Hay multitud de paisajes por descubrir en el mundo ¿Cuántas veces no dejáis la mirada perdida en la televisión, revistas, páginas de internet, que muestran cascadas increíbles, selvas frondosas, mares turquesas, cañones, cimas nevadas, desiertos infinitos? Esos paisajes que parecen lejanos, ocultos, perdidos, a veces inaccesibles por distancia, economía o ubicación.
Nosotros no dejamos de maravillarnos de los pequeños rincones que encontramos dentro de nuestro país que parecen no trascender popularmente, pero que son totalmente pintorescos, particulares, especiales y que no te imaginas que estén al alcance de tu mano.
Hace no mucho os hablábamos de Las Médulas (León), otras veces hemos traído algunos bosques, hayedos o cascadas, y hoy traemos un lugar ubicado en la Comunidad Foral de Navarra que estamos seguros que a aquellos que no lo conozcáis, como mínimo, llamará vuestra atención. Las Bárdenas Reales.
Se trata de un Parque Natural y Reserva de la Biosfera de 42.000 hectáreas, que se divide en la zona llana, la Bárdena Negra, que cuenta con una gran biodiversidad y mayor vegetación, y la Bárdena Blanca, un terreno totalmente semiárido esculpido por la erosión, donde el cierzo, viento característico de la zona, azota durante una tercera parte del año.
Claro, que cuando divisas este lugar, te preguntas irremediablemente, cómo y por qué en ese lugar nos encontramos con un paisaje tan característico. Aparte del viento, algo más ha tenido que ocurrir, para que, teniendo en cuenta los tipos de paisajes que rodean este espacio natural, aquí se haya conformado este terreno.
Vamos a intentar explicar, tal y como lo entendimos a través de unos carteles que había en la zona, sus orígenes. Esperamos hacerlo de una forma fiel y entendible. Por lo visto, se remontan a la formación de los Pirineos y la Cordillera Central a través del movimiento de las placas tectónicas, que se produjo de forma simultánea. La fuerza y presión de estas elevaciones del terreno llevaron a que se hundiera la zona de la depresión del Ebro, formándose una especie de mar. Los materiales más blandos, finos y erosionados llegaron a esta zona y quedaron durante kilómetros de sedimentos. Cuando el agua encontró su salida hasta su desembocadura, formando el Ebro, esta zona quedó con una apariencia totalmente desértica, llena de diferentes materiales y conformando un paraje singular. Encontramos arcillas, yesos, areniscas. Desde que ocurrió todo esto hace millones de años, la formación del terreno de la zona está en constante cambio.
Aunque en las imágenes parece que estemos inmersos en un desierto, las Bárdenas no lo son, en ellas se producen lluvias en cantidades superiores a las que son consideradas zonas desérticas. De hecho, estas lluvias torrenciales, junto con el cierzo del que antes os hemos hablado, que sopla en dirección norte y noroeste, son los que han ido moldeando el terreno.
Fijándonos en las formas, vemos que hay patrones que se repiten a lo largo del recorrido.
Para llegar al Parque Natural, tenéis que ir dirección Árguedas. En la carretera que dirige a este municipio, encontraréis un cartel con la desviación hacia el Parque Natural. Al tomarla, en pocos kilómetros llegaréis al Centro de Atención Turística, donde os darán la información necesaria en función del tipo de visita que queráis realizar. Su horario es de 9.00 a 14.00 y de 15.00 a 17.00.
Nosotros optamos por hacerlo en vehículo. Se trata de una pista sin asfaltar, no es necesario llevar un vehículo 4x4, pero si ir despacito y no estar especialmente encariñados con vuestro coche, si no queréis sufrir. El recorrido se puede estimar en más o menos un par de horas, teniendo en cuenta que es inevitable bajar en numerosas ocasiones para subir a algunos miradores, hacer fotografías y dejarse rodear por este paisaje tan curioso y pintoresco.
No es recomendable visitarlo en verano (nosotros lo hicimos en noviembre), las temperaturas extremas de la zona pueden hacer de la visita una experiencia inolvidable, y no en el mejor sentido de la palabra. Tampoco es aconsejable visitarlo un día de lluvia o que previamente haya llovido. Dado que es una zona en la que se acumula mucho barro, se producen desniveles en el suelo, y si no lleváis un vehículo apropiado lo podéis lamentar. Por otro lado, tampoco permitiría disfrutar igual la experiencia. No nos suele importar demasiado la lluvia, pero esta visita requiere de un día seco.
Y es que las lluvias de las Bárdenas suelen ser relativamente escasas pero intensas, tras periodos largos secos. Y con esto volvemos a las formas características del terreno de las Bárdenas Blancas, ligadas directamente con el carácter torrencial con el que se dan.
Como vais a poder observar en las imágenes, en muchas de ellas se repite en la parte superior de los relieves una especie de tejadillos o bases. Generalmente estas formas nacen como consecuencia de que restos calizos y areniscos quedan en las superficies protegiendo a la arcilla mucho más impermeable, y es por ello que se erosionan mucho más lento que las partes inferiores.
Otra de las formas que se repiten en el recorrido son una especie de mini dunas que se entrecruzan y recuerdan a la piel del elefante, así llamadas también, y que son fruto de la caída del agua torrencial al topar con elementos más impermeables.
Al comenzar el recorrido, si lo hacéis en vehículo, encontraréis numerosos lugares en los que parar. Una de nuestras primeras paradas se dio en el Cabezo de las Cortinillas. Esta parada nos ofreció las primeras imágenes que nos permitieron hacernos una idea del paraje en el que nos encontrábamos.
A pie de “pista” la imagen recuerda entre el desierto y el oeste de las películas. Te sientes pequeño y solitario, como si nadie más supiera que ese lugar existe (nuestra visita fue un día de diario).
Luego, dando unos cuantos pasos, y tras saber que allí se puede acceder a un mirador, descubrimos los 219 escalones que nos permitirán tener una visión aérea de la Bárdena Blanca.
Posterior a esta pausa en el camino, continuamos, parando en diferentes lugares, un poco al azar, según nos iba apeteciendo, impresionados y con dirección hacia el punto más popular del recorrido, el Castildeterra.
A su alrededor encontraréis unos carteles informativos, donde, de una forma gráfica os explicarán el origen de este paisaje que hoy os traemos.
Recorremos los alrededores, fijándonos en él, intentamos fotografiarlo desde diferentes perspectivas. Este relieve es el más simbólico de la zona y, en uno de esos carteles se muestra la evolución que ha tenido a lo largo de miles de años, un cambio realmente llamativo. La parte superior cada vez es más fina y, en su futuro, cada vez menos lejano, las areniscas no podrán proteger más su erosión acelerándola.
Continuamos el camino, bordeando el campo de tiro que se encuentra ubicado en este terreno. Al otro lado las vistas dejan ver la cadena de relieves donde se encuentran dos de sus picos el Rallón y el Piskerra.
Comentaros que, a pesar de que se ve por internet como hay gente que accede a los picos, su ascensión está totalmente prohibida desde finales de los años 90. Hay algunas sendas que son caminos agrícolas del parque, los únicos que se pueden utilizar para realizar senderismo, y que en determinadas épocas se encuentran cerrados también, por ser temporada de nidificación que va de febrero a octubre, más o menos, un poco raro, teniendo en cuenta que enfrente se encuentra el campo de tiro. De todas maneras, toda esta información, para los que os estéis planteando acceder a pie a algunas rutas, os la pueden ampliar en el centro de Información turística o en la página oficial.
Y así, continuamos el recorrido, con el coche ya lleno de polvo, durante más o menos las dos horas y media que os comentábamos al principio.
Llevábamos mucho tiempo con ganas de visitar este lugar tan especial, de hacer la inmersión en un paisaje de apariencia cuasi-desértica ubicado en Navarra, dónde hasta la fecha, principalmente nos habíamos llenado de verde intenso y vegetación.
Navarra es un destino turístico que ofrece variadísimos atractivos. Su zona norte es verde, frondosa, húmeda, donde se reparten numerosos pueblos de arquitectura característica y que ofrece, además, una amplia opción para los amantes de la naturaleza y montaña, por ejemplo la Selva de Irati, El Señorío de Bertiz, Cuevas de Urdax o Zurragamurdi. Un poquito más abajo, pero aún frondoso, el Hayedo Encantado o el Nacedero del Urederra.
La parte sur y más pegada a Aragón tiene un paisaje diferente, tanto sus pueblos como el entorno cambian, allí, lugares como Olite con su precioso castillo, o Puente la Reina con una preciosa panorámica llamarán tu atención entre otros.
Y entre estas dos Navarras nos sorprenden Las Bárdenas Reales, tan cerca y en foto parece que tan lejos. Con su clima continental extremo, ardiente en verano y muy frío en invierno. Con su aridez… tan especial… ¿No despiertan vuestra curiosidad?
¿Tienes planes hoy?
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