Los palacios suelen ser un gran atractivo turístico, te permiten viajar a otros tiempos, imaginar y acercarte a la historia del lugar en el que están ubicados.
(Editado en 2017, las fuentes se encuentran en funcionamiento desde 13 de abril)
(Editado en 2017, las fuentes se encuentran en funcionamiento desde 13 de abril)
Nosotros, además, somos aficionados a la historia de España, es algo que nos resulta llamativo e interesante, con lo cual nos apasionan las visitas guiadas a monumentos importantes que siempre suelen aportar nuevos conocimientos de una forma distendida y te hacen apreciar, aún más, detalles de la visita que si no hicieras acompañado pasarían desapercibidos. Así que disfrutamos mucho con este tipo de planes como el que os vamos a contar.
Nos acercamos al Real Sitio de San Ildefonso, en la provincia de Segovia (Castilla y León), a tan solo 13 km de la capital y a 80 km de Madrid, donde se encuentra ubicado el Palacio Real de la Granja, en la Sierra de Guadarrama, un enclave espectacular que en las fechas estivales, además, te permite bajar unos cuantos grados la temperatura ambiental. Los reyes sabían muy bien donde ubicar sus lugares de descanso…
El palacio, además, cuenta con unos jardines monumentales muy bonitos cuyas principales protagonistas son sus fuentes y su sistema de alimentación.
Pero vamos a empezar primero por la historia del palacio. De su interior no os podemos mostrar imágenes, ya que no está permitido realizarlas, así que ilustraremos este post con fotografías tomadas desde el exterior al edificio, sus jardines y sus fuentes.
Muy cercano a la zona en Valsaín (a unos 5 km de la Granja) Enrique III construyó el que sería el primer Real Sitio español, la Casa Real del Bosque, utilizado principalmente como guarida y refugio para las monterías que organizaban. Esta casa, con el tiempo, pasó a ser un palacete para, posteriormente, ya en manos de manos de Felipe II, convertirse en un palacio de aires flamencos.
Os preguntaréis ¿Por qué hablar del Palacio de Valsaín si lo que os queremos enseñar es el Palacio de la Granja? La respuesta es sencilla, la historia de uno está vinculada a la historia del otro.
El Palacio de Valsaín gozaba de todo su esplendor cuando en época de Carlos II, en el s. XVII, sufre un incendio que marcó su futuro. En esos años la situación financiera no permitía grandes restauraciones.
Luego llegó en 1700 Felipe V, el primer Borbón de la dinastía, monarca criado en Francia y que se convirtió en Rey de España a sus 17 años. Inicialmente se planteó la restauración, pero quedó tan enamorado de la zona que pocos años después prefirió adquirir la Granja cercana, que se había cedido siglos atrás a los monjes del Parral, donde además había una ermita, y los terrenos aledaños con el fin de construirse su propio palacio. Desde ese instante el Palacio de Valsaín fue quedando en el olvido hasta convertirse en ruinas.
Y así comienza la construcción de este vistoso Palacio de corte afrancesado, como el monarca que lo mandó construir, y que popularmente a veces es llamado como “El pequeño Versalles”. De hecho, los jardines fueron diseñados por participantes de los de Versalles.
Este palacio vuelve a estar vinculado con otro de la zona, el Palacio de Riofrío (palacio de caza), también en Segovia, del que os hablamos en otra entrada y en donde os contamos más de la historia familiar de los monarcas en estas fechas. Os recomendamos su lectura si queréis ampliar más información sobre las idas y venidas de los monarcas, así como su visita.
Felipe V y su esposa Isabel de Farnesio están enterrados en la Colegiata de la Granja, al contrario de la mayoría de los reyes de España, que yacen en la Cripta del Escorial.
El final de la construcción del palacio coincidió con la abdicación del Rey. Felipe V no mostraba gran interés en los asuntos de Estado, dicen que vivía en la melancolía; llegó hasta a abdicar en uno de sus hijos, que murió al poco tiempo. Eso sí, para compensar esto, su esposa Isabel de Farnesio tenía mucho interés en la vida política. Así que el monarca veía en este lugar un escondite apartado del mundanal ruido.
Siendo ya viuda Isabel de Farnesio, ella se encargó de acabar la decoración del Real Sitio. Y así, este palacio cada vez se consolida más en la historia de España. Se convierte en residencia veraniega de la monarquía y se producen eventos de gran índole en su interior. Resaltaremos entre matrimonios y otras cuestiones de Estado una, en 1836, cuando se obliga a restablecer a la Reina María Cristina la Constitución de 1812.
Como parece ser propio de nuestros palacios, éste también sufrió un incendio a principios del s. XX, afectando principalmente a los techos y los frescos que había en ellos.
Os recomendamos la visita guiada a su interior, multitud de estancias y edificios anexos os sorprenderán. El carácter del edificio es barroco, lámparas de cristal de la Real Fábrica de Vidrio de la Granja de interés internacional, la Colegiata, el Museo de Tapices, las obras artísticas que alberga en su interior, todo el conjunto es realmente interesante.
Ahora vamos a los jardines. Esos jardines afrancesados de 146 hectáreas están, como os decíamos, en un enclave maravilloso. En ellos se reparten 26 fuentes ornamentales, que en sus inicios se pretendían hacer de bronce, pero la idea se tuvo que modificar debido a su alto coste, y se construyeron en plomo de manera que así también se evitaría la corrosión. Lo que se hizo fue pintarlas simulando el bronce.
En los jardines podréis observar la pendiente, aprovechando esta estructura se diseñaron los jardines. En la parte más alta, un enorme estanque llamado “El Mar” es el que abastece a las fuentes de agua, las cuales funcionan por presión a través de cañerías y unos 300 surtidores.
Es realmente impresionante ver la fuerza y la belleza que desbordan estas fuentes en funcionamiento. El agua parece enrabietada y escupida con una fuerza impresionante.
Así, en función de las lluvias, cada año el periodo en el que están en funcionamiento es variable. Hay años que no llegan hasta el final del verano o que se abren de forma tardía, aunque existen 3 días en los que se abren 8 de ellas, el 30 de mayo por la festividad de San Fernando, el 25 de julio día de Santiago, y el 25 de agosto, donde encima la entrada es gratuita. (Editado en 2015: En julio de 2015 el funcionamiento de las fuentes está suspendido por las escasas lluvias del año, pero sí se abrirá, como cada año el día 25 de este mes, y se podrán contemplar todas a la vez como es tradición)
De las 26 fuentes las que se ponen en marcha son 8, divididas en dos grupos de 4 (Grupo 1: Carrera de Caballos, Cascada Nueva, Los Vientos y la Fama y Grupo 2: Canastillo, Latona, Baños de Diana y la Fama). En la web de Patrimonio Nacional podéís ver los horario y fechas de las fuentes que entran en funcionamiento, así como los precios de entrada. Salvo los que os hemos señalado, solo se enciende uno de los grupos.
Las fuentes no se ponen simultáneamente en funcionamiento, primero se enciende una, dura unos minutos, se apaga y empieza la siguiente. Un trabajador os guiará con una banderita de España en mano para dirigiros a la siguiente.
Cada una llama la atención, unas por potencia, otras por estampa, otras por fuerza, cada una tiene su propio encanto.
La verdad que lo que es el palacio y los jardines tienen un encanto especial. En verano, se convierte en un lugar para refugiarse de las temperaturas en un ambiente totalmente bucólico. La vegetación que envuelve la zona, junto con el frescor de la Sierra de Guadarrama, especialmente bonita en la vertiente segoviana, hacen de los Jardines Reales un paraje en el que descansar y recapacitar sobre los “listillos” que eran los reyes buscando rincones para residencias reales.
En estas fechas, en los que todos buscamos planes refrescantes, aquí tenéis una alternativa que además tiene un gran valor cultural. Ideal para realizar con o sin niños, apta para todos los públicos.
Si recomendable es visitar los jardines en horarios en los que se pongan en funcionamiento las fuentes, también lo es hacerlo fuera de ellos, donde podréis sentiros casi solos, lejos del tumulto, y perderos como si solo estuvierais allí vosotros. Es otra de esas estampas que merece la pena disfrutar en los Jardines de Palacio.
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