Cuando llevas 5 días en el mismo alojamiento y, además, de desayunar, cenas cada noche, te encuentras ya bastante idenificado y el cambio de hotel da cierta penilla. Así, por la mañana, tras haber dormido como bebés la noche anterior gracias al día relajante que vivimos, y desayunar, arrastramos nuestras maletas, trolleys y demás enseres hasta nuestro Fiat 500 XL, donde no sabemos cómo hacer para que entren. Llevamos ya las mochilas fueras, toallas, etc, y eso empieza a parecer una hippieneta más que un coche.
Nos despedimos en el hotel, que por cierto ha tenido el detalle de enviar un Christmas estas Navidades con una foto familiar que nos ha hecho sonreír durante un rato largo.
Nos vamos a las Cuevas de Hielo ¿Sabéis el miedo, el pavor, que tenía yo a este día? Llevaba semanas buscando un argumento que me hiciera sacar este destino del itinerario ¿Por qué? Porque había leído que acceder a ellas era dejar los higadillos en el camino. Que si había que subir mucho, que si primero un tramo, que si el segundo era peor, escaleras dentro. Las cuestas y yo tenemos un problema, no nos gestionamos bien. Ella son muy demandantes, y yo poco ofertadora…
El caso es que antes de ir había escuchado que no merecían la pena, que son bastantes caras (no entran en la Salzburgerland Card y su precio es de 22 euros/persona funicular incluído), que no se ve mucho, vamos, casi lo que quería oír para cancelar este plan. Pero algo en mi interior me decía que las teníamos que ver, estaban ahí al lado y son las mayores cuevas de hielo del mundo. Y aunque yo le iba diciendo "al que no escribe" que igual no deberíamos ir, y él me lo dejaba a mí, me ponía ojos golositos al plan. Por otro lado, me daba rabia dejarlo porque hubiera que subir un par de “cuestecitas” y enfrentarse a 1400 escalones entre subida y bajada dentro de la cueva. El caso es que, al final, fuimos a las Cuevas de Hielo Eisriesenwelt y os lo vamos a contar.
Comentaros en este punto que no se pueden sacar fotos en el interior de las cuevas, por lo que ilustraremos esta parte con fotos del exterior y del resto del día.
Estas cuevas están al lado de Werfen (a unos 50 km de Salzburgo), donde hay un castillo visitable que dicen que tiene un espectáculo de cetrería que está bastante bien. La entrada al castillo de Werfen sí entraba con la Salzburgerland Card. Nuestra intención era haber entrado después de comer, pero el horario al que hacían el espectáculo se nos pasó y fue otro de esos puntos que se quedaron sin hacer.
Volvamos a las cuevas, tienen 42km pero solo es visitable una pequeña parte de la cueva, el primer kilómetro. Como os decíamos, se considera la Cueva de Hielo más grande del Mundo. Es importante que no os imaginéis una cueva completamente de hielo, porque lo que tiene son partes llenas de hielo que conforman gigantescas figuras, pero no es todo hielo. Que uno ve las imágenes de internet, que son las únicas que hay, y se hace películas raras, y luego las expectativas superan la realidad y viene la frustración.
Si os vais a animar a realizar esta visita y estáis viajando en temporada alta (la cueva no abre durante todo el año) es importante que lleguéis pronto. Es un destino bastante frecuentado. Nosotros llegamos al parking de la cueva hacia las 9:45. Y la visita completa, contando con los desplazamientos se pone en unas cuantas horas.
Existen 3 parkings (nosotros aparcamos en el 2) y hay que tener en cuenta que es bastante valorable aparcar en el primero, porque están a lo largo de la carretera y cuanto más lejos aparques más desnivel sumarás a tu trayecto.
Lo primero que os encontrareis son las taquillas, que ya llegar a ellas me hizo pensar que los que hablaban de la pendiente iban a tener razón. Desde las taquillas hay que comenzar a subir por una pista asfaltada hasta el funicular que nos ayudará a salvar parte del desnivel, ya que la cueva se encuentra en la pared de una montaña.
Al final, tanto leer que era agotadora la subida, que dentro de ser cansado no nos pareció tampoco algo tan llamativo. Subiendo a tu paso no tenía mayor dificultad que la fatiga y no era tanto como pintaban, se hizo bien.
Cuando llegamos al funicular nos tocaría esperar unos 15 minutos para subir. Por cada viaje entran 17 personas en la cabina y se hace un ascenso bastante vertical durante unos cuantos metros. Una vez arriba, toca volver a andar hasta la entrada de la cueva. Cuesta arriba, por supuesto, por un camino totalmente acondicionado, que tiene hasta barandilla.
Para que os hagáis una idea, tardaríamos unos 75 minutos desde que aparcamos el coche hasta la entrada de la cueva, teniendo en cuenta la cola de funicular, la de la compra de entrada de tickets, fotos, descansos etc. Sinceramente, es una subida, pero para nosotros, y ya os digo, que concretamente yo no soy una atleta, fue algo muy llevadero. Creo que íbamos tan sugestionados que hasta nos dio subidón.
Importante, aunque os apetezca subir ligeritos, llevad mochila. A la cueva hay que entrar bien protegidos, gorro, forro polar, pantalones largos, chaqueta, los guantes muy útiles porque el interior de la cueva principalmente son escalones y la barandilla cuando llevas un rato tocándola te deja las manos insensibles.
Pues ahí nos veis, aquí al que no escribe y a mi, tras hacer toda la subida con el calorcito que nos acompañaba, sudando, y poniéndonos en la puerta todo el kit de invierno que llevábamos en las mochilas. Resultaba realmente gracioso, ver como llegaba todo el mundo bastante colorado, y se iban abrigando por momentos. Tocar ese forro polar en agosto, con la calorina que hacía era perturbador...
Una vez preparados, cámara guardada por la prohibición de hacer fotos, nos acercamos a la entrada. Hay dos colas, la visita es guiada y se realiza en inglés y alemán. La primera se realiza en el momento que se acumulan 40 personas interesadas en ese idioma. Nosotros esto no lo sabíamos y nos ponemos en la cola general, con la intención de preguntar.
Pasa un grupo y justo cuando nos tocaba pasar a nosotros cortan en nuestra posición, no entramos en ese turno y quedamos los primeros para el siguiente. Aprovechamos que el guía se acerca para poner el cordón para que no pasemos y le preguntamos, cuándo es inglés y si realizan en otros idiomas. En seguida debe captar nuestro acento, porque nos pregunta de dónde somos, y al decirle que españoles nos propone que pasemos con su grupo alemán, pero que vayamos delante con él y nos va explicando a nosotros dos la visita en español.
Nos parece un milagro, Franz (perdón si no se escribe así) resulta ser un guía muy atento que nos coloca en una posición privilegiada que llena de ventajas nuestra visita y pasamos a considerarnos los turistas más afortunados en toda la faz de la tierra en aquella mañana.
Nos adelanta al resto del grupo. Empieza el reparto de lámparas de aceite, que será la iluminación que utilizaremos dentro de la cueva. Una lámpara para cada dos. Nada más abren la puerta de la cueva, sale una corriente tan fuerte de aire que se apagan todas las lámparas. Debe de ser una especie de ritual que hacen en cada visita para impresionar a los turistas. Así que de nuevo a volverlas a encender.
En el interior de la cueva hace bastante fresco. Importante, cambia mucho la visita si vais al principio de la fila que al medio o final. Nosotros íbamos delante con el guía que mientras caminábamos y, sobre todo, subíamos escaleras, nos iba contando cuando se descubrió, las anécdotas, etc. El guía lleva una especie de mecha biodegradable que prende para iluminar. Dan bastante luz, que si las sumas con tu lámpara de aceite tienes una visión bastante buena. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de la visita en el interior se desarrolla sobre una escalera. Y al no llevar a nadie delante, no teníamos que ir fijándonos en si pisamos a otro y nada nos quita visibilidad. Fue una suerte, tuvimos excelentes vistas de la cueva.
Son escalones bastante llevaderos y el grupo sube despacio, se espera para que llegue todo el mundo. Los escalones son bajitos, pero no dejan de ser 700 de subida, 700 de bajada. Y si no recordamos mal, los primeros 300 se hacen de tirón sin parada.
La cueva tiene placas de hielo, pasillos, os recomendamos que llevéis calzado caliente e impermeable, preferiblemente. Pero tranquilos que por donde se camina no es deslizante. Y lo que tiene son algunas figuras preciosas que si, además, te van contando la historia, va convirtiendo la visita en algo realmente interesante.
Nosotros nos preguntábamos, y se lo preguntamos de hecho al guía, si era una cueva que estaba sometida al deshielo y se había observado que cada año había menos hielo, pero dada la manera en que se forma éste, Franz nos comentó que justamente lo contrario, en esta cueva, cada vez hay más hielo. Curioso.
En el interior de la cueva se está unos 70 minutos. Y fue realmente divertido ver cómo la gente nos miraba con cara de incertidumbre, cada vez que el guía nos iba adelantando y hablando constantemente. Primero nos explicaba a nosotros, y luego nos decía que pasaba a contárselo a ellos. Fue como tener una visita exclusiva. Una maravilla, gracias Franz, estudiante de filología hispánica…
Al final de la visita, es costumbre, al igual que os contamos con el trompetero del Lago Konigsee, que se le de algo al guía. Las cantidades eran variables, desde simples monedas hasta billetes llegamos a ver.
A la salida de la cueva, aprieta el sol y el calor, así que toca quitarse el kit invierno, para volver a la ropa estival. Si nos ponéis, quizá la bajada nos resultó algo más cansada, la pendiente junto con algo de cansancio acumulado hacían que las piernas fueran un poco a su aire. Bajamos la cuesta hasta el funicular, lo cogemos y cuando bajamos de él, vemos la cantidad de gente que hay esperando para subir, nada que ver a cuándo llegamos nosotros. Así que os recomendamos mucho madrugar.
De vuelta al coche, cuando nos sentamos es cuando somos conscientes que un poquillo de debilidad sí que arrastramos, buscamos algún lugar donde comer. Como os decíamos, el plan que teníamos era visitar el Castillo de Werfen, pero al irnos a comer se nos pasa la hora del espectáculo de cetrería y decidimos cambiar los planes; nos vamos a Zell am See, un lugar bastante turístico, que en su momento barajamos como posible alojamiento, y que finalmente fue descartado.
Zell am See, nos sorprende. Después de varios días por Austria y nuestra incursión en Alemania, dentro de visitar rincones turísticos, casi siempre eran bastantes tranquilos. Para llegar a Zell am See lo primero que nos encontramos es un atasco del copón.
Nos vemos obligados a aparcar en un parking (1,8 Euros la hora y no fracciona), es imposible hacerlo fuera. Nos sentimos un poco aturdidos entre el calor, los hoteles. Es un ambiente muy de veraneo, así que nos acercamos al lago y nos sentamos al borde refugiados en la sombra.
En él hay organizadas un montón de actividades, accesos de baño previo pago, barcos, esquí acuático, y otras tantas actividades. En aquella sombra pasamos un buen rato reponiendo fuerzas y viendo a la gente.
Zell am See no nos emociona y en una hora ponemos rumbo a Mittersill, emplazamiento de nuestro nuevo alojamiento durante las próximas 4 noches. Está a tan solo 30 minutos del Zell am See.
El hotel elegido fue Hotel Wieser. Elegimos este hotel rural, aparte de porque vimos que tenía unas buenas opiniones, porque tenía piscina cubierta. Hemos descubierto que esto es un filón, más aún cuando estás realizando turismo “natural”, que a veces llegas pronto a los alojamientos y es ideal para relajarse.
Por cierto, desde este alojamiento, también nos llegó una felicitación navideña en diciembre. Son los dos únicos Christmas que hemos recibido este año, los de los hoteles de Austria.
El hotel por fuera es bonito, la típica casa de madera con balcones llenos de flores. Cuando nos muestran la habitación nos encanta, muy amplia, forrada en madera con edredones de cuadros rojos y blancos. Parecía la casa de Heidi.
Lástima de sábana bajera exfoliante que nos dejó la piel como una pista de hielo pulida… Tele grande, que no encendimos ni un día, acceso a internet, un baño confortable. Escasito de Amenities, eso sí, una pastilla de jabón para 4 días nos pareció un poco escaso, pero fue suficiente para nuestras coladas clandestinas.Y, sobre todo, un largo balcón de madera, con sus flores y unas vistas estupendas.
El desayuno iba incluido en el precio y, bueno, no estaba mal. Tenía opciones en “salado” y solo bizcocho en dulce. Era tipo buffet, no demasiada fruta, pero suficiente.
Se puede cenar, al igual que en el hotel de Golling an der Salzach, pero tienes que avisar por la mañana o el día anterior si lo vas a hacer. Te ofrecen un menú por 15€ donde tú marcas qué vas a querer cuando lo encargas. Nosotros a excepción del primer día, que tenían barbacoa en el jardín y haciendo una excepción (porque no habíamos avisado al estar recién llegados) nos dejaron, el resto de días cenamos en diferentes restaurantes del pueblo que los hay bastante agradables y majetes (os lo iremos contando cada día).
Pues lo dicho, cómo hemos llegado relativamente pronto al hotel, deshacemos el equipaje, nos ponemos el bañador y nos bajamos a la mini piscina cubierta del hotel, donde estamos solos durante casi una hora (también tiene sauna que no usamos).
Una hora haciendo Neptuno y la sirenita los dos, un largo para acá, otro para allá, flotar, hacer el muerto...una maravilla. Ducha y al jardín a disfrutar de la cena barbacoa. Y tras esto, aún sacamos ganas para acercarnos al centro del pueblo dando un paseo.
Habíamos previsto que el día de las Cuevas de Hielo podía ser un día algo cansado para nuestras piernas, por eso, si el tiempo acompañaba, como parecía que lo hacía cada día, para el día siguiente habíamos pensado en un plan “teóricamente” relajado, lo que no sabíamos es que acabaríamos arrastrados y alucinados a partes iguales. Íbamos a visitar una de las carreteras alpinas más bonita de Europa y la más alucinante de Austria, Grossglockner. Nos gustó tantísimo que le dedicamos el día entero…
Aquella noche, antes de irnos a dormir, no teníamos ni idea de eso. Estábamos en la puerta del hotel, mirando hacia el cielo. El silencio era infinito, la oscuridad de un negro profundo y el cielo estaba llenísimo de estrellas. Hacía fresquito, el suficiente para llevar una camiseta de manga larga, aún tenía el pelo algo húmedo de la piscina, y nos sentíamos tan felices como afortunados.
Hola!
ResponderEliminarEnhorabuena por la página. Es genial leeros!
Este verano vamos 15 días a Austria y estamos planificando el viaje.
Tengo dudas respecto la Eisriesenwelt...vale la pena vistarla? O con la cueva de hielo del Top of Tyrol ya hacemos? Digo por no repetir...vosotros con cuál os quedáis?
Un abrazo!!
¡Hola Sara!
EliminarMuchas gracias por leernos, nos alegramos mucho de que te sea de utilidad para preparar el viaje.
Respecto a tu pregunta, no tienen nada que ver una cueva con otra. La de hielo de Top of Tyrol las has podido ver un poco en las fotos, está toda entera helada y en un lugar privilegiado. Esta otra cueva no está helada como la de Top of Tyrol, tiene zonas heladas pero unas formas por dentro que nada tienen que ver con las del Top Of Tyrol, es mucho más impresionante.
Ahora, hay gente que dice que no merece la pena, por precio, paseito y demás. Otros que sí. A nosotros nos gustó mucho, también es cierto que no tiene nada que ver ir en la visita guiada en una posición privilegiada, como la suerte que tuvimos nosotros, que si te toca en el centro del grupo, donde la visibilidad no es igual de buena.
Me da mucho respeto recomendarla porque entiendo que puede haber a quién le guste mucho y otros que digan, no me mereció la pena, ya sabes que estas cosas son muy personales. Lo que sí es importante es que si decidís ir, no vayáis con las expectativas de que sea todo hielo, son lugares concretos con unas formaciones muy chulas.
Nos gustaron las dos, si tuviera que elegir me parece mucho más impresionante esta que la de Top of Tyrol, la otra es muy curiosa y me encanta, es chiquitita todo con hielo, interactiva, pero como fenómeno natural nos gustó mucho más esta. (Yendo con un peque bebé ;) lo que no la veo es muy cómoda)
Contadno cuando volváis qué tal ha ido la experiencia, y si llegáis a ver las dos cuevas, cuál es vuestra opinión.
Un saludo,
;-)