Cuando uno va conociendo poquito a poco rincones del mundo, es inevitable en algún momento parar el reloj para intentar elaborar un ranking. Habitualmente esta tarea suele resultar un fracaso, porque en la mayoría de las visitas se encuentran alicientes suficientes para que el lugar se quede en la memoria de forma única.
Aún así, siempre quedan unos diez paisajes en la retina que se disputan tu corazón y tus mejores recuerdos.
Llevamos tiempo queriendo escribir acerca de este lugar, pero nunca encontramos el mejor momento para él. Uno de nuestros sitios favoritos, por su encanto, su aire pintoresco, una localidad de Gerona (Girona), en la comarca de la Garrotxa, que apareció en nuestras vidas impactándonos.
Besalú, declarado conjunto Histórico-artístico en los años 60, se encuentra rodeado por la frondosidad de un paisaje de verde intenso y acariciado por el rio Fluviá, que contribuye a convertir en una imagen bucólica tanto la entrada al lugar, como el paseo por el mismo. Desde la distancia, al percibir las formas, los colores de la piedra y su arquitectura, puedes llegar a plantearte si se tratará de algún decorado irreal.
Pero nada más lejos, en Besalú nos encontramos una localidad típicamente medieval, cuyo origen se remonta al siglo VIII, que se encuentra bastante bien conservada. Históricamente llegó a ser un condado independiente y durante un corto periodo de tiempo Obispado.
No encontramos las palabras adecuadas para poder transmitir las sensaciones que tuvimos al presentarnos frente al puente románico que te guía hasta el corazón de la villa. Ciento cinco metros, siete arcos, y una panóramica que deja casi sin respiración. A cada paso que das por él sientes la necesidad de detenerte para empaparte de las vistas que te regala.
El puente ha sufrido diversas reconstrucciones. Su origen data del siglo XI, en el XIV se le añadió la torre fortificada y además tuvo que ser arreglado por una fuerte crecida del rio que lo dejó bastante perjudicado. En la Guerra Civil española, su mayor enemigo, después de casi 1000 años en pie, fue dinamitado y muchos de sus arcos desaparecieron. La imagen actual, fiel a la anterior, corresponde a la reconstrucción llevada a cabo en los años 60. El río lleva años acariciando la base de este impresionante monumento, discurriendo impasible al tiempo y a aquellos que no respetaron la Historia.
A simple vista el puente es el atractivo principal de la localidad, pero una vez que te adentras en ella, sus callejuelas no te pueden dejar impasible. En los rincones de este lugar se esconden secretos e historias de aquellos que lo pisaron. El legado judío está presente en el barrio de la judería, donde en su día existió una sinagoga, y hoy podréis visitar el Miqwev y los baños judíos, los únicos que se conservan en España.
Sorprendente nos resultó por esas calles empedradas levantar la vista y encontrar sobresaliendo de la fachada del edificio unas sillas colgadas, de las que no hemos conseguido conocer su significado, ni el porqué de su ubicación, pero que parecen incitarte a pensar que no puede haber un mejor lugar que ese para mirar al firmamento… (si alguno de los lectores que pase por aquí sabe algo acerca de la historia de estas silla, agradeceremos mucho que nos pongáis al día).
Del Monasterio de San Pere de Besalú (s.X) tan solo queda la Iglesia (s.XII) tras la desamortización de 1835. Hoy es la parroquia de la localidad. Destaca en su interior su girola, el aspecto austero en piedra le confiere un encanto especial. En lo alto de la fachada exterior se encuentran tallados los leones, símbolo de la luz que vence a la oscuridad de los pecados.
Otro edificio significativo del lugar es el antiguo Hospital de Sant Juliá, antiguo hospital de peregrinos y del que queda la portada, en el que de nuevo, y con el mismo significado que en el antiguo Monasterio, aparecen los leones.
En esta localidad a principios del mes de septiembre se celebran las fiestas medievales, un espéctaculo reconocido en el que tanto los comercios como habitantes del pueblo rememoran la vida en los siglos pasado. Mercado, malabaristas, batallas, pasacalles, cuentacuentos, cena con espectáculo de fuego. La caracterización de la villa redunda en el Besalú medieval, ofreciendote la oportunidad de ver un espectáculo emocionante.
Resulta complicado abandonar la villa, desde diferentes puntos de la misma se obtienen vistas y perspectivas impresionantes. Sin adentrarte en la historia, con tan solo pasear por las calles y dejarte embrujar por la judería, entiendes que ahí hay mucho más que un lugar que admirar.
Y desde nuestra visita, que fue un día de agosto que nos quiso regalar una tarde de nubes empujándonos a abandonar durante unas horas las playas que estábamos disfrutando días atrás cercanas a la bahía de Rosas (Roses), no hemos podido abandonar el recuerdo de un lugar como éste. Que siempre resbala de entre nuestros labios cuando nos preguntan por un lugar con “encanto”, un “pueblo bonito”, algo “digno de ver”… y en esa situación es cuando su nombre se hace presente en nuestro recuerdo, nuestras pupilas se iluminan y decimos… Besalú
Encontrar lugares como Besalú te hace entender el significado de la historia, del paso del tiempo y de la importancia de valorar aquello que nos dejan los que estuvieron antes que nosotros.
¿Tienes planes hoy?