Brujas, a menos de 100Km. de Bruselas, y en la región de Flandes, se convierte en unos de los destinos turísticos más codiciados de Bélgica.
Una ciudad medieval recorrida por canales parece tener todos los elementos para “emBRUJAr” a quién la descubre.
Nuestra visita, como os contábamos en las entradas dedicadas a Bruselas, la realizamos desde allí en tren. De hecho, en el mismo día aprovechamos un billete combinado en el cual puedes ir a Gante y Brujas, algo, por cierto, que no recomendamos bajo nuestra experiencia, dado que ambos lugares son preciosos y dignos de pasearlos con tranquilidad. Gante fue nuestra primera parada, justo hasta después de comer, y después viajamos a Brujas (habría sido perfecto dormir aquí y disfrutar más tiempo de la bonita estampa nocturna de la ciudad).
Además, dado que los horarios no se extienden demasiado, no llegamos a tiempo de entrar a algunos lugares que nos habrían gustado. No es que Brujas necesite mucho tiempo, pero al menos sí nos parece que sería ideal tener un día completo para dedicárselo.
Para los que estéis pensando en ir más de un día, existe la tarjeta Brugge City Card, un pase que te permite visitar sus museos y otros lugares de interés por una tarifa única. Os dejamos el enlace para quién pueda interesar (tarda un poquito en cargar).
Brujas también es conocida como la Venecia del Norte. Sus canales, con las casas formando la rivera del río, son uno de sus grandes atractivos, se utilizan actualmente por embarcaciones turísticas, siendo ésta una de las atracciones más románticas para los visitantes.
Algo de Historia...
Los canales de Brujas son responsables también de la trayectoria histórica de esta ciudad. Brujas ya existía mucho antes del s.XII. Pero fue a principios de éste, cuando se produjo lo que en principio parecía un desastre meteorológico. Una impresionante tormenta trajo lluvias torrenciales. Así, el pequeño arroyo que llegaba a Brujas se convirtió en un caudaloso canal con salida directa al mar y supieron aprovechar esta circunstancia para dar un giro a su situación.
Desde el s.XII al s.XV, Brujas se convirtió en un centro de comercio internacional, grandes barcos desde diversos puntos del mapa llegaban a la ciudad: Escocia, Italia, España… El Mediterráneo se acercaba a Brujas y, con ello, el comercio de más de un sector.
Esto atraía a diferentes personalidades que veían grandes oportunidades en la ciudad. Y, mientras tanto, entre idas y venidas de la Historia, y a pesar de algunas de ellas, Brujas seguía en pleno esplendor. Contribuyó a esto la llegada de artistas e intelectuales, que se vieron atraídos por el lugar cuando se instaló la Corte de los Borgoña en la ciudad. Aunque no duraría demasiado.
En el mismo s.XV, aparte de problemas políticos, Brujas se encontraba con la agonía del canal, que daba muestras de empezar a no ser apto para ser navegable por las grandes embarcaciones, que se llenaba de sedimentos.
Así que, de aquí en adelante, Brujas fue viendo partir a la corte, a los artistas, a los financieros, comerciantes… Se fue apagando lentamente, mientras que las actividades comerciales se desplazaban a Amberes, donde su puerto se convertía en heredero de lo que Brujas dejaba atrás.
Y así pasaron los siglos, y Brujas pasó de ser esa gran ciudad a ser una de las más empobrecidas del país, que no despertaría hasta el s.XX, cuando el turismo mostró interés por este lugar.
La restauración y atención se puso sobre ella y, a principios del s.XXI, la UNESCO la declaraba Patrimonio Histórico Artístico.
Hoy por hoy, Brujas es un paseo de los que uno no quiere prescindir y dónde podéis encontrar:
MINNEWATER: Lago del Amor y sus leyendas.
Si llegáis en tren a la ciudad, de camino al centro, lo primero que os encontraréis será el Minnewater, traducido como Lago del Amor, que dicho así, ya suena totalmente evocador. Así, el primer contacto con la ciudad ofrece una preciosa imagen.
El lago tiene un puente del s.XVIII, que dicen que si lo cruzas con tu pareja conseguirás el amor eterno. No se andan con chiquitas a la hora de las supersticiones…
Si os preguntáis la historia de este lago, podréis encontrar diferentes respuestas y leyendas… La más razonable se encuentra en que es un lago que se empleó para dosificar las aguas que nutrían al canal, para que éste no se desbordase. Las leyenda dice que una joven llamada Minna, cuyo padre no aceptaba la relación con su amado huyó a refugiarse en el bosque, pero allí falleció y cuenta que el chico la enterró justo donde hoy se encuentra el lago.
Los cisnes pueblan Brujas, los encontraréis navegando por el canal o en el lago. Dicen que hace siglos, el pueblo mató a uno de los administradores de la ciudad, cuyo apellido, traducido, significaba “cuello largo”. Así que, el castigo que les impusieron fue alimentar, de aquí a la eternidad, a los cisnes que habitaran la ciudad. Y alimentados se los ve, porque se deben reproducir a la velocidad de la luz… Lo cierto es que contribuyen a transmitir esa sensación bucólica que desprende Brujas.
BEGINHOF: el Beaterio de las Beguinas
Hasta que no viajamos a Brujas, esto de las beguinas, la verdad, igual queda mal reconocerlo, pero no nos sonaba de nada.
A la entrada de Brujas, desde la estación y detrás del Minnewater, se encuentra el beaterio de Brujas, atravesando la puerta verde sobre el muro blanco al otro lado del pequeño puente.
El Beaterio de Brujas data del s.XIII y estuvo ocupado por las beguinas hasta finales de los años 20. Hoy lo ocupan unas monjas benedictinas. Pero se puede entrar en su interior, tras cruzar el puentecito de piedra y adentrarse en una plaza de casitas blancas, un jardín verde y un silencio impresionante. En su interior se puede visitar la casa de la beata.
Las beguinas eran un grupo de mujeres laicas que se agruparon y dedicaron a la ayuda y espiritualidad. Un movimiento probablemente provocado por la situación en la que se encontraban numerosas mujeres en una sociedad complicada para ellas, con problemas para la subsistencia en un mundo en la que eran dependientes de los hombres, que fallecían generalmente antes que ellas (estaba formado por solteras y viudas).
LA TORRE BELFORT (Torre del Campanario)
Es imperdonable pero llegamos tarde para poder subir y contemplar desde allí las que dicen que son unas impresionantes vistas. Sabíamos que la subida implicaba unos “cuantos” escalones, pero estábamos dispuestos… y no llegamos ¡Hay dolor en estas palabras!
Y es que esta torre es un símbolo emblemático de la ciudad. Cuando tocaban las campanas era para llamar a sus habitantes a que acudieran a la plaza e informarles de las nuevas leyes desde el balcón, o para avisarles de una ofensiva o incendio. Construída en el s.XIII, es la protagonista del perfil de la ciudad con sus 83 metros de altura.
La torre sufrió un importante incendio en el s.XIII; en su interior se hallaban los archivos municipales y se perdieron en parte, aunque aún se conservan parte de ellos. Tuvo que ser reconstruida.
Esta torre está considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y se encuentra en el Grote Markt o Plaza Mayor de Brujas, sobre el mercado cubierto.
GROTE MARKT: la plaza del Mercado
Palpita en esta plaza Brujas. Dibujada por un conjunto arquitectónico medieval de color, llena de locales de restauración, turistas, calesas, el suelo adoquinado y una estatua en el centro que rinde homenaje a dos habitantes de Brujas que destacaron por su papel en la Batalla que se produjo en Brujas, en el s.XIV, contra la ofensiva francesa.
Curiosa manera tenían de localizar a los franceses, yendo una noche de casa en casa buscándoles y obligándoles a decir una frase en su idioma, delatándoles el acento. Este hecho se conoció como los Maitines de Brujas.
La Torre Belfort, de la que os hablábamos, es la protagonista de esta plaza, junto con el mercado cubierto donde principalmente se comerciaba con lana.
Curiosa manera tenían de localizar a los franceses, yendo una noche de casa en casa buscándoles y obligándoles a decir una frase en su idioma, delatándoles el acento. Este hecho se conoció como los Maitines de Brujas.
La Torre Belfort, de la que os hablábamos, es la protagonista de esta plaza, junto con el mercado cubierto donde principalmente se comerciaba con lana.
PLAZA BURG: en busca del ayuntamiento más antiguo de Bélgica
Siguiendo la calle Breidelstraat, que sale desde Grote Markt, se llega a la Plaza Burg.
El ayuntamiento de Brujas se encuentra en esta plaza, el ayuntamiento más antiguo del país, un edificio gótico. En ese emplazamiento anteriormente había una fortaleza construida para luchar contra los vikingos.
Esta bonita plaza alberga además el Palacio de Justicia y la Basílica de la Santa Sangre. Esta basílica ha conseguido permanecer en pie por el “tesoro” que alberga. Eran dos capillas del antiguo castillo de los Condes de Flandes. En su interior hay un pequeño recipiente que dicen que alberga la sangre de Cristo, recogida por su tío desde abajo de la cruz.
Nosotros, por un problema de horarios, no pudimos entrar y nos tuvimos que conformar con ver la Basílica desde fuera.
LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR Y LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA
Es la iglesia parroquial más antigua de Brujas. Se trataba de un templo que no ostentó el título de catedral hasta el s.XIX. Durante toda su trayectoria ha sufrido varias transformaciones y tiene elementos de varios estilos arquitectónicos.
La Iglesia de Nuestra Señora destaca por la altura de su torre de ladrillo, 122 metros. Tardaron dos siglos en construirla. En su interior alberga una escultura de gran importancia artística, la Madonna de Miguel Angel. Otra visita que se nos quedó pendiente y un motivo más, entre tantos, para volver a Brujas.
MUELLE DEL ROSARIO (ROZENHOENKAAIZ): estampa más popular de Brujas
Cuando llegas a este punto, si aun no te has enamorado de Brujas, aquí te será imposible sucumbir a la pasión. La imagen de la ciudad desde este punto es preciosa, romántica, bucólica…
Y es aquí también cuando lamentas no pasar la noche en la ciudad, y poder disfrutar de estos rincones mágicos con el encanto de la nocturnidad.
La mayor parte de excursiones por los canales en barca parten de este punto.
Por supuesto, entre todos estos puntos está el que es, para nosotros, el mayor encanto de este lugar, el paseo por sus calles y sus rincones, los canales que asoman en los laterales, el sonido de las herraduras de los caballos y la cantidad de bicicletas que se cuelan en nuestra memoria y fotografías mientras que se deslizaban por los adoquines. Bicicletas con cierto aire “vintage”, que parecen formar parte de un decorado de alguna novela romántica de hace varios siglos.
No podemos olvidar los detalles de las fachadas, su peculiar forma de acabar los tejados, el ambiente de la calle comercial, ese atardecer sutil en el que se apaga la luz y se encienden las farolas, cuando el color azul y las sombras se funden en ese maravilloso lugar.
Y cuando nosotros tuvimos que acelerar el paso para ir a la estación y volver a Bruselas. Y lamentarnos hasta hoy de no haber pasado una noche allí para disfrutarlo con mayor intensidad.
Empezabamos diciéndolo, Brujas, emBRUJA….
Si queréis saber más sobre nuestra escapada a Bélgica:
Bruselas III ¿Que ver en una escapada?
Gante: una visita llena de encanto
Amberes: más que diamantes...
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