11 días en Escocia. Día 8: Aberdeen - Castillo Dunnotar - Stonehaven

Amanecemos en Inverness tras el ajetreado día anterior donde por fin vimos ¡delfines y una foca! Desayunamos el “desayuno de los campeones” y llenamos el maletero con todas nuestras cosas.

Vamos a Stonehaven, pero antes, a pesar de no haber leído maravillas sobre el lugar y porque nos pilla relativamente de paso, queremos parar en Aberdeen, una de las ciudades principales de Escocia.

Nuestro itinerario este día será: Ubicación en Google Maps

A ver, Aberdeen… esa ciudad. No sabemos si por venir del “mundo en verde”, no sabemos si es porque “era el primer día nublado”; ni si quizás no supimos asimilar que se trata de una ciudad de granito, pero Aberdeen, ante todo y sobre todo, es gris… No es un gris cualquiera, es un gris muy gris.

Nos acercamos a la Oficina de Información Turística con esperanza, de verdad que le pusimos interés. Allí nos recibió un chico, sonriente, como no. Y sacó un mini mapa.. muy mini. Entonces comenzó a hablar. Hablaba como si tuviéramos cara de entenderle, pero enlazaba palabra con palabra, gesticulaba, sonreía, y los minutos pasaban. Entre frase y frase algo se podía llegar a entender, hasta que hizo una pausa y señaló lo que nos había hablado, vimos que solo era un punto. Un punto en el que, aquí, el que no escribe entendió “Witchs”, y yo entendí “Watches”… No sabíamos si brujas o relojes, pero Aberdeen algo de eso tenía.

Hubo otra parte muy inquietante de la ilustración de nuestro informador, en algún punto, y esto lo entendimos los dos, nos comparaba Aberdeen con Barcelona. ¿Hay alguna otra Barcelona que no sea en la que todos estamos pensando en el mapa mundial?

A ver, ¿Barcelona y Aberdeen? ¿Algún punto de la Historia quizá que las hermane? Porque, lo que es la ciudad en sí misma, si le buscamos una comparativa sería solo si Barcelona tuviera una cantera de granito.

Nos dispusimos a acercarnos a la universidad, cogimos el coche y según avanzábamos en su búsqueda y nuestros ojos se convertían en gris, resonó una frase en el interior del vehículo: “hombre, vista así desde el coche no está tan mal, solo que es la ciudad más triste en la que he estado en mi vida”. Lo decimos desde el cariño, sería precioso hablaros de algo más poético, pero es nuestra apreciación personal, triste...

Estallamos en carcajadas y decidimos no continuar… coger dirección Stonehaven en busca de uno de los castillos más llamativos en cuanto a enclave de todo el viaje: Dunnotar Castle.

Si algo han sabido hacer bien los escoceses es elegir los enclaves de sus castillos, son espectaculares. Te guste más o menos el tema de las fortalezas, el paisaje que los rodea es alucinante.

Este es el máximo exponente de castillo en ruinas, no incluido en la Explorer Pass. En nuestra visita, además, una niebla envolvía el lugar. La posición estratégica del castillo para controlar las rutas marítimas es excepcional; 50 metros en vertical lo separan del mar. 

La climatología ayuda a dar un aire bélico y dramático al castillo. Diversas historias han ocurrido entre sus muros.

Desde el interior del mismo, y asomados a los restos de sus murallas, se observa la costa de una forma vertiginosa y, curiosamente, cuando menos lo esperamos, en ella un montón de focas se bañan plácidamente.

Uno de los más hechos más significativos data del s. XVII, cuando el castillo hizo la función de cárcel para los presbiterianos, que renunciaban al poder a nivel espiritual que se le atribuía al Rey. Se puede visitar el recinto en el que estuvieron cautivos. 167 persona que estaban tan apretadas en el recinto que no podían ni tumbarse, ni sentarse, con el agua hasta las rodillas. Muchos murieron, otros se rendieron jurando obediencia al Rey y los restantes exiliados a América.

Este mismo castillo, unos años antes, en el mismo siglo, escondía los Tesoros Reales de Escocia, joyas, etc. Los ingleses, al enterarse, sitiaron el castillo con la intención de quemarlas. Pero un par de mujeres consiguieron sacarlas a escondidas y las mantuvieron enterradas hasta que unos años después fueron llevadas al Castillo de Edimburgo. Una visita maravillosa.

Tras la visita nos acercamos a Stonehaven. Es un lugar pequeño pero muy agradable para pasear. El camino por la playa con un mar salvaje y el sonido de las olas nos encantó. 

Antes de perdernos por el pequeño Stonehaven decidimos presentarnos en el alojamiento. Desde éste al centro de la localidad se puede ir andando, pero en este caso, optamos por llevarnos el vehículo y aparcarlo cerca de la plaza. Parece que no, pero se va notando el paso de los días de paseo en paseo...

Llegamos a nuestro nuevo alojamiento en Stonehaven: Glennifer B&B. La vivienda llama totalmente la atención. Los anfitriones, principalmente ella, nos resultó un poco rara, pero era amable. La habitación una maravilla. Nos gustó mucho en general, lo recomendaríamos. Luego, nos habían recomendado en el B&B un restaurante (no hay demasiados allí) en el que poder cenar. El elegido fue Ship Inn.

El restaurante muy agradable y, quizá, uno de los lugares donde pasamos otro de los grandes momentos fruto del idioma. 

Tras 8 días en Escocia, teníamos perfectamente identificadas determinadas palabras comunes a la hora de cenar, cosas fuera del clásico vocabulario. Vinieron a traernos las cartas y, mientras tanto, a preguntar qué deseábamos beber. Tras pedir yo un refresco, la otra parte contratante pide la cerveza, tal y como lo hemos hecho cada noche. 

La amable camarera nos debió notar un acento “conseguido” porque, siguiendo el estilo del chico de Aberdeen, comienza a hablar según se ha pedido la cerveza, sin pausas, sin cortes. En ese momento siento vértigo, en mi caso me siento aliviada porque la charla no va para mí, pero pienso, si hace una pregunta.. espero que la respuesta sea sí o no. Una patadita por debajo de la mesa esperando que “la otra parte de este blog” se esté enterando, pero con su mirada lo dice todo… “no tiene ni puñetera idea de qué le está diciendo”, yo tampoco… se lo digo con la mirada entre descojonada y asustada. 

Estamos esperando un cambio en la modulación de la voz, una pausa, un algo, para coger de nuevo el hilo… y tras, sin exagerar, unos 3 minutos, lo entendemos los dos… ha dicho “dark”… y luego “light”… ahí está la señal que necesitamos.

Aquí, el compañero se lanza como si de un guepardo sobre gacela se tratara, a cazarla ahí, se amarra al "dark" como si fuera un chaleco salvavidas en medio del Titanic, por fin, por fin.. no sabemos que se ha pedido, solo cerveza y dark, pero eso vale.. sí…

La chica vuelve a sonreir, sí, nos hemos entendido pero, como a cámara lenta, sus labios se vuelven a abrir y ohhh… nooo, continua. Una vez elegido "dark" hay más cosas que nos tiene que contar acerca de la cerveza.

Nos cuesta concentrarnos, está a punto de darme un ataque de risa, así que no podemos encontrar nuestras miradas. Solo queremos cenar, de verdad, me alegro tanto de haber pedido una Coca Cola…

Durante unos dos minutos continua, no nos molestamos ya en hilar, solo en buscar las palabras claves. Un par de palabras clave estamos seguro que serán suficientes. Y aparece, aparece… la palabra es “smooth”. De nuevo sale el leopardo a cazar y se abalanza sobre la presa. “Yes, yes, smooth”…

Ya está, habemus bebida… Miramos a la camarera con miedo, sus labios a ver si se mueven, o no.. que diga gracias, que diga gracias.. pero dice “It’s not cold”

¡MIERDA!

La cerveza a la que hemos ido a parar es una que se toma caliente, tenemos que volver a empezar. 

El contrario no quiere nada caliente… y reacciona rápido… Cold please. Cold Beer! Al final decide ella una cerveza fría que al menos estuvo buena. 

Exahustos, ahora solo hay que enfrentarse a la carta y que fuera de carta no haya que elegir demasiadas sugerencias. Todo se da bien y cenamos requetebién. Os lo recomendamos, la cerveza la dejamos a vuestra elección, creemos que os podrán recomendar muy bien...

Quedan menos de 24 horas para llegar a la ajetreada y festivalera vida de Edimburgo. En este B&B nos dan la opción de desayunar a las 7.30 de la mañana y la cogemos. Antes de ir a la capital de Escocia queremos visitar St. Andrews y para ello hay que madrugar.

Mañana será otro gran día…

¿Tienes planes hoy?