Otoño en La Rioja. Durante 3 días recorremos parte de esta tierra entre monasterios, pueblecitos y campos llenos de viñedos que, en esas fechas, están en formato multicolor, entre rojos, anaranjados y amarillos. Como por ejemplo, Briñas, a escasos 5 km del destino del que hoy vamos a hablar.
Entre nuestros planes se encuentra visitar una bodega, yendo a La Rioja sería un sacrilegio no hacerlo. Nos cuesta elegir cuál, tenemos diferentes opciones, ya que allí hay una multitud. Barajamos las diferentes posibilidades, algunas muy conocidas, otras cuyos vinos nos encantan, otras no tan populares, modernas, tradicionales. Realmente nos habría gustado ver más de una, pero tres días dan para lo que dan, y si es en puente, aún más complicado, porque hay gran demanda y muchas necesitan reserva.
Finalmente nos decantamos por la Bodega López de Heredia Viña Tondonia, en el Barrio de la Estación de Haro, próxima a otras como Muga o Cvne.
El motivo de nuestra elección se basa en que, para ser nuestra primera bodega, nos apetece que sea una tradicional. Y por las opiniones que leemos esta cumple bastante con los requisitos, ya que es bastante singular, tanto por su pasado por como su presente, eso es indudable. Es una de las bodegas más antiguas de La Rioja y la más antigua de Haro.
Visitar bodegas puede tener precios variables. De lo que nosotros pudimos contrastar esta es de las más caras de la zona. Se trata de 30 euros por persona, que van compensados, en cierta manera, porque junto con la entrada, te regalan una botella de reserva de su vino Viña Tondonia (valorada en uno 22 euros aproximadamente). A nosotros, el vino nos gusta, quizá justamente el reserva de esta bodega no sea de nuestros favoritos, aunque hay que reconocer que se trata de un vino muy especial y que está muy bueno, y aún con eso, podemos decir, que bajo nuestra experiencia mereció la pena el precio de la entrada. La visita a la bodega fue maravillosa y salimos encantados.
Reservamos previamente por teléfono la visita, es imprescindible. En nuestro caso, a las 16.00 horas de nuestro día de vuelta (hay que exprimir al máximo las escapadas).
La visita guiada duró cerca de dos horas y fue estupenda. Tener una guía entregada, que contesta a todas las preguntas, que no tiene prisa, que te adentra en la historia, que te deja enganchado y que te explica cada proceso con total claridad; es un auténtico privilegio. Durante esos 120 minutos recorrimos gran parte de las instalaciones para poder entender el proceso desde el comienzo hasta el final del vino de esta bodega y, lo más importante, su filosofía que se mantiene desde hace más de un siglo.
En el interior se pueden realizar fotografías (no vídeo), eso sí, os hará falta tener un pulso firme, porque como podéis imaginar, hay gran escasez de luz.
No queremos contar aquí toda la historia y detalles de la bodega, para los que os animéis a visitarla podáis disfrutar más de la visita, pero si nos gustaría contar, aunque sea de forma sintética algo de ella y curiosidades.
Esta bodega riojana es familiar. Fundada en el año 1877 ya está en manos de la cuarta generación. Elaboran vino tinto, rosado, y blanco. Y sus marcas son Viña Tondonia, Viña Bosconia, Viña Cubillo y Viña Gravonia. Cada una de ellas definida por el lugar en el que se encuentran ubicados sus viñedos.
Las variedades de uvas empleadas, para los blancos y rosados es Malvasía y Viura. Y para los tintos, Garnacha, Tempranillo, Graciano y Mazuelo.
La fachada de sus edificios seguramente ya os conquistará. Principalmente, de ladrillo, llevan una mezcla de estilos propios por el paso del tiempo. Una de las últimas novedades arquitectónicas es su zona de recepción y tienda, donde se plantearon dar salida al stand que presentaron en la Exposición Universal de Bruselas de 1910. El stand, de estilo modernista es de madera y, por lo tanto, era necesario que estuviera protegido por una estructura. Para ello contaron con la arquitecta Zaha Hadid, que diseñó un edificio que contrasta tanto con el stand al que da cobijo como con el resto de los edificios, simulando una especie de decantador, en acero y cristal (como podéis observar en la primera fotografía de la entrada) y un interior muy minimalista.
En cuanto al interior de la bodega y la elaboración del vino, se realiza la vendimia de forma tradicional. Tienen su propia tonelería, totalmente artesanal, con maestros en la materia. El material utilizado es el roble, principalmente americano. Son vinos en barricas de madera, y solo madera. Madera que no aporta ni toques afrutados, ni mezclas de ningún tipo ya que siguiendo la filosofía de la bodega, el vino permanece tiempos muy largos en estas barricas. La fermentación de los vinos se produce sin prisas.
Viña Tondonia se refiere a los viñedos situados en el entorno del meandro que forma el río Ebro al que le llaman "tondón", que se puede observar desde una de las salidas que se tiene en la propia visita.
Sus pasadizos largos, los calados de la bodega subterránea, el aroma, la mezcla de humedad, la importancia del moho en sus paredes, las botellas más antiguas. Todo tiene una historia y un porqué, que si la visitáis os impresionará.
El final de la visita va acompañado de una cata de tres de sus vinos, uno de ellos blanco, que acompañaron con un jamoncito muy bueno, por cierto.
Creemos que es una visita didáctica e interesante, tanto para amantes del enorturismo, como para aquellos, que aunque no estén iniciados en la materia sean curiosos. Es apta para todos los públicos.
Hay muchísimas bodegas en La Rioja, en Haro, que es la capital de la Rioja Alta, como comentábamos al principio, tendréis varias opciones. Nosotros tenemos intención de volver para visitar otras, pero desde luego si queréis un lugar “especial”, un lugar con tradición, una visita cuidada, una vivencia diferente, entender la importancia de los detalles os recomendamos, sin lugar a dudas, esta experiencia.
¿Tienes planes hoy?
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