Llevábamos cierto tiempo esperando la oportunidad perfecta para hacer esta pequeña ruta por el entorno natural que rodea a los famosos pueblos de arquitectura negra, en la provincia de Guadalajara.
En numerosas ocasiones, vamos hacia los pueblos de la zona porque nos gusta dar un paseo por allí, comer y relajarnos, pero dado que las protagonistas de esta caminata son dos pozas, con sus respectivas cascadas, merecía la pena esperar a un momento en el que el río bajara con bastante caudal (si queréis ver otra bonita cascada en la Ruta de pueblos Negros, está en Valverde de los Arroyos, pinchar aquí).
Ya lo intentamos hace unos meses, pero en Campillo de Ranas nos avisaron de que las cascadas no llevaban casi agua, ahora podemos dar fe de que es un buen momento para visitarlas si os apetece.
Hay diferentes alternativas para acercárse hasta ellas, nosotros elegimos la ruta que se inicia en el pueblo de Roblelacasa, aunque hay muchos que también lo hacen desde El Espinar.
En general es una ruta bien señalizada, quizá la parte que pueda confundir más, justamente, es al principio de la misma, en el pueblo. Luego durante el resto del trayecto, que principalmente se desarrolla por una pista de tierra no tendréis dudas y, además, irán apareciendo unas balizas blancas y amarillas y un cartel en el punto donde se produce una bifurcación. Aún así, en esta descripción, intentaremos ser lo más explícitos posibles.
Lo positivo de este camino se encuentra en que su distancia es corta, una ruta que se puede hacer con total tranquilidad en una mañanita y os sobrará tiempo, lo cuál es perfectamente compatible con diseñar el día como una jornada de campo, si quereis comer al aire libre, o bien, como un paseo, para luego comer en algún restaurante de la zona.
Partiendo de Roblelacasa, tenéis dos posibilidades, hacer hasta las cascadas y volver, o en la vuelta tomar un desvío que os acercará al pueblo de Matallana (pueblo prácticamente abandonado, que no tiene acceso por carretera).
Una vez lleguéis a Roblelacasa y estacionéis el vehículo, hay que dirigirse a la plaza del pueblo, donde hay una fuente con agua potable, a la derecha de la plaza sale un callejón, cogedlo, os llevará al camino que os saca de la localidad hacia el campo. Si no lo encontráis, no pasa nada, a la ida nosotros tampoco lo vimos, en algún momento veréis una salida hacia el campo, siempre hacia la derecha caminando desde la parte alta de la localidad a la baja.
En esa salida, encontraréis otra fuente. Desde ahí el camino lo marca el propio sendero. El pueblo irá quedando a vuestra izquierda ofreciéndose como una panorámica.
Al cabo de pocos minutos encontraréis una puerta vallada, hay que pasarla y dejarla de nuevo cerrada.
Desde ese momento el itinerario irá discurriendo por el camino que cada vez se irá ensanchando más.
Os recomendamos que, si la haceis en época donde el sol acompaña, os llevéis una gorra y algún protector solar para protegeros. Esta ruta transcurre casi íntegramente por un lugar en el que no hay sombra, la vegetación que os rodee será principalmente de tipo arbusto, pero gozaréis de unas vistas agradables con todo el campo a vuestro alrededor.
Según avanza el tiempo y vuestros pasos, ireis notando que el camino es ágil, casi todo el trayecto transcurre cuesta abajo, en algunos momentos con un desnivel un poco fuerte pero nunca dificultoso (eso sí, luego habrá que subir).
En una media hora más o menos, justo antes de una de las pendientes más fuertes de bajada podréis contemplar el río Jarama y el puente que lo cruza.
Para ir a las cascadas no hay que llegar al puente, de hecho, según vayais bajando encontraréis unas señales en la cuesta que os indicarán, hacia la izquierda si queréis ir hacia las Cascadas del Aljibe, y hacia la derecha (continuando con la bajadita maja) hacia Matallana.
Nuestro primer interés son las cascadas, así que en este momento nos desviamos hacia la izquierda, será a la vuelta cuando decidamos pasarnos por Matallana.
Seguimos hacia las cascadas, una vez que cojáis el desvío a la derecha pasaréis por una pequeña subida con más vegetación, que en nuestra visita estaba un poco enfangada. Pasada esta, continuamos el camino, bastante llano, que en este tramo se vuelve más estrecho, pero nos regala un nuevo compañero de viaje, a nuestra derecha, bastante más abajo discurrirá en paralelo durante un ratito el río Jarama. Este tramo transcurre como a media ladera.
En pocos minutos, veréis una bifurcación, tendremos que ir hacia la derecha, dirección al río Jarama. Es un camino ancho y cuesta abajo.
A unos 100 metros de este desvío, apróximadamente, somos muy malos calculando distancias, deberéis tomar un sendero que sale a la izquierda. Desde este punto, en 3 ó 4 minutos, estaréis llegando a las Cascadas del Aljibe, formadas por el Arroyo del Soto cuando desemboca en el río Jarama.
La imagen es pintoresca y, tanto desde un lado del río, como desde el otro, dónde se puede cruzar si el caudal lo permite, se obtienen unas bonitas imágenes del espectáculo de la naturaleza.
A pesar de tratarse de un día festivo y que coincidía con un puente en la Comunidad de Madrid, no encontramos demasiada gente. Comenzamos la ruta a eso de las 11 de la mañana y una hora después estábamos allí.
Nos quedamos un rato disfrutando del sonido del agua, la imagen, la fotografía y el espectáculo que nos brindan dos animados visitantes, que dejándose llevar por un día plenamente soleado, a pesar de estar a unos 17 grados en la zona, no dudan en quitarse la ropa, toda la ropa, y darse un chapuzón para sorpresa de los que allí estábamos.
Ya habíamos leído que en verano, en la zona, hay gente que aprovecha estas dos pozas para gozar de un refrescante chapuzón, pero no contábamos con encontrarnos a principios de mayo, con las cascadas con el agua abundante y corriente infinita, a dos entregados bañistas.
Tras este ratito de relax, decidimos retroceder sobre nuestros pasos para iniciar la vuelta. Llegamos hasta la bifurcación donde estaban las señales, y un rato atrás habíamos tomado el camino de la izquierda. Si en ese punto quisierais volver, solo teneis que seguir deshaciendo vuestros pasos y afrontar esa subida que al verla no apetece nada.
Tras este ratito de relax, decidimos retroceder sobre nuestros pasos para iniciar la vuelta. Llegamos hasta la bifurcación donde estaban las señales, y un rato atrás habíamos tomado el camino de la izquierda. Si en ese punto quisierais volver, solo teneis que seguir deshaciendo vuestros pasos y afrontar esa subida que al verla no apetece nada.
Nosotros nos dejamos invadir por el espíritu de los pueblos cuasi abandonados y, al ver en la señalización que Matallana está a sólo 700 metros, decidimos ir a verlo. Cogemos camino dirección al puente del que antes os hablamos.
Hasta llegar al puente una cuesta abajo importante dará ánimo a vuestras piernas y miedo a vuestro pensamiento, todo lo que baja… sube....
Luego, una vez que os encontréis a la vera del puente, fijaros que justo debajo de éste se encuentra el anterior puente que cruzaba el río y que ahora ha sido sustituido por el nuevo.
Algunos amantes de la adrenalina, lamentarán no poder cruzar por el antiguo, nosotros damos gracias a la existencia del puente nuevo.
Luego, una vez que os encontréis a la vera del puente, fijaros que justo debajo de éste se encuentra el anterior puente que cruzaba el río y que ahora ha sido sustituido por el nuevo.
Algunos amantes de la adrenalina, lamentarán no poder cruzar por el antiguo, nosotros damos gracias a la existencia del puente nuevo.
Al poco de cruzar el puente el camino que lleva a Matallana saldrá a la derecha. En el suelo encontraréis las marcas blancas y amarillas que os lo señalizan.
Y por un camino estrecho, con un poco de pendiente cuesta arriba y más sombría que el resto del camino, llegaréis al pueblo.
Y por un camino estrecho, con un poco de pendiente cuesta arriba y más sombría que el resto del camino, llegaréis al pueblo.
Para nosotros este desvío es prescindible. Son cosas personales, pero la verdad es que te aporta más pendiente a la ruta y no nos pareció un destino “especial”, nos suelen llamar la atención algunos pueblos abandonados por tener ese halo de nostalgia e Historia perdida, pero éste no nos emocionó.
Históricamente hablando, Matallana es otra de esas localidades que se vió afectada por la construcción un embalse o presa. En este caso fue de la Presa el Vado. Al hacerse, esta villa junto con otras quedaron sin comunicación y, con ello, sin servicios. Posteriormente fue expropiada para reforestar. Con el paso de los años, se mostró interés por rehabilitarla, algunos grupos se asentaron allí y, de forma intermitente, se ha intentado recuperar, pero no se ha llegado a mucho.
Estamos poco tiempo allí y comenzamos la vuelta, los 700 metros cuesta abajo Al rato llegamos al puente, lo cruzamos de nuevo, y desde ese instante, durante 15 minutos más o menos nos enfrentamos a una subidita durilla.
Desde la señal de la bifurcación se indica que para volver a Roblelacasa, hay un 2,7 km más o menos y para ello te marca una hora y algo, parece generoso, pero al ser cuesta arriba, es cierto que la vuelta puede ser más lenta.
A pesar de esa primera subida desde el puente de Matallana hasta un repecho que parecía que nunca se iba a acabar, en general la vuelta se nos hace más corta.
El sol cae más vertical, pero corre una brisa muy agradable (por esa zona las temperaturas son más bajas que en Madrid en esta época del año).
Nos acompaña la cuesta arriba, y cada vez que pillamos un tramo llano eso nos parece una fiesta. Enseguida, en menos de esa hora y diez que marcaba la señal, vemos los tejados de pizarra que destacan entre la vegetación, Roblelacasa asoma al fondo.
Y así acaba la ruta, en la fuente donde casi empezó, rellenando la cantimplora, y con esa sensación que te dejan los buenos paseos en un día de completa primavera.
Es una hora perfecta para irnos a comer, hay hambre y teníamos mesa reservada en el Restaurante la Fragua en Campillo de Ranas, dónde ya os hablamos en esta otra entrada sobre los Pueblos Negros.
La ruta en total, sin incluir Matallana, son unos 7 km más o menos entre ida y vuelta, muy cómoda y ligera a la ida, y un poco más cansada (por no ser llana) a la vuelta, pero es accesible y no presenta ninguna dificultad técnica. Si se añade el desvío a Matallana, sería de unos 8,5 km, más o menos.
Si os gusta pasear por la naturaleza puede resultaros interesante, durante el recorrido no se observa una variedad en el paisaje, pero sí que tienes la sensación de estar adentrándote en el corazón del campo, pastos, olor a resina, ganado, flores de la jara, mariposas, el Ocejón, el Ocejoncillo, los perfiles de las laderas, los sonidos de los pájaros, del agua corriente, los zumbidos de insectos… un buen rato para charlar, pasear, pensar, alejarse de la ciudad….
Hola acabo de echar un vistazo a vuestra pagina, me a encantado toda la información que publicáis, una estupenda información, y las fotografías son extraordinarias, como amante de la fotografía así lo afirmo.
ResponderEliminarFelicidades por vuestro trabajo. No dejéis de hacerlo.
Me a gustado mucho la cascada . Iremos pronto por el calor y después comeremos en el pueblo. Gracias por las explicaciones
ResponderEliminarHola,
EliminarEsperamos que disfrutarais de la escapada, no sabemos como estaría de agua en el mes de agosto si es el mes en el que fuistéis. Si hubiera estado baja de agua siempre es una excusa para poder volver cuando el caudal esté más abundante. Es un paraje muy chulo.
Muchas gracias por leernos y dejarnos tu comentario
Un saludo, ;)