En la Provincia de Segovia a tan solo 3 kilómetros de su capital se encuentra el Palacio Real de Riofrío. Camino del lugar y a pocos kilómetros de él, se empieza a intuir el paraje natural en el que se aloja.
Es impresionante una vez que se pasa el control de entrada circular por la carretera que conduce hasta el palacio y ver como se cruzan, o pastan a tu lado, gamos y ciervos, principalmente los primeros. El paseo en coche se convierte en algo alucinante para personas como nosotros, urbanitas de nacimiento, que nos resulta increíble estar rodeados de animales en libertad en su entorno natural. A modo de curiosidad, en 2010 estaban censados en torno a 400 gamos y 80 ciervos.
Bastante antes de llegar a las puertas del palacio se divisa éste presidiendo el bosque, de unas 600 hectáreas aproximadamente, y por el que pasa el Río Frio, de donde proviene su nombre.
La entrada tiene un precio de 4 euros, se trata de una visita guiada que durará aproximadamente una hora, hora y cuarto. En nuestro caso podemos decir que muy satisfactoria, el guía dotaba de ritmo e información variada, tanto histórica como artística a lo que nos iba mostrando.
El origen de este palacio se da con la muerte de Felipe V en el s. XVIII, cuando su viuda Isabel de Farnesio se queda en una situación bastante delicada diplomáticamente hablando. Quizá para entender esto habría que dar unos antecedentes que explicaran los motivos, y si os animáis a hacer la visita en algún momento, allí os lo explicaran más ampliamente.
Nosotros intentaremos haceros una síntesis de lo que ocurrió. Isabel de Farnesio, de origen italiano (Parma) fue la segunda esposa de Felipe V, quien ya tenía dos hijos de su anterior matrimonio, Luis y Fernando. Felipe V no fue educado para ser rey, mientras que Isabel, una mujer que cuentan tenía una gran inteligencia y carácter autoritario, al contraer matrimonio con el monarca fue la que se acabó haciendo cargo de las cuestiones de Estado. Durante esa época entre otras cosas, centró sus esfuerzos en volver a conseguir los territorios italianos que la corona había perdido en el tratado de Utrech, y así fue como su primogénito con el Rey, tercero en la línea de sucesión, Carlos I acabó reinando en Nápoles y Sicilia.
A Felipe V no le gustaba reinar y cuando su primogénito, Luis I, cumplió la mayoría de edad, abdico en él. Pero la buena o mala suerte hizo que éste falleciera 7 meses después. Lo normal habría sido que hubiera tomado el puesto de sucesión Fernando, su segundo hijo, pero Isabel de Farnesio, ambiciosa, e interesada en el poder, dicen que movió hilos, sobornos, y demás, para conseguir, que de nuevo, su esposo pudiera volver al trono, algo no posible tras una abdicación.
Y así ocurrió, Felipe V, retomó el título de Rey, e Isabel de reina consorte. En 1746, fallece el monarca, y el heredero a la Corona, Fernando VI se proclama rey.
Aquí es donde viene el origen de la construcción del palacio, Isabel seguía interfiriendo en la vida política del país. Es por ello que Fernando VI quien tenía la Corte en el Palacio de la Granja de San Ildefonso ( a pocos km de donde se ubica el Palacio de Riofrío que en esas fechas aun no existía), prohíbe a Isabel su permanencia allí, para mantenerla alejada en la medida de lo posible y separarla de la vida política.
Es entonces cuando Isabel compra la dehesa y coto de caza de Riofrío, que anteriormente tuvo arrendado su esposo como coto de caza. Tal y como era ella, el proyecto era muy ambicioso, en sus orígenes pretendía ser mucho más grande que el palacio de la Granja, con amplios jardines, muchísimos servicios y una extensa superficie.
En 1751 comienza su construcción. Esta se ve frenada en el momento que Fernando VI, ya viudo, muere sin descendencia. En la línea sucesoria, por fin su primogénito, como tantas veces ella había soñado es llamado para ocupar la Corona, y mientras él viene de Nápoles, Isabel es regente por orden del futuro rey.
Teniendo en esos momentos labores mucho más importantes e interesantes para ella la construcción del Palacio queda relegada, y la mayoría de los proyectos existentes no se realizan. Al final, el Palacio nunca se convirtió en residencia de Isabel de Farnesio.
Y desde entonces hasta la actualidad el Palacio de Riofrío se convierte en un palacio en el que nunca ha vivido ningún monarca, sino que ha sido usado como pabellón de caza. Por ejemplo se sabe que Francisco de Asis de Borbón, rey consorte, marido de Isabel II (hija de Fernando VII) acudía a menudo para alejarse de su esposa, fruto de un matrimonio concertado y que por lo que dice la historia no era muy bien avenido. Él fue uno de los responsables de la decoración de un Palacio que hasta la fecha se había mantenido más o menos olvidado.
Alfonso XII es otro de los responsables de la decoración del palacio, ya que tras quedar viudo de María de las Mercedes se retiró a la residencia para “pasar el luto”
Cuando observéis la arquitectura exterior del palacio veréis que es bastante sobria, pero una vez que entréis dentro, paradójicamente la escalera llamará vuestra atención, simétrica, de estilo imperial e imponente.
La estancia en él, aparte de fría, os recomendamos que si no vais en una estación cálida, os abriguéis, te transmite una sensación extraña. El olvido en el que se dejó este palacio se refleja en un montón de detalles. Para nosotros, y muy llamativo, es que el suelo está inacabado, protegido con una especie de esterillas bajo las que solo se encuentra el barro cocido. O los techos, que no tiene ninguno frescos o decoraciones ornamentales, tan solo un blanco nuclear que colorea la pintura.
Detalles variados con alto valor histórico y artístico están salpicados por un Palacio austero que nunca fue residencia, y que podréis ver con mayor detenimiento en directo si os animáis a ir, armas, empapelados, cortinas, mobiliario y una gran colección de cuadros que durante el siglo XIX fue aun mayor y que se ha ido mudando parte a otros espacios. Algunos de los cuadros de Riofrío, se encuentran en el Palacio Real de Madrid o el Museo del Prado, por ejemplo.
Como dato anecdótico, de la época de Felipe V e Isabel de Farnesio, es curioso saber que tenían perfectamente inventariados cada una de las obras de su propiedad, deseo de la reina, ya que a la muerte de su marido no quería que se produjeran confusiones. Así, mientras paseáis por la primera planta del Palacio que es la visitable, veréis que algunos de los cuadros están marcados con una “x” (propiedad del Rey) y otros con una flor de Lis (propiedad de la Reina)
Antes de concluir esta visita al Palacio de Riofrío no podemos dejar de comentar que posee un museo de caza, que en 2010 ha cumplido su 40 aniversario, con una fama reconocida por su valor artístico. A nosotros personalmente la caza no es algo que nos emocione o llame nuestra atención, pero en este caso, os comentaremos que, al menos, nos resultó curioso.
Muestra un poco la evolución de la caza desde la prehistoria a la época de los Austrias y Borbones, y lo más llamativo son los dioramas en los que se ha hecho una gran labor taxidermista con un decorado espectacular de manos de José Luis Benedito y Emilio Ruiz del Rio (este último con tres premios Goyas en su haber y la participación en grandes películas de las historia, os animamos a curiosear sobre él porque a nosotros nos sorprendió). En los dioramas se muestran diferentes especies en lo que sería su hábitat natural, muchas de ellas en peligro de extinción, y que si fuera a fecha de hoy estaría prohibida su disección.
Y nos hemos extendido más de lo que deseábamos, aun así, nos quedamos con ganas ampliar información con algún detalle extra, pero les dejamos esta labor a los magníficos guías del palacio. Nuestra intención es dar alguna pincelada para animaros a acudir allí si tenéis la oportunidad, y disfrutar de ese entorno, que ya solo con eso merece la pena, dejaros sorprender por esos gamos en plena naturaleza y trasladaros durante una hora, horita y media a otra época, o épocas, donde todo era diferente… o no tanto…
¿Tienes planes hoy?....