Estos días, se nos caía el alma a los pies al ver las imágenes del Valle de Arán (Lérida - Lleida) inundado a causa del desbordamiento del Río Garona, consecuencia del deshielo y las abundantes lluvias de este año 2013, impredecible meteorológicamente hablando.
Queremos aprovechar estos momentos para hablar de dos lugares más que, aunque en la televisión, por estas desgraciadas noticias, no se pueda ver su belleza, ésta existe y merecen ser visitados. Vamos a rendir homenaje a los bonitos y encantadores pueblos del Pirineo ilerdense, intentando mostrar, de la mejor manera que se nos ocurre, nuestro apoyo. En su día dedicamos una entrada a Vielha y hoy lo haremos a dos pueblos vecinos Arties y Salardú.
Para empezar, deciros de ambos que configuran las típicas imágenes pirenaicas que parecen sacadas de cuentos. Las construcciones en piedra, sus clásicos tejados de pizarra, las ventanas en madera, las calles, todo envuelto por montañas y vegetación, un deleite para la vista. A estas dos localidades acompaña el Río Garona que, si bien en la actualidad ha sido el responsable de las dramáticas consecuencias, habitualmente suele ser un compañero de excepción que contribuye a su belleza.
Estas dos localidades se encuentan a 3,5km una de la otra. Ambas siendo arquitectónicamente parecidas, y compartiendo entorno natural, tienen su propio encanto.
Arties
Este municipio lo visitamos antes que Salardú, un día que volvíamos al hotel de Vielha después de haber disfrutado del Salto del Pish (Saut det Pish). La verdad es que nos cautivó, disfrutamos de un agradable paseo por sus calles, inmersos en esa sensación que te ofrece el entorno de la montaña. Es el placer de los Pirineos donde el aire es más limpio y la temperatura más fresca.
La actual distribución de este municipio está marcada por unas inundaciones sufridas en los años 60. De ahí, hoy por hoy, Arties tiene una zona más actual y otra más antigua. En el entorno de su plaza mayor, en el casco antiguo, se pueden encontrar algunos caseríos con sus fachadas características.
Arties, a pesar de ser un pequeño y no llegar a 600 habitantes, es un lugar atractivo para el turismo, perfectamente entendible por todo lo que os hemos comentado. De hecho, tiene uno de los paradores del país, que antiguamente fue la casa del descubridor y colonizador de California, ni más ni menos.
Arties es también conocido por sus osos. Polémicos osos. Hace ya más de 20 años, se confiscaron una pareja de ellos a un circo.
A las afueras del municipio, en un recinto de 600m2, se les trasladó. Después de muchos años, uno de ellos falleció y el otro, afectado, se empezó a mostrar triste.
Se solicitó a Cabárceno (Cantabria) una compañera para éste, y ahora mismo allí siguen los osos. Se han recogido firmas para buscarles un sitio más apropiado. Si vais, los podréis ver en ese recinto vallado. Personalmente, nosotros compartimos la opinión de que ese lugar no es para ellos. Nos dio bastante pena verlos encerrados en un lugar tan expuesto y pequeño.
Durante el paseo os encontrareis con su iglesia románica del s.XI Sta Maria de Arties. (Para los amantes del románico que vayáis por la zona os recomendamos una visita al Valle de Boi).
Pero además Arties dispone de un segundo templo, éste ya gótico, San Juan de Arties).
Salardú
Rodeada por el Río Garona y el Río Unhola encontramos está localidad. La parte más alta del Valle de Aran se ha pasado a llamar Naut Aran, y se considera que este bonito pueblo es su capital.
Preside esta localidad la torre octogonal de su iglesia San Andreu de Salardú del s.XIII, de nuevo un edificio románico. En nuestra visita estaba cerrada por obras, pero es conocida por el valor artístico de sus pinturas y su Cristo en madera policromado, recomiendan su visita.
Luego, de nuevo, uno se sumerge en callejuelas desordenadas, donde es difícil olvidar que te encuentras en un pueblo con el encanto pirenaico. Y entre montañas y casonas algo te hace pensar que seguro que hay leyendas en la Historia del lugar.
Por supuesto que sí, la leyenda del Gigante de Garona, que no se ubica concretamente en Salardú, sino en el Valle en si mismo. Hay que remontarse a la época de los romanos, que en plena conquista se topan con un hombre de más de 3 metros que les asusta tremendamente, secuestran a su mujer y a su hija, y él siembra el temor yendo a por ellos para liberarlas, asolando el asentamiento, cogiendo prisioneros y cortándoles la oreja. Algunos habitantes del valle también tenían temor de este gigante al ver la violencia con la que llegaba actuar, y él sintiéndose acorralado llegó un momento que pidió que le mataran con un clavo en su nuca. Su cráneo se convirtió en reliquia y se mantuvo en la iglesia de Garós atribuyéndolo ciertos poderes.
Tras una leyenda así, aún queda en el ambiente la idea de que puedan quedar escondidos en las montañas gigantes ocultos.
Son momentos difíciles en esta zona, con el verano a la vuelta de la esquina, un verano que en los Pirineos es fantástico. Lleno de actividades para todos los gustos, naturaleza, paisajes excepcionales, relax, desconexión de la rutina en un paraíso natural. Esperamos que todo pueda ir resolviéndose poco a poco, sobre todo para sus habitantes que han visto la normalidad de su vida interrumpida, sus casas, su tierra. Nuestro ánimo para ellos. Pero es importante que no se nos queden en la cabeza esas imágenes de destrucción que vemos en los últimos, los Pirineos Catalanes son una maravilla a los que nosotros vamos a volver…
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