Las populares protagonistas en esta visita son nueve iglesias románicas que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que se encuentran en un excelente estado de conservación. Los municipios en los que se encuentran son Boí, Tahull (2), Barruera, Coll, Cardet, Durro(2) y Erill la Vall.
En nuestra escapada hicimos parada solo en algunos de ellos, y si algo nos llamó la atención, aparte de lo artísticamente reseñable, son las bonitas estampas que ofrecen estos pueblos típicamente pirenaicos rodeados de la vegetación y montañas.
Coll
Se trata de un pequeño pueblo que no llega a los 50 habitantes. Su iglesia Santa María de la Asunción del s. XII es lo primero que te encuentras al acceder por la carretera que lleva al municipio; pegada a ella, el pequeño cementerio. Es complicado encontrar el templo abierto, está algo apartado de la ruta más turística y las citas deben ser concertadas previamente, hemos leído que siendo de las más pequeñas es una de las más bellas.
Por lo demás, sus pocas calles empedradas son el aperitivo del resto de localidades que nos vamos a encontrar.
Durro
En Durro, nada hace presagiar en su aparcamiento que estamos ante un pueblo que apenas tiene 10 habitantes. Sorprende el alto campanario de su iglesia del s.XIII, Natividad de Durro (Mare deu Durro), que es imponente. Sus casas están como encajadas entre ellas, en la ladera de la montaña. Las calles y fachadas no desentonan, empedradas, con los tejados de pizarra y la carpintería de madera de sus puertas y ventanas.
A las afueras de la localidad se encuentra la Ermita de San Quirze. De nuevo el entorno colabora a hacer muy atractivo el lugar, el verde después del campanario de la iglesia, es el segundo protagonista. Merece la pena disfrutar de un paseo por las callejuelas en ascenso desde donde obtendréis muy bonitas perspectivas del lugar.
Tahull
Es el municipio más extenso y poblado. San Clemente de Taull es la primera iglesia que uno se encuentra al llegar por la carretera a la localidad. En este caso, el campanario tiene 6 pisos, y la gente se agolpaba a su alrededor observando la bonita imagen del edificio enclavado entre el verdor del valle. Data del s.XII y tiene gran influencia lombarda. Sus calles, de nuevo, invitan al paseo, llama la atención el colorido de sus balcones con la flores rojizas.
El encanto de este valle se encuentra en todo su conjunto, sus iglesias de campanarios esbeltos que hicieron función de torres de defensa, el acceso al colindante Parque Natural de Aiguastortes, un paraíso para los amantes de la naturaleza en el que nos adentraremos próximamente, el balneario de Caldes de Boí, que goza de unas aguas que proceden de diversas fuentes naturales ricas en minerales, su estación de esquí anteriormente mencionada y el paisaje que todo ello forma... No podemos dejar de recomendaros que, si tenéis oportunidad, lo visitéis.
como este veranito vaya....ya tngo plan!!!graciassss!!!!!!
ResponderEliminargran entrada!!!como siempre!!!1