Qué rápido pasa el tiempo, parece que fue anteayer cuando hablábamos de un “incipiente otoño” y, en breve, empezaran a florecer los tempraneros almendros. Entre tanto nos acompaña un invierno abundante en nieve, que alterna días semi primaverales, con otros días muy fríos.
Rascafría está en el Valle del Lozoya, a 80 km de Madrid Capital, a tan solo 16 km de Cotos y 19 de la estación de Valdesqui. En su entorno cuenta con diversos atractivos destacables, aparte de las pistas de esquí, la Laguna Grande de Peñalara, el municipio en sí mismo, El Monasterio de Santa María de El Paular, el área recreativa de las Presillas, la Ruta de las Cascadas del Purgatorio y El Bosque de Finlandia, entre otros.
Hoy viajamos hasta allí, en la Comunidad de Madrid, centrándonos en tres rincones muy cercanos unos de otros y que son ideales para un paseo de un día cualquiera, donde el frío no resulta un estorbo si no un compañero de viaje que convierte la escena en más bella. No te los debes perder si quieres ver algo especial. Si después de éstos, te quedas con ganas de más no os olvidéis de visitar nuestra entrada de Rascafría: cuatro rincones más que no debes perderte.
EL BOSQUE DE FINLANDIA
Para llegar al Bosque de Finlandia de Rascafría tendréis que acercaros al Monasterio del Paular y estacionar el coche en su aparcamiento. Desde él, y cruzando al otro lado de la carretera llegareis al llamado Puente del Perdón. El puente cruza el río Lozoya y nada más lo hayáis atravesado encontrareis a vuestra izquierda una puerta de hierro (a veces abierta, a veces cerrada). No veréis ninguna indicación escrita que haga referencia al Bosque, solo un sendero con árboles a cada lado que os indicará la dirección a seguir. A pocos metros, a la izquierda divisareis una pequeña caseta de madera oscura. La antigua sauna, ya en desuso, pero dónde se metía la gente y posteriormente se tiraban al lago al que dirige el embarcadero.
Si encontrarais la puerta cerrada, debéis seguir un poquito más adelante y adentraros por el desvío siguiente a la izquierda que va hacia un albergue, hasta incorporaros de nuevo al camino.
Sin lugar a dudas es un sitio idílico, bucólico. Habitualmente en la zona se producen abundantes nevadas y su apariencia puede cambiar mucho de verlo en un momento u otro. Nosotros hoy os acercamos una estampa invernal de hace unos días, un ambiente entre lluvioso, nevoso y a ratos soleado que contagiaba al espíritu de un sentimiento entre romántico y nostálgico.
La estampa tiene todos los elementos que forman un cuadro de excepción, la caseta, el embarcadero, un lago rodeado de árboles semidesnudos…
LAS PRESILLAS
Las Presillas son unas piscinas naturales que gozan de total protagonismo en la zona en la época estival. A nosotros cuándo nos gustan más es en invierno.
Para acceder a ellas en invierno podéis aparcar de nuevo en el aparcamiento de El Monasterio de El Paular (aparcar es gratis), atravesar el Puente del Perdón, y continuar por todo el paseo recto hasta que varios metros más adelante aparece un cartel a la derecha que indica el acceso peatonal para llegar a Las Presillas. El paseo desde el aparcamiento será de unos 10 minutos.
Las piscinas naturales en verano están muy frecuentadas, en esas fechas se abre un aparcamiento que tiene un precio fijo por día. Allí, muchos madrileños pasan la jornada escapando del sofocante calor de la urbe, para lo que colaboran las frías aguas del río Agulón. Hay un área recreativa.
Pero el invierno es otra historia… En invierno Las Presillas están prácticamente solitarias. Su pradera verde es territorio del ganado a ratos. Están envueltas de cumbres nevadas y en función de lo abundante que haya sido el año en agua y sus temperaturas, podemos encontrarlas corrientes o congeladas. Son un terreno que también atravesaréis si os animáis a hacer la ruta de las Cascadas del Purgatorio (de la que próximamente hablaremos)
Pero el invierno es otra historia… En invierno Las Presillas están prácticamente solitarias. Su pradera verde es territorio del ganado a ratos. Están envueltas de cumbres nevadas y en función de lo abundante que haya sido el año en agua y sus temperaturas, podemos encontrarlas corrientes o congeladas. Son un terreno que también atravesaréis si os animáis a hacer la ruta de las Cascadas del Purgatorio (de la que próximamente hablaremos)
Os recomendamos que disfrutéis de este área recreativa en la temporada invernal. Si ya la conocíais en verano, será como descubrir un enclave nuevo…
EL ARROYO DE LA ANGOSTURA
En carretera que une el Monasterio de Santa María de El Paular con Cotos, a la izquierda, a 4 km del monasterio, entre los pinos, hay un área recreativa denominada La Isla. Junto a dos restaurantes pegados a la carretera, desde allí, una vez estacionado el coche podéis aprovechar para tomaros algo para entrar en calor y, para nosotros, lo más importante, conocer el Arroyo de la Angostura.
En este punto encontrareis de nuevo un paisaje excepcional, los arboles y el agua corriendo con fuerza entre las rocas crean una estampa que los amantes de la naturaleza, o de la fotografía, no podrán rechazar.
Siguiendo la rivera del arroyo aguas arriba, apenas unos metros, llegareis hasta una cascada fruto de la pequeña presa que se encuentra al final del camino. Es fácil, dado el lugar en el que se encuentra ésta, encontrarla congelada. Una imagen pintoresca digna de ver. Lo mismo ocurre con el arroyo en el que es fácil encontrar capas superficiales de hielo que forma unos contrastes mágicos. Aunque para nosotros lo más bonito es verlo lleno de vida, con un caudal abundante, mientras los copos de nieve empiezan a caer.
Siempre hablamos de la importancia de los pequeños detalles, éstos son rincones que ofrecen un deleite para la vista. La zona de Rascafria tiene mucho que ofrecer, en este caso, con más razón que nunca, una imagen vale más que mil palabras, y eso es lo que mejor puede describir estos rincones mágicos.
Y recuerda, si quieres descubrir más lugares de interés de Rascafría, aquí te lo contamos.