Hoy queremos acercarnos al Parque Nacional de Ordesa, en la provincia de Huesca, en concreto a una ruta que une la Pradera del Parque con la “Cola de Caballo”. Un camino de unos 20 km, ida y vuelta, que nos adentrará en un paisaje maravilloso que se convierte en una paleta multicolor en la época otoñal.
Nada nos hacía presagiar que, a la vuelta del Puente del Pilar, al pasar por embalses y ríos de la provincia de Huesca que estaban bastante pobres de caudal, tan solo 5 días después, serían noticia por su desbordamiento y todos los problemas que han ocasionado las fuertes precipitaciones acaecidas.
Lo cierto es que al lado del hotel en el que estuvimos alojados en la localidad de Biescas, nos sorprendió un cartel que advertía de la precaución que se debía de tener en torno al río por aumentar rápidamente su caudal en caso de lluvias (así que hay que tomarse muy en serio estas recomendaciones). Lamentamos mucho los daños producidos por las complicaciones meteorológicas porque es una zona estupenda en la que protegen su entorno natural, y simplemente el hecho de circular entre los pueblos por sus carreteras se convierte ya, en sí mismo, en un placer para la vista.
Hace 10 días, el otoño empezaba a mostrarse tímidamente en el Parque Natural, algunas hayas mostraban el tono rojizo en hojas aleatorias, pero intuimos que para el puente de noviembre (popularmente conocido como el de “Todos los Santos” y, de forma internacional, como “Halloween”) tiene que estar el paraje en su máximo momento multicolor.
La ruta planteada desde ¿Tienes planes hoy? Es la más clásica y conocida. Desde su inicio hasta llegar a la cola de caballo vamos a ir acompañados por el río. Existen principalmente dos alternativas para realizarla, bien de forma circular a través de la Senda de los Cazadores, o ida y vuelta por el sendero del valle que lleva hasta las gradas del Soaso y luego a la cola de Caballo.
Comentaros que nosotros, esa pareja que manifiesta una clara aversión al riesgo, optamos por el camino del sendero. La Senda de los Cazadores presenta un fuerte desnivel al principio, durante más o menos hora – dos horas (en función de cada persona), luego es llana. Por lo que leímos, se recomienda hacerla de subida, ya que de bajada puede resultar algo más peligrosa, sobre todo, si el suelo está húmedo. Y está desaconsejada para “amateurs” en época de hielo y nieve. Esta senda te lleva por encima del río, de manera que se obtiene una vista aérea hasta llegar a la cola de caballo. Posteriormente, ya se puede volver por el sendero.
En nuestro caso, como os comentamos, ida y vuelta la realizamos por el sendero. En este punto comentar que la ruta no tiene absolutamente ninguna dificultad técnica pero, ah amigos, no vamos a vender humo… el “paseíto” cansa. Parece que la humanidad se avergüenza de decir que cansa, tiene 500 metros de desnivel, que personalmente nos sonó a nada (porque es nada)… Pero es la típica pendiente que parece que no es pendiente, y cuando llevas hora y media crees que nunca has dejado de subir en zigzag, de estas que engañan, traicioneras vamos… Nadie habla de esto, así que yo iba, ingenua de mi, pensando que la ruta me la haría como Fermín Cacho… Criaturita… Echita cachos acabé, por buscar alguna similitud…
En fin, a posteriori, nos han confirmado que no somos los únicos en cansarnos, lógicamente la distancia se hace notar, pero merece muchísimo la pena, muchísimo, y en el trayecto encontramos mayores, jóvenes y pequeños (cada uno elige hasta donde llegar, y el tiempo que se quiere tomar). La excursión nos llevó el día, desde la pradera a la cola de Caballo tardamos unas 3 horas y 45 minutos, la vuelta, en cambio supuso unas 2 horas, se nota esa “sutil y constante” cuesta abajo, y el no parar a hacer fotografías cada 5 minutos, a esto le sumamos una hora para comer, con lo que, aproximadamente echamos unas siete horas.
Para hacer esta ruta hay que dirigirse hacia Torla. En función de cuándo realicéis la visita podréis, o no, acceder al aparcamiento de la Pradera con vuestro propio coche. En veranos, puentes, etc, a la llegada a Torla veréis un aparcamiento, desde allí saldrán autobuses que os llevaran, por un coste de 4,50 euros persona ida y vuelta, al punto de inicio de variadas rutas, entre ellas a la que nos referimos. Si lo hacéis en temporada baja podréis acceder con vuestro vehículo hasta el aparcamiento de la pradera.
Muy importante, resaltar que el Parque natural tiene un aforo limitado que asciende a 1.800 personas. Si planeáis vuestra visita en temporada alta, os interesa llegar muy pronto al parque porque se organizan enormes colas para coger los autocares, que salen con mucha asiduidad pero que si se superan las 1.800 personas os frustrará la visita. En nuestro caso la espera ascendió a una horita para subir, y unos cuarenta minutos para bajar, que casi fueron los peores porque las piernas no agradecían tras la caminata estar de pie esperando al autobús.
El fin de Semana del Pilar (12 de octubre) parece ser que es un momento “estrella” para peregrinar por el Valle de Ordesa. A pesar de ello, podemos decir que, aunque los primeros metros fueron agobiantes al haber tanta gente, ya que la montaña pierde su esencia cuando parece que se está haciendo una procesión, en pocos metros la gente empieza a dispersarse y más o menos se salva el inconveniente. Ahora bien, tiene que ser alucinante poder ir fuera de fechas clave, completamente solos.
Recomendación imprescindible, llevar un calzado adecuado. De acuerdo que es una ruta sin dificultades técnicas, pero es bastante larga y lo más importante, a pesar de discurrir por una especie de pista forestal, el terreno es pedregoso e irregular, hay que proteger los tobillos. Por supuesto, y ya que estamos en el párrafo de las recomendaciones, recordar que es un sitio tan especial que hay que cuidarlo, seamos respetuosos con el medio ambiente.
El entorno por el que discurre la ruta es maravilloso. El camino va atravesando bosques, zonas sombrías, espacios abiertos, cascadas…. abetos, pinos, hayas, tejos… algunos árboles que parecen sacados de cuentos, con raíces pronunciadas que sobresalen del terreno…
La primera cascada que encontrareis en esta ruta está aproximadamente a los 45 minutos de salir, se trata de la Cascada de Arripas. El inicio de una colección de saltos de agua que irán acompañándonos en el camino.
Tras esta primera parada continua en ligero ascenso el camino, mirando hacia arriba, entre las copas de los arboles, sobresale el perfil de las montañas, es una sensación estupenda. Al cabo de un rato aparecerá una segunda cascada, la Cascada del Estrecho y la Cueva. El sonido que emitía el agua al caer, a pesar de no haber sido la visita en un momento en el que se hubieran producido lluvias, es impresionante. También es ante este lugar en el que pudimos percatarnos del azul turquesa de las aguas, impresionante, agua cristalina de un azul que parecía mágico. Este punto está más a menos a hora y media del inicio de la ruta y a 1.480 metros de altitud.
Tras esta primera parada continua en ligero ascenso el camino, mirando hacia arriba, entre las copas de los arboles, sobresale el perfil de las montañas, es una sensación estupenda. Al cabo de un rato aparecerá una segunda cascada, la Cascada del Estrecho y la Cueva. El sonido que emitía el agua al caer, a pesar de no haber sido la visita en un momento en el que se hubieran producido lluvias, es impresionante. También es ante este lugar en el que pudimos percatarnos del azul turquesa de las aguas, impresionante, agua cristalina de un azul que parecía mágico. Este punto está más a menos a hora y media del inicio de la ruta y a 1.480 metros de altitud.
Desde este punto el paisaje es menos boscoso y nos vamos acercando a las gradas del Soaso. Un espectáculo de la naturaleza más, donde nadie se resiste a hacer una parada y deleitarse con el lugar. El río Arazas con el paso del tiempo ha ido creando una serie de escalones consecutivos y pozas que crean una imagen impresionantemente bella. En este punto habremos recorrido unos 7 km y, tras unos 40 minutos más de paseo, habremos llegaremos a la cola de Caballo, en el Circo del Soaso.
Las cascadas suele ser uno de los elementos naturales que suele embellecen mucho los paisajes, pero debemos reconocer que comenzar a caminar por las llanuras y encontrarnos frente al circo del Soaso fue una de las sensaciones más alucinantes de toda la ruta, dónde realmente te sientes pequeño, rodeado por las formas del circo glaciar. Al fondo, el Monte Perdido, el Pico del Añisclo, la piedra tallada por los efectos de la erosión… Es un paraje idílico. Tras kilómetro y medio o así, se comienza a vislumbrar la última sorpresa que nos tenía deparado el camino, la Cascada de la Cola de Caballo. Esa última cascada tiene algo especial, no solo porque para nuestro itinerario sea la guinda del pastel, sino por como caía el agua en nuestra visita, es un salto de agua sedoso y delicado…
Nosotros en este punto aprovechamos para hacer la parada correspondiente y comer en las praderas que conforman el circo, donde algunas vacas pastaban indiferentes a la cantidad de gente que aquel día invadía su lugar.
Después comenzó la vuelta, por el mismo sitio que vinimos, ni siquiera cruzamos a la altura del Puente de Arripas al otro lado del río, decidimos continuar por el mismo sendero y, como si de magia se tratase, disfrutamos de nuevas imágenes en los mismos sitios. Un sol más cansado que daba nuevas tonalidades al paisaje y un silencio más profundo, menos gente y con las fuerzas más apagadas. Una vuelta tranquila y distendida que hicimos un poquito más rápido ayudados por la ligera pendiente descendiente y la caída de la luz que nos iba pisando los talones…
Este itinerario tiene algo muy positivo, lo importante no es la meta que te propongas, como veis, existen diferentes puntos en todo el trayecto que son atractivos por sí mismos, sin olvidarnos de que lo realmente importante es el camino mismo, un paraje impresionante que os dirige hasta donde hace más de 50 millones de años habitaba un glaciar asombroso.
La llegada del otoño, que en estos momentos parece que empieza a madurar, es un momento fantástico para aprovechar e ir a esos parajes que parecen disfrazarse en esta época. Os recomendamos fervientemente que os acerquéis al Valle de Ordesa, a este paseo, que cada uno puede adaptar a la longitud que desee, y que es realmente motivador, ya que tras una sorpresa a pocos kilómetros te ofrece otra, y otra… Si queréis ver colores, agua, bosques, cascadas, praderas y adentraros en un paraje natural de excepción, este es vuestro lugar…