos y otros. Durante el dominio musulmán es cuando se fija el origen del castillo de la localidad (s. XI), también conocido como Alcazaba. Sito en la cima de un cerro, preside toda la localidad. Durante años posteriores se fueron incluyendo elementos cristianos a la construcción.
Sus líneas rectas y torres defensivas se encuentran en un excelente estado de conservación. Se puede acceder a su interior, pero nosotros llegamos justo al mediodía cuando cerraban. El precio de la entrada general es de 1,40 euros y, en su interior, por lo visto, hay una ermita y un aljibe. Nosotros solo disfrutamos de los exteriores.
Lo que sí os podemos comentar es que desde allí se obtienen unas buenas vistas del entorno de Trujillo. Extremadura se extiende a los pies de esta zona y, si el día está despejado, la mirada se puede perder en los campos infinitos.
Además de camino al castillo, iréis por la zona de las murallas, obteniendo buenas vistas sobre la villa desde la altura.
Además de camino al castillo, iréis por la zona de las murallas, obteniendo buenas vistas sobre la villa desde la altura.
El carácter medieval de la localidad se puede disfrutar al perderse por sus calles.
La Iglesia de Santa María la Mayor tiene un valor artístico e histórico importante, su origen se fija en el s. XIII.
Se dice que está construida sobre el terreno en el que en tiempos musulmanes se encontraba sita una mezquita.
Actualmente, tiene dos torres campanario, una que sería la “nueva”, que dicho así puede llevar a engaños, porque es del s. XVI, aunque en el s.XVIII fue restaurada.
Y la antigua, llamada Torre “Julia”, que se supone que es del s.XIII y que ha tenido que ser reconstruida íntegramente en el s.XX por el desgaste a la que fue sometida por los devenires de la Historia (principalmente terremotos de Portugal).
Hay un elemento totalmente perturbador, y es que cuando esta reconstrucción se llevó a cabo, a un cantero que participaba en los trabajos se le ocurrió que el Escudo del Athletic Club de Bilbao estaba estupendamente bien en la fachada de este campanario.
Así que, ya podéis buscarlo, por arriba, pegadito al tejado en una esquina. Sin palabras…
En el paseo encontraréis algún edificio en ruinas, nos llama la atención los restos del Convento de San Francisco el Real, donde la vegetación se va aposentando desde hace muchísimos años (siglos) en los restos que quedan de la construcción religiosa.
Descubrimos más rincones en el paseo, entre ellos nos sorprende en una plaza, la Alberca de Trujillo, de importantes dimensiones. Intentando documentarnos, la mayoría ubica sus orígenes en el pueblo romano, con unos 15 siglos de antigüedad. Excavada en roca viva, se piensa que se pudo usar como baños públicos en época romana y para regadío de campos (existen unas canalizaciones) o abastecimiento de bebida para el ganado en época musulmana, etc... Se nutre de tres manantiales que, de forma constante, la abastecen de agua. No se la conoce seca hasta la fecha.
Seguimos caminando y una pequeña puerta, en un muro de piedra macizo, nos llama la atención, a su lado, un cartel nos dice que ahí hay un aljibe árabe del s. X. Eso pone textualmente. La puerta está cerrada y no podemos visitarlo, es la hora de comer.
En este punto hacemos una parada. Pocas veces nos detenemos en los lugares que comemos y cenamos, para eso solemos usar tripadvisor (allí nos podéis encontrar), ya que recomendar lugares para el placer de la gastronomía en el blog nos parece muy arriesgado y de gran responsabilidad, ya que se trata de algo muy subjetivo, en el que no todos valoramos la relación calidad-precio de la misma manera, ni tenemos el mismo concepto de “disfrutar de una comida”.
Aún así, cuando hemos comentado algún lugar en el blog, siempre ha sido cuando nos ha parecido altamente recomendable, especial... Hoy rompemos esta línea para recomendaros dónde no ir. Y lo hacemos porque en Trujillo hay un local que está en boca de la mayoría y al que al final todos acabamos yendo por ser prácticamente una institución. Luego lees las críticas de los clientes a la vuelta y vemos que no somos los únicos que volvemos totalmente decepcionados. Se trata del Mesón La Troya.
Extremadura tiene una estupenda gastronomía, en tapas la verdad que son unos campeones. No vamos a hablar de jamón y otros platos tradicionales, y es una pena no disfrutarlos por ir a este restaurante del que os hablábamos. La Troya, todo el mundo dice que te pones “hasta arriba”, que es muy económico, que no puedes acabar con los platos… Partiendo de que este concepto a nosotros personalmente no nos emociona, podemos decir que es verdad, que si no eres exigente con la calidad, saldrás lleno por un precio de 15 euros. Para nosotros, personalmente, un despropósito. La comida no está buena, nada buena. Te llenan la mesa de comida nada más sentarte, solo ves cosas grandes, platos, todo con volumen, y solo eso…Mención especial la tortilla de patatas que te ponen nada más sentarte, que si nos la ponen de plástico igual hubiera estado más tierna y sabrosa, incomestible.
Ahí lo dejamos, por si a alguien ayuda, igual otros no compartís esta opinión pero para nosotros fue un desastre y una pérdida de oportunidades de haber comido algo que mereciera la pena, aunque fuera un bocadillo de esos ricos de verdad, unas tapitas; se puede comer platos económicos pero cocinados con cariño y dignidad…
Y tras comer, decidimos que el café nos lo tomaríamos en una terraza en la maravillosa plaza mayor de Trujillo. Volvemos al comienzo del itinerario, pero ahora la observamos sentados, tranquilos, disfrutando de la preciosa estampa.
Su Semana Santa y, en concreto, el Chíviri son fiestas de gran interés. En los próximos días, entrados en el mes de mayo, además, se celebra la Fiesta Nacional del queso en su Plaza Mayor, solo de pensarlo enloquecemos. Y por supuesto, sus fiestas patronales, que se celebran entre finales de agosto y principios de septiembre en honor a la Virgen de la Victoria
Entre sus calles se quedan casonas, más iglesias, como la de Santiago, el Convento de Santa Clara, y muchos más edificios que se reparten con naturalidad por este bonito lugar, así como las huellas de conquistadores que han pasado a la Historia.
Y a poca distancia está la ciudad de Cáceres, una joya, cuyo casco histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.
Y a poca distancia está la ciudad de Cáceres, una joya, cuyo casco histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.
Trujillo nos encantó por su valor patrimonial, sus huellas históricas y su armonía estética.
¿Tienes planes hoy?
Estuve en Trujillos el Domingo de Resurección y la Plaza estaba albarotada...gracias a tu blog pude ver como estaría sin gente, con su encanto natural! Y coincido con lo de la comida de La Troya...me ha pasado igual..prefiero comer poco y de calidad! un saludo
ResponderEliminarHola Elena,
EliminarLa verdad que Trujillo es muy muy bonito. Lo de La Troya, cada vez vamos viendo más que mucha gente coincide en la opinión, pero todos vamos cayendo... jajaja
Muchísimas gracias por tu comentario.
Un saludo,
;-)