Viajar esta pasada Semana Santa a la provincia de Zamora se convirtió en un conjunto de sorpresas coronado por una intensa nevada que hizo que, en el mes de abril, nos acompañara una estampa invernal preciosa.
Estas inclemencias meteorológicas nos obligaron a tener que improvisar nuevas alternativas diferentes a las planificadas que iban inicialmente por los derroteros del senderismo. Elegimos la zona del Parque Natural de Sanabria para poder deleitarnos de sus paisajes, rutas como la de Los Monjes o las Cascadas de Sotillo formaban parte de nuestros planes que hemos tenido que posponer para otra escapada. Pero dicen que no hay mal que por bien no venga, y pensando que nos íbamos con un pronóstico de aguaceros, nos encontramos con un manto de nieve que nos ofreció un espectáculo sin igual y nuevas experiencias.
Dentro de las posibilidades, uno de los lugares a los que fuimos a parar, antes de que los copos se presentaran tapándolo todo, fue una bonita localidad de la que habíamos oído hablar mucho y aun no conocíamos: Puebla de Sanabria.
A 115 km de Zamora capital, las murallas y el castillo de Puebla de Sanabria descansan desde tiempos atrás en la Historia. El municipio tiene un aire medieval, sus calles empedradas, sus casonas blasonadas, el castillo, las murallas…
El casco antiguo es totalmente armonioso, perderse por sus calles y respirar el aroma a anís de sus típicos dulces resulta reconfortante. El castillo, hoy convertido en centro de cultura y biblioteca, es una majestuosa fortaleza cuyas obras empezaron en el s. XV a cargo de uno de los Condes de Benavente. A lo largo de la Historia, en numerosas ocasiones, la ruina se hizo su principal habitante, hasta llegar a plantearse en algún momento su demolición. Pero finalmente, y tras sobrevivir en mejores o peores circunstancias a Conflictos bélicos con Portugal y Francia, y al abandono, el castillo pasa a manos del Ayuntamiento de la localidad, quién, antes de convertirlo en casa de la cultura, lo uso como cárcel, almacén, granero…
Puebla de Sanabria está abrazada por el rio Tera y el rio Castro. El entorno natural que la rodea es de excepción. Si hacéis una visita a esta zona, en este municipio encontrareis diversidad de opciones de restauración y alojamiento.
A 13 km de Puebla de Sanabria, hay un lugar que no se puede dejar de visitar, nieve o llueva el Lago de Sanabria te recompensará con unas vistas estupendas ante todo y con la posibilidad de realizar diversas actividades.
El Lago de Sanabria es el lago de origen glaciar más grande de la Península Ibérica y de Europa. La vista se pierde en el infinito ante esa vasta extensión de agua, rodeada de montañas; 9.350 metros suma su perímetro. Ubicado en pleno Parque Natural de Sanabria se convierte en el gran protagonista de la zona, a pesar de haber numerosas lagunas más. Desde esta zona se pueden llevar a cabo diversas rutas de senderismo de montaña, algo que nos hubiera gustado realizar, pero nosotros no íbamos preparados para el tiempo que nos encontramos y esperamos llevar a cabo próximamente y poder contároslas. A pesar de ello, y del frío, y fuerte viento que soplaba, la estampa mereció la pena.
El Lago de Sanabria dispone de pequeñas playas que en verano son lugar de descanso para muchos. Además de ser un lugar en el que se realizan algunos deportes acuáticos.
El lago alberga en su historia un dramático acontecimiento ocurrido a finales de los años 50 que llevó al fondo de sus aguas a más de un centenar de personas tras la ruptura de la presa de Vega de Tera. Una pésima construcción, lluvias torrenciales y bajas temperaturas provocaron un catastrófico suceso que arrasó el pueblo de Ribadelago, arrastrando no solo sus construcciones sino también a sus habitantes. Tan solo 28 cadáveres de los 144 ( de un pueblo de 256) se pudieron recuperar.
En esta especial visita a la provincia de Zamora, nos alojamos en un pequeño pueblo llamado Trefacio que al amanecer, tras la primera noche de descanso allí, nos descubrió su encanto cubierto por una manta de nieve. Es un pequeño municipio que no llega a 200 habitantes y se encuentra a 10 km de Puebla de Sanabria.
El motivo por el que hacemos una parada en el blog en este lugar no es otro que presentaros un humilde paseo que descubrimos debido a las condiciones meteorológicas adversas por las que nos vimos obligados a quedarnos allí sin movilidad. Nos recomendaron un pequeño paseo paralelo al río Trefacio que unía este municipio con el de Galende. Finalizaba en un molino que ofrecía aquel día una estampa preciosa. Calculamos que el paseo aproximadamente sería de ida y vuelta, a ojo, unos 5 km.
Por eso, por si alguien se aloja en esta localidad o se lo plantea, queremos dejar este pequeño paseo para vuestra información. El camino sale desde el mismo pueblo, dirección al cementerio y luego siguiendo el sendero.
Otra de las paradas que cabe mencionar sería la de San Martín de Castañeda. Lo normal sería que ahora os hablaramos de su Monasterio cistercense que preside la localidad y lleva sobre sus piedras la Historia y el paso del tiempo. Pero la niebla, la nieve y demás nos impidieron casi verlo por fuera. Asi que llega el momento de recomendaros nuestra parada gastronómica en la localidad. En el Restaurante “La Terraza” de San Martín de Castañeda comimos el famoso chuletón sanabrés. Si os encontrais por la zona, es un lugar agradable con buena relación calidad precio y que aporta unas preciosas vistas desde su mirador con vistas al valle…
Desde San Matín de Castañeda sale la carretera que lleva a La Laguna de los peces. Una carretera de montaña que ofrece unas panorámicas de postal. El paisaje parecía hecho de dunas de nieve virgen. El camino lleva hasta una explanada en la que aparcar el vehículo y, desde allí, a escasos metros caminando, en no más de 15 minutos, aparece la Laguna de los Peces, otra laguna de origen glaciar, situada a unos 1.700 metros de altitud y desde la que parten varias rutas de alta montaña. En nuestra visita, aparte de bastante nieve, soplaba ventisca, así que la expedición duró poco y la visitamos desde la distancia y con tan solo el móvil para sacar una instantánea simbólica. Eso si, disfrutamos de unos paisajes de ensueño en el camino.
Y como parece ser que este viaje nos quería mostrar pequeños rincones no muy conocidos, acabamos en un paraje muy especial, curioso, que rebosa paz en cada uno de sus rincones y que recomendamos. Entre las localidades de Rábano de Sanabria y San Justo aparece la Ermita de la Alcobilla, del s. XVI, paraje que resulta de gran interés por estar rodeada de castaños centenarios y alguno milenario, cuyos troncos no alcanzan a ser abrazados. Nos parecieron preciosos e impresionantes.
El jueves santo, cuando salíamos desde Madrid, llevábamos la intención de visitar Puebla de Sanabria, de hacer la ruta de las Cascadas de Sotillo, o la de los Monjes, de comer a las orillas del Lago de Sanabria, visitar el Monasterio de San Martín de Castañeda, pasear por la Laguna de los Peces, entre otras cosas... Pocas de esas cosas pudimos hacer, en cambio, descubrimos rincones ocultos, únicos, estampas impensables. Fue como trasladarnos a un micromundo totalmente alejado de nuestra rutina y forma de vida. Acercarse a la tranquilidad y la belleza. Muchas veces se habla de los “lugares conocidos”, los que albergan impresionantes vistas, majestuosos monumentos, pero el encanto aparece de repente para sorprenderte en cualquier rincón cuando te encuentras en un entorno tan especial.