Hoy nos entran ganas de no escribir y solo colgar las fotografías que tenemos de esta visita, porque cualquier cosa que os pudiéramos contar no va a igualar lo que os podemos enseñar y, por supuesto, lo que os vamos a enseñar no superará a lo que veréis si os hacéis el siguiente itinerario.
Para ello hay que viajar a
Galicia, a la provincia de
La Coruña (A Coruña), en la Costa de la Muerte, o Costa da Morte. Al punto que nos dirigimos se llega desde una carretera que sale del puerto de Camariñas, a unos 5 kilómetros dirección
Cabo Vilán. Allí se encuentra el primer faro eléctrico de toda España y será el punto de inicio desde donde comenzaremos una bonita ruta por el litoral que lo rodea.
Esta es una visita de esas que uno marcaría como “imprescindible” si vais a viajar a
Galicia y os pilla a mano. No exige que sea verano y os mostrará imágenes maravillosas.
Los faros tienen un magnetismo especial. Están rodeados mayoritariamente por el mar abierto, asalvajado, y vertiginosos acantilados. Además, los caminos que conducen hacia ellos, generalmente, están poco o nada asfaltados imprimiéndose el lugar de un carácter silvestre… Todo esto contribuye a darle al entorno ese toque mágico.
En Galicia existen varios cabos populares, cada uno lleno de encanto por diferentes motivos. El más conocido Finisterre, Estaca de Bares, Touriñan, y el Cabo Vilán que hoy será nuestro protagonista.
Como os comentábamos al inicio, en este cabo se encuentra el primer faro eléctrico de toda España, data del s.XIX (1896). Pero antes de esta fecha ya existía allí un faro que funcionaba a vapor y mostraba algunos problemas técnicos de iluminación, dejando algunas zonas sombrías, algo que quedó totalmente subsanado con el cambio.
Cuando lleguéis al Cabo Vilán encontrareis un pequeño aparcamiento para estacionar el vehículo. Nosotros viajamos en verano, aunque las fotos den una sensación más otoñal, y a pesar de ser temporada alta encontramos aparcamiento sin demasiada dificultad, aunque era un goteo incesante de visitas. Desde allí, podréis disfrutar de unas imágenes impresionantes. Está considerado Monumento Natural.
En el interior del edificio, hay una pequeña exposición acerca de los faros e información concreta sobre el que preside el Cabo Vilán. Aunque el espectáculo allí está en perder la vista en los paisajes que os regala este lugar, que son el verdadero tesoro.
Se dice que en esa zona el mar es más salvaje que en ninguna otra del país y las olas alcanzan más de 15 metros cuando la atmósfera se torna tormentosa.
Una vez disfrutado del faro, os proponemos una ruta en coche para deleitaros de un perfil costero impresionante. En algunos puntos, esta experiencia nos trajo recuerdos de
nuestro viaje a Escocia y, en otros momentos, nos preguntábamos cuánto admiramos entornos naturales extranjeros y cuántos entornos naturales nacionales desconocemos que no tienen nada que envidiar.
Dicha la reflexión, ahora sí, si os apetece completar la visita con esta ruta por el litoral, sus playas vírgenes y el Cementerio de los Ingleses tenéis que estar dispuestos a llevar vuestro vehículo por un camino de cabras durante varios kilómetros a una velocidad no superior a los 30-40 km por hora. No os preocupéis por la visibilidad que es plena, no se circula al borde del abismo, ni implica ningún peligro, simplemente, es un camino en un entorno totalmente virgen, con un firme muy irregular y la situación exige ese tipo de conducción. Ideal para pararse, disfrutar y alucinar.
Una vez salgáis del aparcamiento, solo hay una dirección que se puede seguir, que si preguntáis en el faro, donde hay un punto de información, os indicaran mejor de cómo lo vamos a hacer nosotros ahora mismo. Básicamente, consiste en deshacer vuestros propios pasos hasta el lugar donde hay una bifurcación y donde veréis la indicación que lleva al camino que os proponemos para disfrutar de un paraje que nos dejó maravillados y que os permitirá llegar a Camelle, un pueblecito marinero donde se ubica el Museo del Alemán, que quizá os suene. Y es que allí vivía un alemán de forma ermitaña. Cuando ocurrió la tragedia del Prestige, esta zona que os vamos a enseñar quedó afectadísima por el desastre natural y dicen que él murió de pena. En esta localidad, por lo visto, hay un pequeño museo en su honor. Nosotros no llegamos hasta allí y, por tanto, lo desconocemos, nos entregamos tanto a lo que nos fuimos encontrando en el camino que hicimos una retirada antes de llegar…
En Galicia es habitual acercarse a los cabos para ver los mágicos atardeceres, en este caso, nosotros optamos por hacer este recorrido hacia las 5 de la tarde del y podemos dar fe que sin atardecer sigue siendo impresionante.
A pesar de lo traicionero que es el mar en este lugar, dicen que el nombre de la
Costa de la Muerte, más que por su peligrosidad, podría venir de los tiempos romanos, por ser el lugar donde cada tarde moría el sol, en el fin de la tierra (Finisterre). Pero todo esto son cosas que nos han contado y hemos leído sin poder contrastar con una fuente fidedigna.
Nos comentó la chica de información turística (que hay en el faro), que la ruta que os proponemos tenía una duración en torno a una hora y media, dos horas. En nuestro caso duró un poco más, por “despistados”…
Una vez cojáis el camino sin asfaltar comenzareis a encontraros las primeras playas… Pedrosa, Balea y la playa Reira, por ejemplo, una tras otra consecutivamente irán apareciendo, formando un ondulado litoral con el mar de movimiento incesante. Solitarias en pleno verano, vírgenes. Son playas que engatusan y, más que un baño, catalogado de muy peligroso en la zona, te incitan a perderte fijando la vista en ellas. En esos momentos, te llenas de la belleza de un litoral que parece escondido y de la que nosotros no habíamos oído hablar hasta esa fecha, dejándonos boquiabiertos.
Luego aparecerá el Cementerio de los Ingleses, del que iréis encontrando alguna señalización y que a nosotros nos complicó bastante la existencia. Sí, está indicado, hay un cartel como con un tejadillo que abre un camino de tablones de madera que dirige hasta él.
Si venís desde el faro quedará a vuestra izquierda, está en el margen del mar. Además, es el punto donde suele haber más vehículos aparcados. A pesar de todo esto, aunque parezca increíble nosotros lo pasamos de largo. Tenemos esa capacidad innata de perdernos en cualquier lugar, de hecho cuánto más sencillo sea, mayor es la probabilidad de que ocurra.
Surge, el Cementerio de los Ingleses, a consecuencia del naufragio en la zona de un barco británico que viajaba a finales del s. XIX hacia Sierra Leona. La bravura de las aguas llevó al barco a golpearse contra Punta Boi. Viajaban 175 tripulantes, solo sobrevivieron 3. EL resto, durante varios días consecutivos fueron llegando a la orilla arrastrados por el mar y fueron enterrados en este pequeño cementerio. Un monolito, además, pegando al recinto rinde homenaje a todas las víctimas caídas por la fuerza de un mar envalentonado en esta
Costa da Morte.
El Cementerio de los Ingleses se encuentra en la zona de Trece (do Trece). La playa que podéis ver a continuación es la playa con el mismo nombre, espectacular, de arena blanca y difícil acceso. Formando parte de esta área, se divisa el Monte Branco con una duna remontante, algo de lo que no habíamos oído hablar nunca. Su ladera está formada por arena que el viento se encarga de ir depositando allí en la parte superior. En la imagen superior podéis observarla, es la ladera alta de tono blanquecino.
Luego, la pista continua, damos fé que continúa, porque nos hicimos unos cuantos kilómetros de más en busca del cementerio cuando ya lo habíamos pasado. Hay un punto en el que sale una bifurcación de la pista, en función de vuestro siguiente destino ahí podéis elegir qué camino tomar, está señalizado.
Nosotros, desde ahí, buscamos el camino más adecuado para dirigirnos a Carnota, que era nuestro campamento base para los días que estuvimos visitando la Costa da Morte. Así que, para nosotros, esta ruta cubre desde Cabo Vilán hasta el Arenal de Trece.
Como veis, esta no es una excursión de pueblos ni ciudades. Es una ruta que se puede hacer a pie desde el puerto de Camariñas (larga), en bicicleta o vehículo (que es la nuestra) a pesar de que la pista no esté asfaltada. Es un paseo para dejarse enamorar, en el que detenerte a contemplar un paisaje espectacular, dónde el mar es el principal protagonista. La famosa Costa da Morte (Costa de la Muerte) no deja indiferente.
Hace unas semanas os hablábamos de las
Islas Cies, y su playa de Rodas. Hoy traemos esta parte de la Costa da Morte, que permanece virgen, con un viento insaciable y un paisaje que, de verdad, te deja sin palabras…