En la entrada anterior os comentamos cómo fueron los preparativos del viaje, esta vez no tuvimos que organizar demasiado, viajamos a Unión Europea, misma moneda, mismo horario, coche y hotel cogidos, y “el que no escribe” ya casi hijo adoptivo de la zona. En este primer día, el 85% del tiempo va a ser dedicado a visitar Munich.
Del aeropuerto vamos directamente a Munich, ese día se lo dedicaríamos a la ciudad. “El que no escribe” en su andadura germana ya había hecho una incursión previa al lugar y me iba a llevar a los puntos principales, lo que es “una visita fugaz por Munich”.
No se trata de un único edificio, sino un conjunto de ellos. Más de 100 habitaciones y varios patios. Este fue otro de los edificios que resultó destruido en los bombardeos de la II Guerra Mundial.
Su fachada, además de dar a la Joseph Platz, también lo hace al Hofgarten, allí, ésta comparte protagonismo con el Bayersiche Staatskanlei. Un edifico de llamativa estética que es la Cancillería Estatal.
Allí, el otoño es muy visible. La tarde cae, es como os decíamos, producto de ser un otoño avanzado y, antes de las 18.00 se hace de noche.
Un mercado que merece un paseo, eso sí, hablan mucho de él y a nosotros tampoco es que nos impresionara. (algo similar a lo que nos pasó con el Mercado de las Flores en Amsterdam).
Viernes, bien tempranito, aquí “la que escribe” se pone rumbo a la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas para volar a Munich, con muchísima emoción. En unas dos horas y media estaba aterrizando en tierras alemanas.
Los vuelos a Munich suelen tener unos precios bastante razonables, de hecho, nosotros para el viaje a Austria de verano, también volamos a esta ciudad. Por cierto, comentar que para vuelos a este país, sin duda, si no hay mucha diferencia económica, preferimos volar con Lufhtansa, compañía que para vuelos regulares ofrece un plus de calidad (sin ánimo de hacer publicidad).
Un rato después llegaba a recogerme al aeropuerto “el que no escribe” con un coche que, de lejos, sinceramente, me recordó a las batas de estar en casa, no me preguntéis, debe ser el acolchado lateral. Al “que no escribe” dice que le recuerda a un coche de Playmobil, pero es que aunque ahora se ven un montón, el pasado mes de noviembre, prometo que no había visto un Citroen Cactus en mi vida y, de entrada, llama la atención. Nos resultó un transporte bastante cómodo, eso sí. Ahora cada vez que vemos uno, que es a menudo, no podemos evitar sonreír al recordar esa primera impresión al verlo. Tenemos cariñito al Cactus, oye.
En Alemania ya sabéis que no existe un límite de velocidad en autopistas, pero yo pensaba que eso era siempre, y no, tienes tramos de libertad absoluta y otros en los que constantemente van poniendo limitaciones diferentes. Hay que ir un poco atento al tema.
Del aeropuerto vamos directamente a Munich, ese día se lo dedicaríamos a la ciudad. “El que no escribe” en su andadura germana ya había hecho una incursión previa al lugar y me iba a llevar a los puntos principales, lo que es “una visita fugaz por Munich”.
La distancia que separa el aeropuerto del centro de la ciudad son unos 35 km, pero debéis tener en cuenta que suelen ser de tráfico bastante intenso.
Directamente dejamos el coche en un parking muy céntrico (en Hochbrückenstraße), no estábamos para hacer malabares para intentar evitarlo, sin dudarlo estacionamos el coche allí y salimos a pasear la ciudad. Serían más o menos las 12 del mediodía.
Hacemos las paradas más típicas de la ciudad y nos dejamos muchísimas en el camino, es lo que tienen las escapadas.
Munich, es la capital de Baviera. Hay dos símbolos que caracterizan la ciudad, los leones y los monjes. Y ambos se encuentran repartidos en diferentes puntos de Munich. Los leones, están relacionados con el fundador de la ciudad, llamado Enrique León (Duque de Baviera y Sajonia en el s.XII) y el monje en medievo germano parece ser que era “munichen” de donde deriva el nombre de München (Munich).
Comenzamos por la Marienplatz, se trata del centro histórico de Munich. En nuestra visita la pillamos en un momento que no es en el que más luce, estaban montando las casetas para el mercado de Navidad de Munich, lo cual no hacía más que recordarme que por los pelos no habíamos pillado la ciudad en pleno “cuento de Navidad”.
A pesar de ello, en los alrededores, sí se podían ver ya adornos previos y alguna iluminación; empezaba a oler bastante a Navidad.
El montaje de los puestos hace que pierda uno un poco la sensación de plaza, hay demasiadas cosas en el centro y tapa también parte de las fachadas, lo cual, además, no favorece mucho el tema de las fotografías. A pesar de todo, nos gusta.
Volviendo a la plaza, en este lugar se encuentran varios edificios emblemáticos de la ciudad
El primero sería el considerado Nuevo Ayuntamiento (Neues Rathaus), de estilo neogótico. Tiene en la parte superior unos carrillones que se ponen en funcionamiento a las 11, a las 12 y a las 17 horas. Se puede subir a su torre, que tiene unos 85 metros y, además, se puede hacer en ascensor. Nosotros no elegimos este edificio para las vistas panorámicas, preferimos la iglesia de San Pedro, ya que así podíamos ver desde las alturas el edificio del Nuevo Ayuntamiento en la panorámica de la ciudad.
En la plaza también se encuentra el viejo ayuntamiento de Munich (Altes Rathaus), que nada tiene que ver con el aspecto del primero. Con un toque medieval, paredes blancas y una torre, actualmente alberga el museo del juguete. El origen de este edificio data del s.XV pero, en todo el tiempo transcurrido desde esa fecha, ha sufrido numerosas reconstrucciones.
En el centro de la plaza existen dos elementos de ornamentación que destacan, por un lado está una fuente de aguas turquesas claras llamada la Fischbrunnen o, para nosotros, La Fuente del Pez. Construída en el s.XIX. Parece ser que los pescadores que llegaban a la ciudad con sus capturas utilizaban estas fuentes para mantener a los pescados de ríos vivos para su venta. Y es que en esta plaza se organizaba el mercado de la ciudad, que luego fue trasladado a lo que ahora es el Viktualienmarkt, que conoceríamos por la tarde.
Y luego en el centro de la plaza, se encuentra la Columna de María (Mariensaüle), que data del s.XVII y se construyó para celebrar el fin de la ocupación sueca.
La plaza resultó bastante perjudicada tras La II Guerra Mundial y muchos de los edificios que la conformaban desaparecieron para siempre.
Esta plaza es punto de encuentro para los habitantes de la ciudad, es el corazón de Munich, con un ir y venir de gente casi constante. Desde la plaza salen varias calles. Nosotros, lo que hacemos es dirigirnos a la Iglesia de San Pedro que se encuentra frente al ayuntamiento.
La Iglesia de San Pedro (Alter Peter)
Esta es la iglesia católica más antigua de la ciudad, reconstruída en varias ocasiones como consecuencia de incendios y daños derivados de La II Guerra Mundial.
Este edificio cuenta con un mirador que ofrece unas estupendas vistas de la ciudad. Solo hay que tener en cuenta que de esa panorámica de excepción te separan 302 escalones. En nuestra visita no fue muy agobiante al ir fuera de temporada alta y casi no cruzarnos con nadie en el camino. El precio en otoño de 2014 era de 2 euros persona. De todas maneras os dejamos la web con precios y horarios
Después de subir a la torre nos dedicamos a pasear por las calles que rodean el centro. Avenidas más o menos anchas de carácter comercial.
Esta calle tiene el comercio más chic y “caro”, porque no decirlo, de la zona. Paeando tranquilamente observamos los escaparates y llegamos hasta la Joseph Platz.
Esta es una inmensa plaza que en el centro tiene un elemento que homenajea a Maximiliano Jose I, que fue el padre de la primera Constitución alemana a principios del s.XIX.
El edificio clásico que preside esta plaza es el Teatro Nacional de Munich. Diferentes momentos históricos han llevado a su destrucción hasta llegar a la apariencia actual. Lo mandó construir Maximiliano I, sufrió un incendio y en 1825 se levantó. Pero durante La II Guerra Mundial, éste fue bombardeado quedando ruinoso. En los años 60 se reinaguró basándose en los planos del primer edificio.
En la plaza podemos encontrar otro de los edificios emblemáticos de la ciudad, la Resindez de Munich. En Alemania, los Palacios Reales son llamados Residenz.
En nuestra fugaz visita, vemos sólo su fachada exterior, muy sobria, como suele ser típica en este tipo de edificios. Éste es el más grande de todo Alemania.
No se trata de un único edificio, sino un conjunto de ellos. Más de 100 habitaciones y varios patios. Este fue otro de los edificios que resultó destruido en los bombardeos de la II Guerra Mundial.
Su fachada, además de dar a la Joseph Platz, también lo hace al Hofgarten, allí, ésta comparte protagonismo con el Bayersiche Staatskanlei. Un edifico de llamativa estética que es la Cancillería Estatal.
Nos acercamos también el Englischer Garten, o Jardín Inglés, el parque urbano más grande de la ciudad, y entre los más grandes del mundo con sus más de 400 hectáreas, es aún más grande que Hyde Park o Central Park.
Allí, el otoño es muy visible. La tarde cae, es como os decíamos, producto de ser un otoño avanzado y, antes de las 18.00 se hace de noche.
Dadas las dimensiones de este pulmón verde, nos limitamos exclusivamente a recorrer algunos de sus caminos. Atraviesa el parque un canal, entre otros tantos, llamado Eisbach, en el que observamos como practican surf unas cuantas personas. Nos quedamos un buen rato viéndolos entrar y salir del agua.
Tras este paseo otoñal, volvemos al asfalto, y nos acercamos de nuevo al corazón de la ciudad.
Callejeamos entre 4 gotas salteadas y las primeras farolas encendiéndose. Nos acercamos a la Odeonzplatz.
Ésta abierta plaza resulta bastante llamativa. Encontramos un edificio de dimensiones importantes flanqueado por dos leones (símbolo de la ciudad como os comentábamos), se trata del Feldherrnhalle, un mausoleo que mandó construir Luis I de Baviera en honor a su ejército, de ahí que las esculturas que se encuentran bajo sus tres arcos sean líderes militares.
Callejeamos entre 4 gotas salteadas y las primeras farolas encendiéndose. Nos acercamos a la Odeonzplatz.
Ésta abierta plaza resulta bastante llamativa. Encontramos un edificio de dimensiones importantes flanqueado por dos leones (símbolo de la ciudad como os comentábamos), se trata del Feldherrnhalle, un mausoleo que mandó construir Luis I de Baviera en honor a su ejército, de ahí que las esculturas que se encuentran bajo sus tres arcos sean líderes militares.
En esta plaza a otro de los lados, encontramos más fachada de la inmensa Residenz de la que ya os hemos hablado y, en el otro lado, se encuentra una iglesia color yema de huevo que, enseguida, reconoceréis la Theatinerkirchen (o Iglesia de los Teatinos).
Durante nuestra visita, la fachada estaba cubierta por andamios pero pudimos entrar en su interior para echar un vistazo. Este templo es de estilo barroco y recuerda al estilo de los templos italianos. Se levantó en el s.XVII. Continuamos con el agradable paseo.
En nuestro paseo llegamos al Viktuailenmarkt. Este es el mercado más popular de Munich. Como os comentábamos al principio de la entrada, en Munich se organizaba el mercado en la Marienplatz, luego Maximiliano I, a principios del s.XIX, mandó el traslado a su actual ubicación. Entonces, su extensión no era tan amplia como ahora, pero con su reconstrucción, tras La II Guerra Mundial, se amplió hasta llegar a la actualidad a 22.000 m2 y 140 puestos.
Personalmente nos resultó curioso, los puestos de frutas y verduras eran los que más coloreaban la ya casi noche. Es un lugar además donde se celebran múltiples fiestas típicas del lugar, o de sus productos.
Un mercado que merece un paseo, eso sí, hablan mucho de él y a nosotros tampoco es que nos impresionara. (algo similar a lo que nos pasó con el Mercado de las Flores en Amsterdam).
Continuamos callejeando, vamos en dirección a una famosa cervecería de la ciudad. La Cervecería Hofbräuhaus, una de las más populares y con una extensa historia sobre sus muros (se fundó en el s.XVI). Se encuentra en Platzl 9, muy cerquita de la Marienplatz.
Nos llama la atención el ambientazo del lugar el viernes por la noche, está muy animado y hace bastante calorcito en el interior. Nos cruzamos la mirada con algunos clientes que van vestidos con el traje típico de la zona y acompañan, la mayoría, sus conversaciones con cervezas de medio litro, o litro entero, impresionante.
En esta cervecería se proclamó la República Soviética Bávara, en esta cervecería se aprobaron los puntos que regirían el partido nazi unos años después, y esta cervecería, en La II Guerra Mundial fue bombardeada hasta tal punto que años después, a mediados de los 50, se tuvo que reconstruir completamente.
Y como nos centramos en el tema de la cerveza, no podemos abandonar la entrada Munich sin hablaros de su famoso festival, el Oktoberfest. Esta fiesta confunde, porque a pesar de su nombre, su celebración suele darse desde septiembre a principios de octubre. En 2015, comenzó el 19 de septiembre y acabará el 4 de octubre.
Su origen data del s.XIX y surge como consecuencia de la celebración del matrimonio de Luis I con Teresa de Sajonia, que decidieron invitar a cerveza a los ciudadanos con motivo de su enlace. Desde entonces, el Oktoberfest se ha convertido en un evento internacionalmente conocido.
Este festival de cerveza se celebra en un área acondicionada, una explanada (Theresenwiese) cercana a la estación. No cualquier cerveza puede ser servida en él. Tienen que cumplir con unos requisitos previamente establecidos que se basan en el lugar de origen (no puede hacerse fuera de Munich), la graduación mínima que puede tener la bebida (un 6%), los ingredientes con los que se elabora. Más allá de las 22:30 ya no se sirven cervezas.
Nosotros llegamos mes y medio tarde a esta celebración, así que fuera de las curiosidades de una de las fiestas más populares de la ciudad no os podemos contar nuestras experiencias.
Sí deciros que, como veis, la visita a Munich fue bastante fugaz, quedaron muchos lugares para visitar, entre ellos (como no tenemos fotografías propias de los mismos, iremos acompañando el texto de otras imágenes de Munich):
Parque Olímpico de Munich: con su Estadio Olímpico y la torre a la que se puede subir para tener unas vistas sobre todo el recinto, el Olympiatrium.
BMW Weltz: cerca de la zona Olímpica y con unos cortes modernos y rompedores se encuentra una exposición de BMW en un concesionario con los modelos más llamativos, de Formula 1 o los más actuales de la firma. Además, se puede acceder, para los interesados en el sector, mediante una visita organizada a la fábrica de la marca, siempre con reserva anticipada.
Castillo y parque de Nymphenburg: Del que dicen que es un precioso palacio barroco con maravillosos jardines. Una visita que debe llevar unas cuantas horas, por lo que nosotros tuvimos que prescindir de ella. La fotografía que adjuntamos la tomó “el que no escribe” en una primera incursión a la ciudad que hizo en primavera.
Nosotros entramos en la Catedral y la Iglesia de los Teatinos pero hay otros templos religiosos de interés como: la Iglesia de Asam, un templo muy pequeño de un estilo barroco y rococó. O la Iglesia de San Miguel, el templo renacentista más grande del norte de los alpes.
Y también nos faltó disfrutar un poco más de la ciudad, una noche, para nosotros habría sido lo perfecto, para cenar, ir a alguna cervecería, y un paseo nocturno.
Nuestra opinión sobre Munich es que es una ciudad con bastante ambiente, una zona céntrica curiosa y agradable. No fue un lugar que nos conquistara el corazón, pero si nos pareció agradable y con vida.
Hay que tener en cuenta, además, el pasado de Munich, un lugar que tras La II Guerra Mundial se vio destrozado, gran parte de la ciudad quedó derruída y las reconstrucciones llevadas a cabo no han dejado la sensación de frialdad, ni de un pasado olvidado, algo a valorar muy positivamente, bajo nuestra opinión.
No nos queda mucho de ese día, oscurece pronto y estamos a más de 200 km de Kempten, donde tenemos el alojamiento. Además, pretendemos llegar a tiempo de cenar allí, y ya se sabe, una vez que cruzas los Pirineos no hay que arriesgarse mucho con los horarios, que a nada que te descuides te han cerrado la cocina.
Salir del parking del centro hacia la carretera se convierte en una aventura. El tráfico es bastante intenso, y la ciudad no destaca por su iluminación. Pero lo conseguimos y en unas 2 horas estamos en Kempten.
Como os comentábamos en los preparativos del viaje, la elección del emplazamiento para la pequeña escapada no fue elegido, estaba condicionado al lugar que tenía “el que no escribe” asignado para trabajar. Pero no es un mal sitio para visitar algunas zonas por su ubicación.
Además, investigando, nos encontramos con que Kempten no es un lugar cualquiera, no. Es la ciudad más antigua alemana. También es de las más grandes de la zona de los alpes alemanes.
La sensación al llegar no es esa, sobre todo, paseando por el centro histórico, que recuerda más a un pueblecito y que, por cierto, nos pareció que tenía bastante encanto.
Si algo nos llamó la atención, sobre todo, al que no escribe que estuvo allí durante meses pudiendo “estudiar” el comportamiento de la gente de la zona, es que los días de diario, los bares y restaurantes estaban llenos. Estamos hablando de un lugar con unos 65.000 habitantes, que bien siendo martes, que jueves, salen por la noche a los restaurantes y bares a cenar. Eso sí, a partir de las 21.00 nadie por las calles…
El hotel en el que nos alojamos fue St. Raphael im Allgäu. Un hotel un poco alejado del centro, aunque se podría ir en un paseo de unos 20 min. Un hotel algo curioso, con su biblia en el cajón de la mesilla y su crucecita sobre la pared. Con sus monjitas paseando por los pasillos… Parece ser que pertenece a algo religioso, no nos preguntéis mucho. Sí os podemos decir que el hotel está bastante bien, es cómodo, se puede aparcar sin problemas y las habitaciones y baño son muy amplios. Los desayunos también son correctos. Y, pensamos nosotros, que seguro que algo de paz “espiritual” nos daría...
Así que nada, llegados al hotel, descargamos mi pequeña maleta. Y nos vamos a cenar.
En Kempten hay mil lugares para cenar y como os comentábamos, encima tienes que estar atento de reservar mesa porque están llenos. En este caso, como “el que no escribe” tiene la mayoría catados tras gran parte de 7 meses allí, para mí es comodísimo porque no tengo ni que pensar, me lleva al restaurante Starlet.
Seguramente, muchos pensaréis que por Alemania íbamos en paz con el idioma porque si “el que no escribe” estaba trabajando allí dominaría algo la comunicación. A ver, dominarla, la dominaba, es el perfecto compañero para el juego de las películas o el pictionary, él con señas y dibujos lo que quieras… Hay que tener en cuenta que sus compañeros de trabajo eran los compañeros de un chiste de los 80 (érase una alemana, un polaco, un holandés, un francés, una portuguesa y un español…), un mundo multicultural donde les habría salido más a cuenta dominar el Esperanto. Siempre nos quedará el inglés…
Dicho esto, en el restaurante por suerte contamos con un amabilisimo camarero italiano y ambos decidimos que en “espitaliano” nos entenderíamos mejor que de cualquier manera y funciona, tenemos una conexión neuronal los italianos y españoles que sintonizamos la misma frecuencia, con alguna interferencia, pero en general funciona.
Un local agradable, buena atención, una cena buena, precio razonable y muy buen ambiente.
Volvemos al hotel, al día siguiente nos esperaba más Baviera, Castillos, lagos, montañas (Alpes)... a por eso veníamos y eso tendremos. El buen tiempo, además, nos acompañará…
Interesante!! Te felicito por tu aporte.
ResponderEliminarMunich es una de las ciudades que visitábamos sin estar totalmente convencidos y que una vez la descubrimos nos sorprendió... No es que sea una ciudad especialmente grande y en su centro histórico se encuentran los monumentos más importantes. Algo que facilita la visita a pie, que fue una de las cosas que agradecimos. Para ello hicimos un free tour en munich
con una empresa que nos encontramos en Marienplatz, donde nos divertimos y aprendimos mucho. ¿vosotros hicisteis alguna visita guiada?
Un saludo ^^